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Javier A. Kuhalainen Munar entrevista a José garcía Peñalver tras la reciente re-edición de su lbro "Hay otra manera de vivir"
Con ocasión de la reciente publicación de la nueva y esperada versión del libro “Hay otra manera de vivir”, en esta ocasión editada por Enki Ediciones en formato digital, es para mí un placer poder plantearle unas cuantas preguntas a
su autor, José García Peñalver.
Y como no, siempre una pregunta es una pregunta, la entrevista tampoco necesariamente seguirá el camino habitual, permitiendo quizás en la articulación del decir de la pregunta y la respuesta, leer entre líneas la esencia de aquello que a todos nos concierne, y que ya en su título nos convoca a plantearnos muchas cuestiones.
Javier Alejandro Kuhalainen Munar: José ¿Cuál es esa otra manera de vivir? parece a primera vista que su posibilidad nos enfrente al menos a un doble camino, a la necesidad de tomar una decisión.
José García Peñalver: Efectivamente. Se trata de una decisión. Una decisión muy particular. Cualquier decisión implica elegir entre varias alternativas; en ese sentido, escogemos un camino determinado. Y también sabemos que “no elegir” es una elección. Es decir, trabajando un poco más estas frases, el sujeto siempre elige y por tanto siempre es responsable. El orden público, la Ley, se sostiene fundamentalmente sobre esa premisa, sobre esa condición necesaria para la convivencia. ¿Habría otra forma “realista” de mantener lo que llamamos la civilización? Obviamente, no. Otra cosa es que nos “rebotemos” frente a la Ley, lo cual habla, dejando entre-dicho, qué posición tenemos frente a la misma.
Esa otra manera de vivir, a la que te refieres, tiene que ver precisamente con esto: con hacernos cargo de lo que nos sucede (o no nos sucede y queremos que nos suceda) Vayamos a la salud. Las personas queremos estar bien, lógicamente. ¿Por qué no estamos bien?, esa es la cuestión. ¿A qué se debe el mal-estar: el dolor, el sufrimiento, la enfermedad? Implicarse en esas preguntas es el primer paso para “curarse”. Estar sano es una consecuencia: el producto efecto de un trabajo de elaboración psíquica. Desde Freud quedó demostrado el axioma fundamental de la clínica de los trastornos mentales o emocionales: todo síntoma posee un sentido el cual se halla estrechamente ligado a la vida psíquica del “enfermo”. Querer saber acerca de este conflicto (psíquico) interno ya es plantearse la vida y la relación con el resto de los humanos de otra manera; una manera más tolerante, más respetuosa…, más humana, de la cual seremos los primeros beneficiarios. A cada cual, si se quiere, en la tómbola de la vida, le toca lo que le toca, pero lo importante es lo que hacemos con ella. Quejarnos sin más y continuar igual, es una decisión. Tratar de cambiar de veras lo que no nos gusta o incomoda, es otra.
Resumiendo: sentirse bien es la consecuencia lógica de sentirse bien con uno mismo.
J.K.: Ya los lectores de la revista conocemos varias facetas tuyas, la de articulista, director de la revista y encargado de su editorial, tu dedicación a la clínica psicoanalítica y su promoción a través de seminarios y cursos, así como la de escritor de este Ensayo sobre Salud y Ética desde la Teoría del Inconsciente, cuya primera edición impresa en papel se agotó en 2009 y que ahora viene a ser completada por este segundo trabajo. Teniendo en cuenta la posibilidad de ocupar, en cada ocasión y según su contexto, una posición diferente, te planteo la primera pregunta en su modo negativo, a saber, ¿Qué se puede responder frente a la afirmación "no hay otra manera de vivir"?
J.G.:”No “ y “Sí” en este sentido son dos respuestas afirmativas; ambas ratifican una certeza. Por una parte, lo que te comentaba antes: que no es del orden de lo posible no elegir; elegir no elegir, es una elección. Además, de otro lado, como bien sabes, la única manera que a veces tienen ciertos productos psíquicos de “ver la luz”, de emerger a la conciencia, es a través de la negación. Por ejemplo, cuando a Freud algún paciente le decía, hablando sobre el sueño que le había relatado, “no vaya usted a pensar doctor que la mujer que aparece allí es mi madre”, Freud anotaba: (casi seguro) se trata de la madre.
¿Posiciones diferentes?..., bueno las que mencionas precisamente tienen que ver con una posición de transmisión, donde la función escritural es primordial. En todos esos “lugares”, como sujeto de la ciencia, soy “ocupado” por el imaginario universal, es decir me dejo atravesar por las palabras en (buena) compañía de los significantes de nuestra excelsa disciplina: el psicoanálisis. Y cundo se está en posición de súbdito frente a saber, la cosa fluye que da gusto. ¿Por qué? Porque el que escribe es…el Otro, como planteaba Rimbaud al expresar que Yo es Otro. Mejor siempre estar en posición de ignorancia frente a la verdad, ¿verdad?.
