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Fin de la novela Espero que les haya gustado
Sacó una hoja de papel y se dirigió a su escritorio. Escribió el mensaje tal como lo tenía pensado. La dobló en dos y la volvió a guardar en su bolso de mano.
Fue a hablar con sus compañeros para explicarles la situación y decirles que se tomaría el resto de la tarde libre. Que no iba a volver.
A la hora prevista partió del hospital dirigiéndose a la casa de sus amigos. Llegó quince minutos antes de la dos de la tarde.
-Hola Ruth- le dijo Boris al abrir la puerta. – Entra. Que puntualidad!-.
-Cómo está Sebastian?- dijo Ruth alborozada. –Perdona, hola, cómo estás?. Dónde está el niño-?
-Tati acaba de darle de mamar- le respondió Boris, - supongo que lo estará cambiando para dejártelo todo listo y que no tengas nada que hacer-.
-Qué tonterías dices Boris- replicó Ruth. – Sabes que me encanta ocuparme del niño. Que no es ningún esfuerzo. Cuando lo tengo en mis brazos no puedo evitar ver a mi hijo cuando era pequeño. Es que creo que se parece tanto! Ya se que vosotros no veis ese parecido. Pero a mi me recuerda tanto a él-!
-Es muy pequeño para encontrarle parecidos- replicó Boris, – por lo menos así lo veo yo-.
En esos momentos aparecía Tati en el living. – Hola Ruth- la saludó con un beso, – gracias por cubrirnos-.
-Soy su abuela, verdad?- dijo Ruth con una sonrisa, - es mi obligación cubrir las necesidades de mi nieto-.
-Nosotros tenemos que irnos- le dijo Tati mientras se ponía el abrigo. - Recién le he dado de comer y lo he cambiado. Se ha quedado profundamente dormido. No creo que se despierte en nuestra ausencia-.
-No os preocupéis por nada- dijo Ruth. – Ved tranquilos a tu control. Veo que te sientes muy bien así que no creo que te encuentren ningún problema-.
-Me siento perfectamente- le contestó Tati, – sólo me tiran un poco los puntos al caminar o al sentarme-.
-Es normal en cualquier intervención quirúrgica- le contestó Ruth.
Apenas se habían retirado padre e hija, Ruth se dispuso a efectuar su cometido.
Cuánto tiempo llevaba planeando todo esto? No lo recordaba. Pero había llegado el momento de poner manos a la obra.
El bebé se había quedado profundamente dormido. Hacía tiempo que había dejado de llorar. Todo estaba limpio y en orden. Ruth desplegó el mensaje que había escrito en su escritorio y lo puso sobre la mesa del living. Lo cubrió con un pisapapeles para que no se volara. Sólo le restaba esperar la llegada de Tati y Boris. Se sentó en el sillón con la sensación de que todo estaba como debía estar.
Cuando oyó que el ascensor se paraba en ese piso y se abría la puerta, se levantó rápidamente y se dirigió a la ventana. Abrió ambas hojas y se subió al vano. Respiró profundamente y se arrojó al vacío.
Hola Ruth- dijo Boris al abrir la puerta – ya estamos de vuelta. Pero…. Porque diablos has dejado la ventana abierta. Puede ser dañina para el bebé. Ruth……-dijo gritando mientras se dirigía a la ventana para cerrarla. –Ruth dónde estás?-
Apenas hubo cerrado la ventana escuchó la voz llorosa de su hija que le extendía una carta, – papá, lee esto por favor-.
Hoy he cumplido con algo que era muy importante para mí. Se lo debía a mi hijo
y a mi misma.
Aunque no haya podido ser en el octavo día como marca la tradición
he circuncidado a mi nieto. El decidirá cuando sea grande que quiere
ser, pero yo le he ayudado a estar preparado si opta por ser judío.
También he dicho la oración. Supongo que Dios ha estado de acuerdo.
Ya no puedo seguir en esta vida. Hice todo lo posible, pero estoy
exhausta. Creo que Él va a entenderlo.
Espero que puedan comprenderme. Era mi deber y lo he cumplido.
Sino logran comprenderlo deseo de corazón, que me perdonen. No estoy
arrepentida de lo que he hecho.
Los quiero mucho a todos
Ruth
Aún sigo esperando comentarios. verna.ana0@gmail.com
La dirección de mail que está en la otra novela esta equivocada.