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El nacionalismo burgués, ha servido para desatar guerras en todos los puntos cardinales del planeta y su máxima expresión fue el nacionalsocialismo liderado por la Alemania de Hitler, convertido en expansionismo y primacía de la raza
El nacionalismo burgués, ha servido para desatar guerras en todos los puntos cardinales del planeta y su máxima expresión fue el nacionalsocialismo liderado por la Alemania de Hitler, convertido en expansionismo y primacía de la raza.
Pero existe un nacionalismo progresista, incluso de izquierdas y es aquel que abandera la lucha de los pueblos y las naciones oprimidas, contra el colonialismo y el imperialismo.
A modo de ejemplo, citar la defensa de los derechos de los mapuches frente al atropello de las oligarquías criollas de Argentina y Chile, que han ocupado los territorios de los indígenas, les han impuesto su idioma, les han expulsado de sus tierras y se niegan a reconocer sus derechos como nación.
Lo mismo sucede en México, Guatemala, Perú, Brasil o Venezuela.
La defensa de los derechos nacionales de Irlanda frente al colonialismo británico, la de Escocia o la de Quebec…
O la defensa de los derechos nacionales de los pueblos Catalán, gallego y vasco en el Estado español.
Hay pues un nacionalismo expansivo, impositivo y excluyente, cuyo máximo exponente ha sido el nazismo y hay un nacionalismo a la defensiva que pretende salvaguardar los derechos de las naciones.
Y es ese el punto de encuentro entre la burguesía nacionalista y el proletariado de la nación que se siente oprimida.
Y es éste el nacionalismo que se convierte en revolucionario, cuando la clase que asume la dirección del proceso emancipador, es precisamente el proletariado y no la burguesía, tal como sucedió en algunos países en la Segunda Guerra Mundial, con resultados muy desiguales.
Pero no nos llamemos a engaño, la izquierda, en general, no tiene nada claro cuándo y dónde ha de asumir la cuestión nacional, como una reivindicación progresista o revolucionaria y a veces camina a remolque de las burguesías nacionalistas locales, que es lo mismo que ir del brazo del enemigo de clase.
Situados en el Estado español, que es donde se está produciendo el debate, al plantear la burguesía catalana la secesión de Cataluña, las cosas resultan más claras y precisas, a saber:
El capitalismo no conoce fronteras nacionales
- La burguesía nacionalista catalana forma parte (como la gallega y la vasca)de la oligarquía española, por tanto es enemigo de clase del proletariado de todas y de cada una de las nacionalidades y regiones del Estado español.
-Cataluña, forma parte del Estado español y por consiguiente de la Unión europea, del Euro y del espacio Schengen y la burguesía catalana no renuncia ni se desdice de ninguno de ellos, luego mantiene el mismo grado de dependencia de los mercaderes que dominan Europa e incluso agrava esa dependencia al escindirse de sus aliados del Estado español.
-Los trabajadores, el proletariado catalán, no van a encontrar, después de una supuesta secesión, a una burguesía más receptiva a sus reivindicaciones socio-económicas, lejos de ello, van a encontrase con una de las burguesías más cicateras de Europa.
Desde nuestro punto de vista, no estamos ante el derecho a decidir de un pueblo, ya que la cuestión nacional afecta por igual a todas y a cada una de las nacionalidades del Estado español, es más, afecta también, a nuestro entender, al reajuste necesario de Andalucía y Canarias dentro de la Constitución de 1.978.
Por lo tanto la burguesía catalana lo que están planteando es un debate anticipado y desesperado, en beneficio propio (en beneficio de la burguesía catalana), de lo que debe acometerse con serenidad y consenso, es decir, la reforma de la Constitución de 1.978.
Esta salida de tono de la burguesía catalana, tampoco cuenta con el respaldo del resto de las fuerzas nacionalistas, ni siquiera de sectores de esas burguesías, lo que deja al descubierto su carácter egoísta e insolidario.
La proclamación unilateral del Estado catalán, pone en duda la seriedad de su burguesía y provoca un enfrentamiento peligroso entre los ciudadanos de Cataluña, fractura a amplios sectores populares y confunde el ya de por sí confuso cuerpo electoral.
@ordosgonzalo
gonzalo alvarez-lago garcia-teixeiro