J.K.: El formato del libro, su título contundente, que abre a la posibilidad de cambio y por tanto a la esperanza, si bien contiene un material de “autoayuda” no se trata de un libro de autoayuda ¿Cuáles son las claves y las referencias en las que el lector podría apoyarse para no desviar su lectura hacia la consideración del libro como una guía, o un manual, al estilo de otras propuestas literarias y “humanistas” de contenido psicológico o pseudopsicológico?
J.G.: Sí, importante observación. Gracias. Nosotros partimos de la base de que el autoanálisis no es posible. Y no lo es porque hay un “punto ciego”, normalmente varios, desde los que evidentemente no podemos ver. ¿Cómo ver desde lo censurado? No se puede ver más allá de lo reprimido, los pre-jucios, de la moral…, de lo que se constituyó en escotoma como respuesta a un no querer saber de ello.
Saber que hay un saber no-sabido por el sujeto rompe esa idea ingenua del autodidactismo o autoayuda. El encuadro psicoanalítico es un ejemplo de cómo debe instituirse el lugar del sujeto supuesto saber, es decir como, de entrada, el saber está en el Otro. Pero curiosamente se trata de un saber muy peculiar y particular: el saber que me concierne, el saber sobre mí. Así que buscar “yo” “mi” saber termina por convertirse en un lío, cuanto menos.
¿Las claves?... Quizás la clave está en esa palabra mágica: aceptar. Y aceptar una serie de consideraciones vitales, solo son unas cuantas, permite adoptar una posición de humildad que favorece precisamente el acceso al saber. La docta ignorancia, en lugar de la pasión por el saber sobre la verdad de la verdad, es una magnífica guía para transitar ese nuevo campo de saber que fundó la teoría del inconsciente: el de un saber no sabido por el sujeto. La Ley del Corazón y el Delirio de presunción son malos consejeros que terminan por conducirnos al abismo de la pre-potencia, que suele ser la antesala de cualquier fundamentalismo ideológico. Teoría, método y técnica, son los pilares que diferencian a la ciencia de la ideología o la religión, por ejemplo. Confío en que la lectura de estas páginas permita situar al lector en esa posición de saber estar para plantarle cara a ciertas cuestiones fundamentales. Como tu planteabas en la introducción, no cualquier pregunta es una pregunta. Bien, por tanto, tampoco de cualquier manera se accede al Conocimiento.
J.K.: Volviendo a la clínica, y desde allí a la necesidad de trascender a lo Social e inscribirse en la Cultura, ¿Cuáles son los hitos que en tu experiencia han marcado la dirección de un camino en el que hoy nos propones este libro?
- La Ley del Corazón y el Delirio de presunción son malos consejeros que terminan por conducirnos al abismo de la pre-potencia, que suele ser la antesala de cualquier fundamentalismo ideológico
J.G.: Interesante. Veamos, el psicoterapeuta en general es un agente social. Como un gestor comunitario, que se encarga de cuidar la salud de la ciudadanía. Así al menos lo contemplamos desde el campo del psicoanálisis. En mi formación “la inscripción social” era uno de los requisitos del candidato a psicoanalista. Inscripción social en el sentido de que además de la labor clínica que nos corresponde, que evidentemente ya es comunitaria, consistía en una actitud de transmisión. Transmisión fundamentalmente apoyada en la escritura. En ese sentido es parte de nuestro compromiso ser también “agitadores” socio-culturales (del deseo) Entonces, ya sabes, lo que nos toca: conferencias, charlas, cursos, talleres, mesas redondas, cineforum… artículos en prensa u otros medios como la revista Enki, … publicaciones y más publicaciones…
J.K.: ¿Qué aspectos provenientes del tiempo y los acontecimientos contemporáneos vienen a ser materia prima para completar la primera edición del libro por esta segunda propuesta?
J.G.: Claro, los tiempos cambian. La sintomatología se transforma con el paso del tiempo; las demandas de atención clínica, también. Te diría que de un tiempo a esta parte, última-mente, las personas están, como expresarlo, más “nerviosas”, más angustiadas, más “desdobladas”… Como hablamos, y tu me sueles confirmar con tu propia experiencia hospitalaria, el paciente, en general acude mucho más demandante, más angustiado. Y, bueno, fundamentalmente de esa clínica cada vez más actual he querido también dar cuenta con nuevos ejemplos clínicos y con un “retoque” en algunos de los contenidos teóricos que sostienen dicha praxis.
