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Madeira

08/04/2009 08:00 0 Comentarios Lectura: ( palabras)

MadeiraVisitada por personajes ilustres y aventureros a lo largo de los siglos, alabada por la excelencia de su azúcar y sus vinos. Según el mito, Neptuno creó la isla con un poco de lava y un remolino de sal, dando lugar a cumbres inaccesibles y valles recónditos que se convierten en un espectacular reclamo para el turismo mundial.

Madeira es la isla principal de un pequeño archipiélago portugués situado a 32º latitud norte en el océano Atlántico, a unos 1000 kilómetros al sudoeste de Lisboa. Con una superficie total de 796 kilómetros cuadrados tiene su capital en la ciudad de Funchal. Su formación sigue siendo una incógnita. Se cree que surgió tras una serie de erupciones volcánicas que se produjeron durante la Era Terciaria, pero su origen volcánico no se ha demostrado fehacientemente. Cuando la ciencia no halla respuesta, crece la fábula que asegura que no es más que un fragmento no sumergido del legendario continente de Lemuria.

Una serie de volcanes se alinean entre Tristao, al oeste, y Sao Lourenço, al este, formando una cadena de montañas erizadas y cuya altitud sólo en sus extremos desciende por debajo de los 1200 m. Su orografía parece un enorme iceberg de 8.000 metros, de los cuales, sólo los 1.800 últimos sobresalen sobre el nivel del mar. Destacan por su espectacularidad los acantilados surgidos de grandes moles de lava profundamente quebrados.

La única llanura es la de Paúl de Serra, meseta desnuda situada a 1.400 metros de altitud en el centro-oeste de la isla. Bañada por influencias marinas de una altitud subtropical. La isla goza de un clima sumamente templado. El régimen de lluvias es de tipo mediterráneo. Las lluvias caen principalmente en otoño y en primavera en forma de grandes tormentas, mientras que el verano es muy seco. El clima en Madeira es muy cambiante. Al ascender, nos podemos encontrar de repente envueltos en la niebla o totalmente mojados.

Visitantes ilustres a lo largo de la historia

Según documentos encontrados, la isla era ya conocida en la antigüedad por los navegantes fenicios. Se sabe con seguridad que fue descubierta por marinos italianos a principios del siglo XIV puesto que su nombre figuraba ya en los mapas florentinos de los Médicis de 1931. Durante las expediciones marítimas posteriores, dos navegantes, Joao Gonçalves y Tristao Vaz Teixeria, tomaron posesión de la isla en 1419 en nombre del rey de Portugal, Juan I.

Fueron los portugueses quienes le dieron el nombre de "Ilha da Madeira" (isla de madera) por la abundancia de sus bosques. A lo largo de toda su historia ha sido visitada por personajes ilustres como el marino James Cook, el bucanero Kidd o Cristóbal Colón, quien en 1478 llegó a la isla para comerciar con azúcar, y fue en esta isla donde se casó. También disfrutó de sus maravillas la emperatriz Sissí y se convirtió en el lugar de descanso para el político Churchill. A mediados del siglo XIX se convirtió en el destino predilecto de las clases acomodadas de Europa quienes, atraídos por su clima subtropical, se instalaban en casas que los ricos comerciantes ingleses les alquilaban.

La isla era ya muy conocida por sus riquezas en aquella época. La caña de azúcar y el vino han sido hasta nuestros días las mayores riquezas de Madeira. La isla se convirtió en la principal proveedora de caña de azúcar en la época medieval, gracias a la red de acequias que aprovechaban el agua de las cumbres y servían como vías de comunicación.

Esta construcción, llevada a cabo por esclavos suma unos 2.100 kilómetros, con más de cuarenta túneles excavados en la roca viva. Las rutas que les siguen, entre paisajes espectaculares, son uno de los atractivos turísticos de Madeira. La caña de azúcar tan sólo se cultiva ahora para obtener los alcoholes necesarios para la fabricación del vino.

