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Manual para hacer un buen sexo oral

07/10/2009 16:00 1 Comentarios Lectura: ( palabras)

Para algunos hombres y mujeres, practicarle sexo oral a la pareja es algo espontáneo que no requiere sugerencia alguna. Otros, sienten reparos iniciales que vencen sin dificultad

Dos terceras partes de las mujeres dicen practicarle sexo oral a sus parejas, una proporción similar a la de los hombres que afirman hacérselo a sus mujeres. Es una actividad sexual que, si bien se ha conocido desde siempre, parece tener un lugar muy extenso en la variada gama de actividades sexuales que puede tener una pareja.

Para algunos hombres y mujeres, practicarle sexo oral a la pareja es algo espontáneo que no requiere sugerencia alguna. Otros, sienten reparos iniciales que vencen sin dificultad. Y, finalmente, hay otro grupo de hombres y mujeres que no pueden pensar ni siquiera en la idea de hacerlo.

Como todo lo que tiene que ver con los gustos sexuales -siempre que no suponga una violación de los derechos del otro- cada uno de los tres tipos de personas mencionados merece ser respetada por su pareja.

Requisitos básicos

Se da por supuesto que, como requisito básico, existe una higiene genital diaria mínima. Es adecuado que, además, la actividad sexual sea precedida de un lavado rápido de la zona.

Si se lo vas a hacer a un desconocido, otro requisito será el uso de un preservativo. Eso evitará posibles contagios de enfermedades de transmisión sexual.

Si no te gusta el sabor de los preservativos, puedes utilizarlos con sabores (aunque a algunas tampoco les gustan porque resulta demasiado grasientos). Y si él se niega a utilizarlo, piénsatelo. Si has llegado demasiado lejos con él, ofrécele masturbarle y ya está. Y si tampoco lo desea, lo mejor es que desistas.

También se pueden utilizar los preservativos con la pareja habitual como variación del sexo oral. Pero, probablemente, tu chico prefiera no utilizarlo. Es cierto que los preservativos restan sensibilidad y el sexo oral, por sí sólo, ya procura estímulos menos intensos que otras actividades sexuales.

Zonas sensibles

A la hora de realizar una felación habrá que tener en cuenta que las zonas sensibles del pene son el glande y, sobre todo, la zona del frenillo. Por eso, los estímulos terminarán centrándose en este último.

Primeros pasos

Conviene no ser muy directos. Se puede comenzar acariciando, besando o lamiendo, las zonas adyacentes al pene, como las ingles, después de haber realizado un largo recorrido desde sus labios, pasando por el tórax (incluyendo los olvidados pezones masculinos) y el vientre.

También están los testículos; a algunos hombres les gusta que se los acaricien y beses; a otros, esos estímulos les son indiferentes. Y no olvides el periné, la zona situada entre los testículos y el ano; estará hinchada por la erección del bulbo esponjoso.

A tener en cuenta...

Para practicar una buena felación no es necesario realizar esas penetraciones profundas que muestran las películas pornográficas, en las que el pene parece alcanzar las gargantas de las actrices. No añade placer al acto y puede resultar desagradable, por nauseoso, para las mujeres.

Para algunos hombres y mujeres, practicarle sexo oral a la pareja es algo espontáneo que no requiere sugerencia alguna

No es preciso que el hombre agarre la cabeza de la chica y la mueva simulando los movimientos del coito, aunque el pene está en la boca y no en la vagina. Puede ser muy desalentador para la mujer, que se verá en trance de atragantarse inesperadamente. Hombres: si habéis decidido dejar que os hagan una felación, vuestro papel es pasivo, dejaros hacer; porque en la felación el control lo tienen ellas.

Se pueden utilizar los labios o la lengua para estimular el pene, sobre todo, el glande. Se trata de acariciar, no de ir en búsqueda del orgasmo; ese será el plato final. La lengua puede utilizarse como cuando se saborea un helado, los labios, como un círculo por donde se hace entrar y salir el glande.

Si el hombre no está circuncidado, puedes actuar sobre el prepucio y, también, retraerlo y trabajar sobre la piel del glande directamente, como harías con un circuncidado. Alguna vez lame fugazmente el frenillo para darle a entender lo que le espera.

Si deseas que el estímulo sea mayor, puedes añadir al canal formado por tus labios y lengua, una mano adosada a la boca

Estímulos máximos

Si lo deseas, puedes simular un coito haciendo entrar y salir el pene de tu boca. La lengua actúa como elemento estimulador del frenillo. Y si deseas que el estímulo sea mayor, puedes añadir al canal formado por tus labios y lengua, una mano adosada a la boca. Así, produces estímulos que mezclan la masturbación con el sexo oral. Puedes alternar esos estímulos, con la boca sola, con la mano, la lengua, la boca otra vez, la boca y la mano juntas, etc.

Puedes añadir a esas acciones el estimular sus testículos o su ano. Negócialo con él antes de empezar. No a todos les gustan los estímulos en los testículos. Y algunos hombres se muestran tímidos a la hora de aceptar que les estimulen su ano, bien sea por temores homoeróticos o por cuestiones higiénicas. Si quieres penetrarle el ano, coloca en tu dedo un preservativo lubricado; el dedo se introducirá mejor y resultará una actividad más higiénica.

¿Cuándo y cómo llegar al final?

La expresión de su cara será tu mejor indicador de cuando ir terminando. Pero, recuerda que si deseas llegar ya al final, será más fácil que el chico obtenga su orgasmo utilizando el canal formado por los labios y la mano a la vez, que la boca sola.

Pese a todo, es posible que el hombre con el que estás sea incapaz de sentirse adecuadamente estimulado de ese modo; no tengas reparos en terminar la sesión con la mano exclusivamente.

Deberéis haber acordado qué hacer con el semen cuando él llegue al orgasmo. Si no te importa que eyacule en tu boca, ni tragarlo, estupendo; no hay que hacer nada especial. Pero si no importándote lo primero, lo segundo ya no te apetece tanto, no salgas corriendo al baño para deshacerte del semen de tu boca, es descorazonador.

Ten a mano una toallita o un pañuelo y escupe el semen sobre ellos. Recuerda que el hombre obtiene placer por todo lo que le has hecho, pero que te tragues su semen no le añade goce. Y si tampoco te hace gracia recibir el semen en tu boca, acuerda una señal con él y cuando la veas, separa tu boca y continúa estimulándolo con la mano. Así, cuando él eyacule, su semen irá a donde hayáis acordado: a la cama, al suelo, o a cualquier parte de tu cuerpo.

¡Ah! No olvidemos que las eyaculaciones faciales, que tanto han puesto de moda las películas pornográficas, no es algo que fascine a todas las mujeres, precisamente.

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Sobre esta noticia

Autor:
Andreitas (42 noticias)
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Gilwellian (08/10/2009)

Andreitas, lo tuyo es patológico, ¡pero no veas como me encanta leer tus artículos!