Nuestra esperanza media de vida supera ya los 80 años.Y podría ser aún mayor si a las ventajas de disfrutar de un avanzado sistenade salud, sumáramos los beneficios de seguir unos hábitos de vida más sanos. Hablamos de hacer ejercicio, de limitar el consumo de alcohol y tabaco ( o, mejor aún, de abandonarlo definitivamente ), pero sobre todo de seguir una dieta amplia, variada y que priorice los alimentos saludables.

Con los años los alimentos saben menos

Claro que para comer, lo primero es tener apetito. Uno de cada tres mayores no lo tiene demasiado desarrollado. Una de las causas es el consumo de medicamentos, bien porque alteran los sabores o porque, directamente, obligan a eliminar del menú ciertos alimentos. Otro motivo son los problemas con la dentadura ( el 34 % de los encuestados ha más de 10 dientes ). El sedentarismo tampoco ayuda. Ni el tabaco. Pero el factor que probablemente más influya sea la progresiva pérdida de la percepción del sabor de los alimentos según se cumplen años; de ahí sus preferncias por los postres muy dulces o el abuso de la sal en la mesa al cocinar.

Quizá sea éste el motivo por el cual los mayores, a la hora de hac er la compra, prioricen antes el sabor que el hecho que un alimento sea saludable, o que su contenido de grasa o azúcar sea más o menos elevado. Aunque realmente el aspecto que más influye en su compra es el precio del alimento.

La necesidad de vitaminas y minerales no desciende con la edad.

Faltan frutas, verduras y lácteos, sobran dulces.El organismo de los mayores necesita menos calorías.