La producción de vino es, en efecto, la actividad principal. Existen cuatro variedades según la altitud en que se planten las viñas: Sercial, el más seco, Verdéelo, semi-seco; Boal; semi-dulce, para acompañar al queso; y Malvasía, dulce, para los postres. Fue a partir de mediados del siglo XV cuando se introdujeron en la isla las cepas de malvasía yde candía. Todas sus variedades disfrutan desde hace tiempo de una gran reputación. La comercialización de los vinos, la efectúan los ingleses, quienes, junto con Estados Unidos, son los principales consumidores.

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La belleza de los paisajes, sus cumbres inaccesibles, la profusión de las flores -fucsias, hortensias, buganvillas, abundan en los jardines, a lo largo de los caminos y alrededor de los campos- y el clima templado convierten a Madeira en un lugar muy apreciado y buscado por los turistas. Actualmente el turismo está en plena expansión y constituye una de las primeras actividades de la isla. Al mismo tiempo contribuye al desarrollo de la única actividad artesana notable: el bordado, cuya finura y gran variedad de motivos gozan de una gran reputación.

De visita por la isla

Exceptuando cruceros organizados o yates privados, la única forma de llegar a Madeira es porvía aérea. Para moverse por ella se pueden utilizar los autobuses públicos, una forma inmejorable de conocer a sus habitantes y su paisaje. En el aeropuerto de Santa Caterina es posible también alquilar coches por un módico precio. Si desea visitar otras islas, un trasbordador enlaza con la isla de Porto Santo a diario. Sale a primera hora de la mañana y regresa a las nueve de la noche. El viaje dura tres horas, y los billetes pueden comprarse en el puerto.

La rúa Corpo Santo es el pórtico del barrio viejo. Allí se combinan los restaurantes con multitud de tiendas de sombreros depaja y telares. Al final de ella, la fortaleza de Santiago, del siglo XVI, alberga un museo de arte contemporáneo.

De visita obligada es el Museo Quinta das Cruces. En él se pueden contemplar losas sepulcrales, ventanas manuelinas, varios escudos de armas y deleitarse con un paseo por su maravilloso jardín. Igualmente es recomendable visitar la villa de Blandy's Garden, a las afueras de Funchal y rodeada de una exuberante vegetación.

En el interior de la villa se puede contemplar una interesante colección de litografías que muestran cómo era la vida isleña en el siglo XIX.

También resulta interesante visitar el pueblo de Monte, zona de veraneo por excelencia hasta los años 40 y lugar donde vivió y murió el último emperador austro-húngaro, enterrado en la iglesia de Nossa señora do Monte.

Si el visitante quiere realizar alguna compra puede recorrer la A dega de Sâo Francisco, en la avenida Arriaga de Funchal, donde es posible adquirir todos los vinos de la isla y realizar catas. Cerca del puerto se halla la Casa do Turista, una tienda-museo, que muestra toda la interesante artesanía de la isla.

El recorrido hacia tierras del interior no deja de sorprender al visitante por su peculiaridad y su belleza. Si emprendemos el viaje hacia el oeste por carreteras de montaña se llega a Santana, un pequeño pueblo que debe su atractivo turístico a sus peculiares casitas triangulares pintadas de vivos colores. Hacia el este se encuentra un recorrido fascinante, la carretera a Porto Moniz, que atraviesa 19 kilómetros de túneles y cascadas.

Uno de sus principales atractivos son los baños en piscinas naturales de lava. Hacia el norte de la isla se pasa por el pintoresco pueblo de Cámara de Lobos. Dominando el pueblo se halla el Cabo Girao, de 580 metros de altura, considerado el segundo más alto del mundo. Tras pasar la Ribeira Brava nos adentramos en el país profundo, escalando la Serra de Agua el panorama es sorprendente. Allí las montañas se encuentran salpicadas de pueblos encaramados y el paisaje es de una riqueza espectacular. Una vez sorteado el espinazo de la isla se llega al pueblo de San Vicente, con unas pintorescas grutas de origen volcánico. De obligada visita es la iglesia parroquial, donde se pueden contemplar frescos que muestran cuál era su aspecto en el siglo XVII.


Sobre esta noticia

Autor:
Julia Moss (73 noticias)
Fuente:
viajes.turismo.hispavista.com
Visitas:
387
Tipo:
Reportaje
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