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Muchos se preguntan que va a ocurrir con la llamada peste porcina. Con sentido del humor desvelamos los misterios y el futuro de la citada pandemia. Sobre todo para que Dios nos coja confesados
LA PESTE PORCINA
Sabía que esto tenía que llegar. Hasta ahora era una persona “no creyente”, pero las circunstancias me han hecho reflexionar y empiezo a tener dudas existenciales. Todo esto viene a colación por la terrible peste porcina que se nos avecina. La gente no tiene ni idea de las dimensiones catastróficas de la pandemia.
Anoche se me apareció el profeta Jeremías y me anunció el castigo de Dios por la corrupción social. Hablan de paz, pero no hay paz -me dijo el viejo Jeremías. Jeremías me alertó que hay que liberar a los esclavos de la sociedad, que no son otros que la clase trabajadora. En el pasado fue Nabucodonosor II, en el presente son los grandes magnates, las grandes multinacionales. Me dijo que todo no acaba en la peste porcina y ni siquiera en la muerte. Me confirmó que los hombres que llevan el timón del mundo son seres sin escrúpulos y sin sentimientos. Me dijo que los grandes magnates y los grandes banqueros son lo más parecido a los cerdos. Comen y se ceban como tales y viven constantemente impregnados por la mierda. Su corrupción huele a mierda y sus desmanes destilan mierda. La explotación de sus semejantes económicamente inferiores es tan sucia como la mierda. Me dijo que los políticos también son como los cerdos. La mayoría están gordos, porque se comen la comida que debería repartirse entre los demás. Desconocen la ética y después de engañar a los demás, incluso se engañan a sí mismos. Viven constantemente alojados entre la corrupción y la mierda. Y también me explicó que otro de los lugares donde hay grandes marranos es entre los hombres que utilizan las religiones. Se regodean entre la opulencia y el desagravio hacia los más humildes, mientras ellos permanecen lustrosos, sonrosados y cebados.
El profeta me expresó que hemos llevado a tal extremo a la sociedad humana, que la hemos convertido en una enorme piara donde nadie respeta a nadie. La enfermedad es la punta del iceberg. Todo esto es un castigo divino para las personas que aunque lo parecen, no lo son. Es por ello, por lo que la verdad ha encontrado su camino y la palabra de Dios que también es vida y salud, ha dado vida para los justos y mala salud para los injustos. Dios (prosiguió Jeremías) en contra de lo que todos creen es republicano, y por fin ha decidido tomar partido por los desheredados, por los trabajadores y por los más desfavorecidos. Los elegidos, al principio morirán por la gripe, pero el destino real es que a partir del 2010 “Anno Dómini”, todo ese tipo de gente se conviertan en gordos y orondos puercos. El procedimiento será lento y sufrirán una metamorfosis muy gradual. Primero la nariz pasará a ser hocico, luego los pies a pezuñas, las orejas caerán hacia abajo y crecerán y finalmente sus cuerpos engordaran a una velocidad pasmosa, aún a pesar de intentar hacer un régimen severo o ir varias horas al día a un gimnasio caro. Una vez convertidos en cerdo o cerda lo último que perderán será el don de la palabra, por ello será fácil ver por la calle a dos o más cerdos paseando y hablando de fútbol, política o sexo y aunque la mayoría de ellos son campeones en decir sandeces, estupideces y sobre todo, mentiras, pasaran definitivamente a gruñir. En ese momento no se les entenderá nada de lo que digan, pero para lo que tienen que decir, mejor así. Ellos y ellas, es decir, los futuros cerdos y cerdas de físico y de proceder, tendrán la ventajas de los cerdos, ya que nunca morirán viejos y decrépitos, sino jóvenes y rollizos. Se podrán revolcar en la mierda, algo que ya venían haciendo hace tiempo, pero que en esta ocasión será “ad perem literae”. Tendrán orgasmos de treinta minutos, algo que antaño ni en el mejor de sus sueños podían lograr. Pero lo mejor de todo es que estas ex –personas que en tiempos pasados eran lo más sucio, indeseable y abominable de entre los seres llamados racionales, por fin van a tener una utilidad y beneficio primoroso para la humanidad. Se aprovechará de ellos su carne, sus sabrosos jamones, longanizas, morcillas, morro para los aperitivos del domingo, choricillos picantes, manitas, orejas, hígado, riñones y hasta en el caso de los machos, sus testículos; antaño tan simbólicos en su “modus vivendi” y hoy en la sartén. Pero no sólo nos darán para comer sino que también podremos hacer con su piel guantes, maletas, calzado y útiles cepillos.
Es por todo ello por lo que definitivamente me he hecho creyente. Y cuento los días (que se convertirán en gloriosos), para que todos los políticos corruptos, banqueros, religiosos fundamentalistas que niegan la evolución de las especies y magnates, se conviertan lo antes posible en lustrosos cerdos para beneficio de la humanidad. Por lo tanto, las gentes de bien no tenéis que preocuparos, ya que la pandemia no os alcanzará, y la ira divina de Dios se cernirá sobre los que desde el principio de los tiempos han abusado de los más débiles, pobres y menospreciados. Ya lo profetizo Jeremías cuando dijo: Yahvéh os castigará por la violencia y corrupción social
¿Quién puede decir a partir de ahora que Dios no existe?
Es republicano y encima está con el pueblo.
Simplemente, han sido unos cuantos miles de años poniéndonos a prueba.