La primera lección fue la celebración de la escenificación de un Referéndum que a pesar de carecer de las bendiciones legales del Estado español, de su empeño legalista y el despliegue policial sin precedentes, se celebró contra todo pronóstico dejando en evidencia al Estado y a su aparato policial.

Desde algunos medios se a filtrado el desconcierto y la desolación de los servicios de inteligencia dependientes de Vicepresidencia del gobierno, cuando no, el enojo de algunos miembros del cuerpo de espías del Estado español.

Según estos, ha demostrado ser muy superior el servicio de inteligencia catalanista al que atribuyen un adiestramiento por parte del servicio de inteligencia israelí (Mossad), algo que ya había difundido de forma confusa e interesada la prensa derechista española.

El desconcierto y la bronca dentro de los servicios secretos españoles debió y debe seguir siendo monumental.

Cuando el día 1 de Octubre se colocaron las urnas y se utilizó un censo conectado a un sistema informático que no había sido detectado por el CIN español, a más de uno le debió quedar la cara a cuadros y más de uno se escondería debajo de la mesa al haber quedado en ridículo ante todo el mundo.

De ahí el monumental cabreo de la policía y la guardia civil, que estaban absolutamente convencidos de que había desbaratado la logística del referéndum, después de morder el anzuelo allanando almacenes e imprentas donde decomisaron simples señuelos con los que fueron engañados.

El ridículo fue monumental y así se entiende que la orden de actuar con toda contundencia a las fuerzas policiales, fuera la respuesta inmediata de una Soraya Sáenz de Santamaría, máxima responsable del CIN, la cual había asegurado en repetidas ocasiones ante los medios de comunicación, incluso con una sonrisa de cierta satisfacción, que en Cataluña no se iba a celebrar ningún referéndum.

La segunda lección, que es continuidad de la primera, es la aplicación del Artículo 155 de la Constitución del 78 que tiene su homólogo en la Constitución alemana.

Pensaba el gobierno y sus aliados, que con la puesta en marcha del susodicho artículo, los catalanistas se pondrían cuerpo a tierra en el mejor de los casos o saldrían a la calle a incendiar papeleras en el peor escenario.

La complicidad solidaria de un pueblo es el arma más poderosa para derrotar al enemigo

Siguiendo los viejos manuales de la CIA, que se usaron durante las dictaduras americanas de los años 70, secuestraron a los líderes de las organizaciones de masas catalanistas, suponiendo que estaba en marcha una operación insurreccional, algo que siempre ha estado y sigue estando en las cortas mentes del CIN.

Pero no sucedió ni lo uno, ni lo otro, entró en escena “En peu de pau” (en pie de paz), una parte de la sofisticada red social del catalanismo, para mayor desconcierto del gobierno y de sus servicios de inteligencia, que pronosticaban una sublevación callejera similar a la de Ucrania, las revoluciones árabes o por lo menos una acampada como las del 15M.

La jugada maestra del destituido presidente Puigdemont, fue la gota que colmó el vaso de la desorientación absoluta y la falta de información fiable de los servicios de inteligencia, que no llegaron a saber cuándo ni por donde salió de Cataluña el presidente de los catalanes.

El inicial desconcierto del gobierno español, le llevó a cometer otro nuevo error al proclamar a los cuatro vientos que el presidente Puigdemont estaba en Bruselas para solicitar asilo político, sin tener la menor idea de lo que sucedería días más tarde.

La imprevisión y la falta de análisis acertado dejaron nuevamente en evidencia a los servicios de inteligencia y al gobierno del Partido Popular, el cual viéndose desbordado dio paso a la conocida táctica de dar palos de ciego a la vez que reculaba y anunciaba la pronta liberación de los Consellers encarcelados y el fin de la aplicación del 155 el mismo día después de las elecciones catalanas.

Días más tarde el malestar creciente entre los miembros del CNI, se hizo patente con la aparición de algunos artículos en medios digitales afines, denunciando la falta de eficacia del numeroso despliegue de agentes del CNI en Cataluña.

A partir de aquí se entiende la actitud de fiscal encargado de la causa contra la mesa del Parlament y en especial su actitud en el caso de su presidenta Carme Forcadell, a la que pretendían convertir en chivo expiatorio de todos sus pecados ante la ausencia del odiado presidente Puigdemont.

Hay dos lecciones que no aprenderán…la de la humildad y la dignidad del pueblo catalán.

@ordosgonzalo

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