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¿Dildo o crema, qué prefieres?
Ayer vi un anuncio en la tele que me dejó bastante turbado. Bueno, el principio es lo que me dejó loco. Una “tineier”, aparente ella y sin pudor alguno, le dice a su madre que le pica el chumino. Y no acaba ahí la cosa. La mamá le dice que a ella también le pasa, que es normal. ¡Tócate un pie! Y acto seguido más o menos, no recuerdo bien debido a ese momento de delirio mental de un servidor, apa rece la mano de la madre abriendo un cajón (de la mesilla o algo así). Digo delirio porque en esos segundos se me pasaron por la cabeza “cienes y cienes” de opciones que la madre podía tener guardadas en esa cajita de pandora a la que acude rauda y veloz en busca de una solución a tan embarazoso problema. Lo que me pasó debe ser una experiencia parecida a ese momento premuerte en que dicen que se te pasa la vida por delante en un instante. Pues de esas “cienes y cienes” de opciones recuerdo sólo tres, a saber: Primera: Que cogiera el móvil y llamara a su psicoanalista de urgencias. Segunda: Que cogiera un preservativo y se lo pusiera a la hija en el tirante del sujetador y tercera: Que cogiera su dildo personal, reproducción idéntica del aparatejo de Nacho Vidal, y le dijera a la muchachita cómo usarlo para los picores en cuestión. Pero no, resulta que la muchacha tenía literalmente picores. Y la mamá, que ya sabe lo que es el picor ( comezón, escozor, hormigueo, desazón, etc.) de ahí abajo, le da la solución... una crema... una puñetera crema... ¡Vaginesil! Que digo yo: ¿Le quitará realmente los picores, o habrá que acudir a las reproducciones de apéndices del señor Vidal para solucionarlo?