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El Museo de Cerámica de Barcelona inaugura el próximo 16 de junio una exposición retrospectiva de María Bofill, una artista cuya obra se encuentra en diferentes museos y fundaciones del mundo, entre las que destacan el Museo Español de Arte Contemporáneo de Madrid, The Hispanic Society of America de Nueva York o el Museum of Modern Ceramic Art de Japón.
Obra conceptual y evolucionada
La porcelana de Maria Bofill presenta una obra conceptual y evolucionada, vinculada a su entorno inmediato: la zona de influencia del mar Mediterráneo. La retrospectiva de la artista es un reflejo de los diferentes aspectos del paisaje, ya sea real o imaginario, que muestran el interés por el arte y por la arquitectura. La muestra, que permanecerá abierta hasta el 17 de octubre, supera la tradición y evoca atmósferas cargadas de emociones mediante un conjunto de obras minimalistas y elegantes. El proyecto gira en torno a la idea de moldear la porcelana como eje creativo principal.
Por sus dimensiones, las obras que conforman la exposición son piezas de proporción y tamaño abarcables, casi mágicas, que reclaman la atención y desvelan la fantasía y que, por sus formas rugosas y planas, turgentes y ondulantes, rectangulares y cilíndricas, y por su tratamiento brillante o mate, liso o perforado, poseen una sensualidad inquietante y nada habitual.
Cuatro apartados
El trabajo en porcelana y las variaciones de dos formas básicas, el huevo y el bol, centran la exposición de medio centenar de obras que se engloban en cuatro apartados: recipientes con forma de copas o vasos, con leves notas de colores azules, rojos y rosados, que pertenecen a su obra más conocida; los laberintos en el sentido más simbólico, como caminos y lugares que no se sabe dónde empiezan y dónde acaban, espacios compartimentados por pilares, paredes o arcos prácticamente acromáticos, que se cierran en sí mismos y que incitan a la imaginación; y unas arquitecturas trabajadas a partir de muros y paredes que definen ámbitos y que remiten a la idea de casa, de habitáculo, a las casas del alma de la arquitectura funeraria de la antigüedad.
Finalmente, Bofill evoca la Mediterránea con paisajes imaginarios con los que alude a elementos de la naturaleza como el sol, las olas, las islas, los cerros y las sierras con las que crea parajes que, por su poética, inevitablemente remiten a la intimidad y el recogimiento de los jardines Zen japoneses.
Barcelona. María Bofill. Museo de Cerámica.
Del 16 de junio al 17 de octubre de 2010.