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Manhunt lo tiene todo para ser una de las grandes series del género policiaco, o uno de esos tostones que no te los comerías ni con chocolate. Tiene ese Don de no crear ninguna trama paralela que no llega a ningún lado, y que en algunos momentos distorsiona la esencia de su propio contenido. Pero deja algún personaje colgando que podría haber dado mucho más juego. De ahí que no juega para nada con la mente del espectador. Te deja todo abierto y con las cartas hacia arriba, llevando a la trama a una situación muy predecible. Tanto en los movimientos del propio protagonista, hasta la resolución del caso, dónde el propio asesino lleva un cartel colgado en el cuello, soy yo, el asesino.
El inspector jefe detective Colin Sutton es uno de los personajes más definidos que he visto hace mucho tiempo. Su lógica viene que, por una parte, es el propio inspector, el real, el que lo construye al propio personaje, y el actor, el cual sabe amoldarse a la perfección a los trajes del inspector. Colin Sutton tiene una habilidad muy humana tanto en la relación con su familia, su hija, y una mujer que se juega mucho dentro de su puesto de trabajo. Y la relación laboral, llegando a desarrollar un instinto muy persistente. De ahí que nos deja el mensaje de la serie, la persistencia. Como si fuera un nuevo sentido que lleva por dentro, y que no es capaz de dejarlo hasta que encuentre su objetivo. De ahí que me viene una pregunta ¿es el detective perfecto o tiene mucha suerte?
Manhunt tiene la esencia de las series británicas, las cuales te deja totalmente satisfecho. Pero si eres de los que te gusta dibujar castillos en el aire mientras la ves, te resultara demasiado simple y plana.
Nota: 6/10 .