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La libertad de cada persona acaba donde empiezan los derechos de los demás, pero esto es aplicable a todas las personas. No hay ninguna persona que esté por encima de nadie, aunque un montón de esbirros se lo hagan creer cada tarde
Todos conocemos o hemos oído hablar de la mamarracha, esa persona que se chulea cada tarde en un plató de televisión y se autodefine como “la princesa del pueblo”. Que yo sepa, el pueblo como tal, abarca a la totalidad de personas que habitamos en este país llamado España. Y que yo sepa, a mí nadie me ha pedido mi opinión para saber si me molesta o autorizo a que a esta mamarracha se la califique con ese nombre de “la princesa del pueblo”.
Por este motivo y ya que sus propios esbirros pelotas son los que no le llaman por su nombre y le han puesto ese apodo, yo dentro de mi total libertad, prefiero ponerle otro apodo, “la mamarracha”, que creo que es mucho más apropiado para ella, dada su falta total educación, nulo comportamiento y demás valores de los que demuestra cada tarde carecer totalmente.
Por lo tanto, yo cada vez que digo “la mamarracha”, no la estoy insultando, simplemente la he puesto el apodo que a mí me ha dado la gana dentro de mi libertad. Yo no exijo a nadie que la llame como yo la llamo, pero de la misma manera nadie me va a decir a mí como la tengo que llamar. Y es que perdónenme, pero me es totalmente imposible llamar de otra forma a esta persona tan prepotente, fascista, envidiosa, mala y patosa. ¿Y por qué hago esta afirmación? Aquí va un ejemplo del comportamiento de esta impresentable ayer mismo en su chiringuito de programa.
Massiel, el otro día fue invitada por Telecinco para participar en el debate que hubo después del NO-DO de la mamarracha. Massiel dio su opinión sobre este personaje y sin faltar ni insultar. Pues esta mamarracha, la puso a caldo insultando (que es lo único que sabe hacer) el viernes, pero se debió de quedar con las ganas y ayer lunes volvió a arremeter contra ella, diciendo auténticas sandeces y barbaridades, con lo cual solo demostraba su comportamiento y talante fascista, aparte de un odio increíble hacia todo lo que no le huele a peloteo. Pues por estos comportamientos de este personaje y otros innumerables y mucho peores, se le puede calificar perfectamente de mamarracha y soy generosa, ya que se la podía calificar con otros peores.
¿No es de mamarrachas decir cientos de veces que no va a hablar más del padre de su hija y lleva más de diez años acosándolo a él y a su mujer?
Vamos a recordar también algunos comportamientos típicos de una mamarracha:
¿No es de mamarrachas decir que no se hable de su familia y estar ella misma mencionándola siempre?
¿No es de mamarrachas decir cientos de veces que no va a hablar más del padre de su hija y lleva más de diez años acosándolo a él y a su mujer?
¿No es de mamarrachas estar vendiendo televisivamente y en revistas separaciones y reconciliaciones continuas con su marido?
¿No es de mamarrachas el negocio televisivo que se ha montado ésta a costa de exponer hasta límites insospechados a su hija?
¿No es de mamarrachas vetar a alguien, simplemente porque no opine como tú?
Etc, etc, etc.
Por lo tanto, critíquenme o díganme lo que quieran, pero mientras desde una plataforma televisiva se la esté vendiendo todos los días como “la princesa del pueblo”, yo estoy en mi perfecto derecho de denominarla “la mamarracha”.
Lo siento por los fascistas necios que babosean delante de esta mamarracha y por ella misma, pero guste o no guste, estoy en mi derecho.
Y me gustaría recordar por último una cosa: Fascista no es ningún insulto, es una ideología y por lo tanto un comportamiento y a las personas que quieren acallar críticas e intentar silenciar a quienes les molestan solo demuestran con su comportamiento lo que son: Fascistas. Es así de sencillo, solo hay que coger un diccionario y revisarlo para comprobarlo.