Después de algo más de tres años desde la publicación de su primera edición, escuchando los comentarios que me llegan de los lectores, que muchas veces son mis propios alumnos en formación, consideré que algunos apartados que hablan, precisamente, de aspectos paradojales, es decir, genuinamente psicoanalíticos como la depresión frente al triunfo, la necesidad de castigo causada por la culpa, la reacción terapéutica negativa, el otro como prójimo o como gran Otro, y otros aspectos y nociones que inducen a confusión cotidiana como sinceridad, fidelidad, amor, razón, verdad, etc. quizás necesitaban “desmenuzarse”. También he aprovechado para añadir nuevas películas, que siempre son tan ilustrativas a modo de cuasi “casos clínicos” y en general para cambiar expresiones a lo largo de toda la obra tratando de mejorar su comprensión y facilitar la implicación y asociación del lector.
J.K.: ¿Qué nuevos contenidos podemos esperar en esta edición?
J.G.: He adelantado algo de tu pregunta en la anterior. Pero tal vez esta otra me permita desplegarla mejor. Verás, de los 180 apartados incluidos en el índice de la edición en papel, se ha pasado a 200 en la actual. Sin embargo no solo se trata de un añadido sino de una oportunidad para reorganizar el material y tratar de actualizarlo y combinarlo mejor; al menos esa es la intención… consciente. En esta “cirugía” tanto los textos previos al capítulos primero: Apertura e Introducción, fundamentalmente, como el último: El bienestar como decisión y el Epílogo los he “pulido” y presentado con mejor “disposición” para incentivar un poquitín más el cuestionamiento y la reflexión. Si el lector se deja leer puede resultarle una “experiencia transformadora” que, obviamente, debería permitirle seguir trabajándose o iniciar su trabajo personal, es decir su psicoanálisis.
J.K.: Como debutante en el acto de escribir de y desde la clínica, me parece muy interesante el reto de ofrecer al público general un discurso en el que el Psicoanálisis emerge como una realidad. No es infrecuente que la opinión general, e incluso la profesional, lo tache de obsoleto, hermético o anticientífico. ¿De qué manera, sin faltar al rigor, propones acercar al lector al Psicoanálisis?
J.G.: Justamente en ese sin faltar al rigor está el límite. Lo cual no es algo sencillo, como bien sabes. Sin embargo, permíteme que me exprese así, la “intelectualización” del concepto de inconsciente en nuestro “gremio”, es algo que no comparto y me resulta incluso aburrida. Y que conste que mi orientación es lacaniana, que dentro del movimiento se considera la más “sesuda”. Ya se que algunos colegas del campo no estarán de acuerdo pero para mí esa “sofisticación” tiene un umbral de inoperancia y de alejamiento de la clínica. Me interesa más que el psicoanálisis se encamine a ese algo exquisitamente comunitario de lo que el profesor Freud, casi se avergonzaba por lo evidente: todo el mundo tendría que psicoanalizarse, decía tímidamente. Pero estoy completamente de acuerdo en que el analista, para serlo, tiene que seguir todos los pasos necesarios de la formación: formación académica, análisis personal, supervisión e inscripción social; bueno esta última es “sello” de mi propia formación, como te he dicho, y consiste básicamente en la escritura, en el salir ahí afuera y divulgar. Luego, si uno se anima, ya está en condiciones para la trasmisión, sabiendo a demás que el psicoanálisis no se puede enseñar sino aprender.
J.K.: Para finalizar, no puedo dejar de recordar la falta, pues no puede dejar de faltar. En relación al discurrir incesante del deseo y de la falta, te pregunto ¿Qué ha quedado inconcluso en esta segunda edición? o más bien ¿Qué nuevas preguntas se abren en el horizonte de José García Peñalver que representen la continuidad del trabajo profesional y de una nueva escritura?
J.G.: ¡Ah eso seguro!: algo falta. Que no es lo mismo que a uno le busquen faltas, ¿verdad? Decir que ya está todo dicho puede llegar a ser hasta psicótico, ¿no es cierto? ¡Que no falte la (bendita) falta! Que algo no termine de encajar para seguir buscando, para seguir deseando…
J. K.: Muchas gracias, José, por tu disposición a responder a estas preguntas, que no son solo una entrevista.
Javier A. Kuhalainen Munar
Médico Psiquiatra
Colaborador habitual de la Secc. Salud de ENKI y miembro responsable de la misma.
Miembro de la 1ª promoción del Seminario de Formación en Psicoanálisis (2010-2013) impartido por el Gabinete Psicoanalítico Palma.
Sobre la revista Enki: http://www.revistaenki.com
Si desean saber más sobre el libro: http://hayotramaneradevivir.com/
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Comprar el libro en Amazón: http://www.amazon.es/HAY-OTRA-MANERA-VIVIR-ebook/dp/B00DV1DVUQ/ref=sr_1_1?s=digital-text&ie=UTF8&qid=1373710587&sr=1-1&keywords=hay+otra+manera+de+vivir