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Hay momentos de nuestra vida en los que pensamos que pasamos totalmente inadvertidos para el resto de la sociedad
Hay momentos de nuestra vida en los que pensamos que pasamos totalmente inadvertidos para el resto de la sociedad. Nuestra mente se encuentra sumergida en preocupaciones, problemas, disgustos... No nos damos cuenta de lo que sucede realmente a nuestro alrededor. Son momentos en los cuales caminamos por las aceras y calles cabizbajos o pensantivos.
Evidentemente que los tiempos que corren no son los mejores, la crisis comienza a ser un reflejo activo en las caras de los transeúntes. Lo cierto es que en cualquier momento puede surgir alguna que otra sorpresa. Quizás sea el calor el culpable de esta revolución. Aunque, sinceramente supongo que cualquier época del año tiene su momento.
Lo curiso es que cuando un día cualquiera caminas hacia la estacion del tren como cualquier otro dia normal y desde un coche alguien conocido (simplemente conocido) te saluda, no te resulta extraño.
Lo que si puede llegar a dejarte fuera de juego, es cuando esa persona que casi puede ser tu abuelo, da la vuelta completa a una rotonda para poder alcanzarte.
-PREGUNTA, ¿Necesitas que te lleve?
-RESPUESTA, No, muchas gracias pero esta a punto de llegar mi tren.
Evidentemente la cara es de asombro total. No debemos olvidar que simplemente es un conocido con el cual uno se saluda cuando coincide por educación y evidentemente por respeto.
En definitiva, pretender recuperar unos segundos de juventud
Pero cual puede ser la sorpresa a tan amable proposicion cuando ves los ojos del caballero y de ellos parecen desprenderse todas las estrellas del universo.
Digamos que muchas personas dirían que son suposiciones maliciosas, pero cuando la insistencia es tal y continua acompañada de esa penetrante mirada y sonrisilla.....
En definitiva, pretender recuperar unos segundos de juventud con dichas artimañas puede llegar a ser satisfactorio para el interesado, pero puede ser que no se haya detenido a pensar en la cantidad de tiempo que se puede perder en estas mini cacería dejando pasar momentos importantes en la corta vida que le puede quedar. También hay que decir que ¡Que le quiten lo bailao!
Como todo en esta vida todo depende del color del cristal con el que se mira...
¿Pero quien no ha vivido alguna vez una situación similar?
Pues ya esta claro, resulta que no pasamos tan desapercibidos, siempre hay alguien que observa.