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Después de todo la muerte es sólo un síntoma de que hubo vida. Mario Benedetti
Mario Benedetti…como un cielo azul…pero lejano
Después de todo la muerte es sólo un síntoma de que hubo vida.
Mario Benedetti
Por: Pedro Pablo Pérez Santiesteban
No es justamente la pérdida de un hombre lo que enlutece al mundo de la literatura, el periodismo y la poesía. Es la ausencia de aquel caudal que a pesar de sus años, mantenía como agua de manantial: lúcida y fresca., su intelecto y su voz.
Así era la voz del señor Mario Benedetti, de quien en más de una ocasión me he declarado abiertamente admirador, no solo por aquel privilegio que la década de los 90 o finales de los 80 me permitió vivir al poder estrechar su mano, y hablar con él unas palabras, cuando presentó en mi Cuba natal su novela La Tregua. Desde antes ya le admiraba y le leía.
Sus versos llegaban a mí como llega el agua cuando tenemos sed; a devolverme vida, a dejarme en la pura reflexión que mi inexperta juventud de aquella época reclamaba en mis instintos, versos como los de su poema Estado de ánimo:
Unas veces me siento
como pobre colina
y otras como montaña
de cumbres repetidas.
Unas veces me siento
como un acantilado
y en otras como un cielo
azul pero lejano.
Me hacían en aquel entonces pensar en mi yo interior, cuando el ánimo del joven aspirante a escritor quedaba frustrado por las propias adversidades de la vida. Pero lo bello de su poesía, es que justamente se engrandece con el tiempo, y hoy…después de transitar puertos y mares, y haber enfrentado un poco más a la vida, también retomo aquellos versos para verme internamente encerrado en la nostalgia de un cielo azul pero lejano.
También retomo aquellos versos para verme internamente encerrado en la nostalgia de un cielo azul pero lejano
En esta ocasión, no pretendo buscar en la grandeza de su literatura, en ese gran legado, que por dicha dejó para nosotros. Solo pretendo despedirme de un amigo, que nunca supo que lo fue, que nunca supo, cuantas veces busqué en su poesía mi consuelo.
Justo hace muy poco, conmemorando el Día internacional de la poesía, se realizó un concierto a cuatro voces, dónde tuve el privilegio que amigos poetas como Josefina Ezpeleta, Orlando Ignacio Fernández y Odaliz de León, me invitaran a participar con ellos. En ese concierto cada uno de nosotros leyó poemas de nuestra cosecha y de algún poeta de nombre reconocido. Por supuesto que mí elección fue el señor Mario Benedetti. De su autoría leí cuatro poemas, y hoy mí querido ausente amigo Benedetti, no sabes cuánto me alegra y enorgullece haberte dado mi pequeño homenaje en vida… aunque tu amigo nunca lo supieras.
Quizás algún día, cuando otras vidas comiencen a acercarnos, nuestras manos de nuevo vuelvan a estrecharse y yo pueda contarte de mi admiración frente a frente… y quizás, quien sabe, lleve bajo mi brazo un libro de los tuyos…o simplemente declame para ti alguno de tus versos…
ahora veteranos
ya le dimos alcance a la verdad
el océano es por fin el océano
pero la muerte empieza a ser
la nuestra.