Vale que sus orígenes hayan sido humildes, incluso pobres y miserables, pero ha tenido tiempo a educarse y ubicarse en el planeta y no dedicarse a hinchar las pelotas a todo bicho viviente.

Sin ir más lejos otros muchos “niños de la calle” triunfaron en el deporte de “patear la bola” y no le patearon la cara a nadie, por ejemplo “Pelé”… sin ir más lejos.

Vale que se pueden cometer errores en la vida, presumió de haberlos corregido y superado de la mano nada más y nada menos que de Fidel Castro en Cuba, para caer de nuevo a la vuelta de la esquina…se puede ser más boludo? Se puede ser más imbécil?

Un individuo con sus antecedentes de bronco y violento, no debería ser designado responsable de nada en una sociedad seria y este tarado ha sido el seleccionador nacional de Argentina.

Un personaje de estas características debería tener vedado el acceso a cualquier cargo público y sin embargo está aupado y arropado constantemente por los medios de comunicación, el aparato del estado argentino y buena parte de la izquierda seudo revolucionaria de América Latina.

Maradona ha protagonizado innumerables escándalos acompañados de violencia física y de violencia moral, que han sido minimizados y relegados rápidamente al olvido, bajo cualquier escusa, siempre inaceptable, pero esgrimida por los medios que parasitan el deporte de “patear la bola”.

“Patear la bola” se ha convertido en un deporte universal que alimenta buena parte del capitalismo, como si fuera una de sus grandes virtudes, cuando en realidad es una de sus grades “cagadas” que sirve para alimentar y mantener la alienación de las masas.

El sano deporte, se ve acorralado por el fanatismo deportivo, el deporte participativo está estrangulado por el deporte competitivo que conduce al enfrentamiento cuerpo a cuerpo y al fanatismo ciego que se cobra víctimas humanas, dentro y fuera de los terrenos de juego.

Sabido es que el dinero compra voluntades, pero no deja de ser vergonzoso

Y por si todo esto fuera poco sus ídolos mediáticos sirven de modelo social a millones de niños y de adolescentes.

Así que una de las mejores medidas para combatir la violencia machista, la violencia doméstica y las actitudes violentas y prepotentes de muchos hombres, pasa por condenar pública y contundentemente a Diego Armando Maradona.

Sin medias tintas, sin rebajar la condena, sin paños calientes, sin complicidad de colegas, sin miedo a los espectadores, a los árbitros, a los aficionados, a la audiencia o a las taquillas.

Maradona no es una caricatura de sí mismo, Maradona siempre ha sido un impresentable, unas veces más moderado que otras, no es la primera vez que agrede a una mujer, a un periodista o a un vecino, lo lleva en la sangre, le viene de nacimiento, es una macarra barriobajero.

En Octubre de 2014 se dio a conocer un vídeo en el que se ve claramente como agrede a su actual compañera, han pasado los años y nadie ha condenado a este personaje, ayer se despertó Madrid con el sonido de las sirenas de la policía y la ambulancia que acudían al hotel donde se hospedaba Maradona.

Al llegar al hotel el dispositivo de emergencias no había pasado nada, todo era un montaje periodístico según Maradona.

Basta ya de complicidades y silencios inmorales, todo aquel que calle se convierte en cómplice de la violencia machista de Maradona.

@ordosgonzalo

Gonzalo   alvarez-lago   garcia-teixeiro