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El sector inmobiliario marroquí vive su tercer año de tendencia a la baja, manifestado en el descenso de las ventas de cemento y de los créditos inmobiliarios, aunque la palabra "crisis" todavía no aflore en los labios de los responsables.
Las ventas de cemento, que constituyen el principal termómetro sobre el comportamiento del sector, registraron a finales del mes de abril una bajada del 3, 1 % y otro repliegue del 5, 1 % a finales del mes de marzo, según la última nota mensual del Banco Central de Marruecos sobre la coyuntura económica, monetaria y financiera del país magrebí.
Además, los créditos bancarios otorgados a los promotores inmobiliarios conocieron a su vez una disminución del 5, 1 % a finales del mes de abril y del 3, 5 % a finales del mes de marzo.
A ello se añade la pérdida de 2.000 puestos de trabajo en el sector de construcción en 2013, muy superior a las pérdidas anuales (420 empleos de media) registradas entre 2009 y 2012.
Los operadores del sector critican las dificultades de financiación que afrontan para llevar a cabo sus proyectos o a la hora de otorgar hipotecas a los clientes, así como el carácter fragmentado del sector.
El presidente de la Federación de Pequeños Promotores Inmobiliarios, Ahmed Buhmid, reconoce en conversación con Efe la existencia de una crisis que comenzó a perfilarse desde 2011 y apuntó a los bancos como los principales responsables de esta morosidad al ir restringiendo el número de créditos otorgados.
La crisis se manifiesta especialmente en la vivienda de medio standing, que afecta sobre todo a la clase media, cuyas ventas han bajado sin que por ello bajen los precios, pues los promotores se resisten a proponer ofertas con la esperanza de que lleguen mejores momentos.
En peor estado está el alto standing, casi paralizado, y donde las ventas bajaron un 45 % en los últimos tres años.
Esto hace que en este tipo de viviendas haya un predominio de la oferta superior a la demanda, contrariamente a la vivienda de protección social, que vive una situación inversa, con mucha demanda y poca oferta.
Ante esta situación la clase media marroquí se enfrenta a una realidad que no responde a sus posibilidades: cierre del "grifo" de los bancos para pedir hipotecas y carestía del producto inmobiliario ofrecido (más de 10.000 dirhams ó 900 euros el metro cuadrado en zonas "medias" de las grandes ciudades), que hace que muchos se orienten hacia el alquiler.
Buhmid justifica el alto precio de las viviendas de medio standing por la subida de los gastos de construcción y concretamente el alto precio de los terrenos.
A principios de la pasada década hubo un "despilfarro" en la venta de terrenos con muy bajos precios, critica Buhmid, quien detecta una gran escasez de terreno edificable en el perímetro urbano para este tipo de viviendas.
"El Estado habla de un déficit anual de 171.000 unidades de vivienda pero sin por ello explicar a qué tipo de déficit se refiere" lamentó Buhmid.
Para relanzar el sector, Buhmid propone una agilización en las medidas administrativas (a la hora de otorgar licencias de construcción) y acabar con el "clientelismo" que afecta la venta de terrenos, que hace subir drásticamente su precio.
Otro problema al que se enfrenta el sector es el bajón en la demanda de los "marroquíes de Europa", esos emigrantes que hasta hace poco invertían los ahorros de toda una vida en un terreno o un apartamento en su país de origen.
Víctimas de la recesión y el desempleo que azotan al viejo continente, los emigrantes ya no invierten en cemento, y su retirada también se ha hecho notar.
La situación no parece halagüeña, pero si son tantas las señales negativas "y si los bancos nos cierran el acceso al crédito, ¿por qué no reconocer claramente que el sector ha entrado en crisis?", se pregunta Buhmid.
Artículo escrito por Fatima Zohra Bouaziz
Fuente: efe