¿Quieres recibir una notificación por email cada vez que Redacción Ciencia escriba una noticia?
Cincuenta y cinco activistas de Greenpeace de 20 países diferentes eran juzgados este jueves en Francia por irrumpir en la planta nuclear más antigua del país, en un acto de protesta en el que querían poner de relieve los problemas de seguridad de estas instalaciones.
De todos ellos sólo estaban presentes en el tribunal de Colmar (este) tres acusados, dos franceses y un alemán de 73 años.
Uno de los dos franceses, Eddy Varin, defendió la "legitimidad" de la intrusión el 18 de marzo en la planta de Fessenheim, en el este de Francia.
"Hay leyes que no deberían existir, como la que prohíbe entrar en una central para alertar a sus conciudadanos. A veces, es un deber hacer lo que hago. Es legítimo, aunque sea ilegal", declaró el activista.
El otro francés presente en el juicio, Jean-Michel Vourgère, abundó: "no hemos hecho esto alegremente. Por desgracia, para sensibilizar a la gente hay que hacer cosas mediáticamente importantes, para presionar a los políticos".
Entre los acusados hay 21 alemanes, siete italianos y otros de Francia, Turquía, Austria, Hungría, Australia, Israel y más países. Si es necesario, el juicio continuará el viernes, según su abogado, Alexandre Faro.
El tribunal de Colmar deberá determinar si entraron en la planta derribando una puerta metálica de seguridad con su camión, o simplemente forzando un candado, tal y como dicen ellos.
Los activistas han sido imputados por intrusión y "degradación voluntaria en reunión", y se exponen a una pena de hasta cinco años de cárcel.
No obstante, en los casos similares ocurridos en Francia las condenas no han superado los seis meses en suspensión, según el abogado Alexandre Faro.
La de Fessenheim, en servicio desde 1977, es la más antigua de las centrales nucleares francesas, y se encuentra cerca de la frontera con Alemania.
El presidente francés, François Hollande, anunció su cierre para fines de 2016, pero los activistas antinucleares querrían que se clausure antes, y temen además que el gobierno cambie de opinión.