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El origen de la medicina aparece con los templos de los dioses en la antigua Acadia y se conserva durante miles de años la asociación entre los curanderos y los dioses, costumbre que fue prolongada u exagerada hasta el extremo por los judeocristianos con sus famosos milagros
En plena pandemia, hemos leído y escuchado auténticas barbaridades que generalmente están asociadas en el inconsciente a esta “tradición” primitiva entre religión y salud.
Por eso no resulta nada extraño el negacionismo, las opiniones encontradas de algunos médicos (pocos, pero los hay) con la ciencia y las muy extrañas y diversas proposiciones de algunos gobernantes y sus gobiernos, véase sino el caso de Bolsonaro, Trump, o las manifestaciones de algunos grupos religiosos y su pastores.
Hace miles de años, en el Creciente Fértil, cuando se desconocían las causas de las enfermedades, los hechiceros llevaban una cabra al enfermo, y recitaban un conjuro, con la intención de que la enfermedad fuera trasladada del enfermo a la cabra, si el enfermo no curaba, entonces se sacrificaba a la cabra y a veces al curandero.
Esta suerte de exorcismo primitivo se pondría de moda con la aparición del cristianismo, que también aportaría la milagrería como práctica habitual entre sus fieles.
Este procedimiento ancestral (el de la cabra) fue conservado por los judíos a lo largo de los siglos, dando origen a la famosa frase del “chivo expiatorio”, no hay que olvidar que los judíos eran en su casi totalidad pastores de rebaños, pero hay que tener en cuenta y esto es lo principal, que las enfermedades se consideraban un “pecado”, un castigo divino, tal como se narra en el Levítico 16 del Antiguo Testamento o en Biblia Septuaginta.
No hay que olvidar que los mosaicos (seguidores de Moisés) celebraron con profusión este tipo de prácticas religiosas y que los romanos las consideraban actos de brujería propios de gentes bárbaras, una de las razones, entre otras muchas, que llevaron a Tito Flavio (Vespasiano) a la demolición del Templo de Jerusalén y a la expulsión de los judíos.
La medicina, el curanderismo siempre se asoció a la brujería, por consiguiente a una acción maléfica de los espíritus vengadores o al castigo divino producido por la ira de los dioses.
Dejando a un margen, el mito de Hipócrates, no es hasta Galeno y sus estudios parciales de anatomía cuando se puede hablar seriamente de la medicina separada de la religión, entre otras cosas porque precisamente no se permitía por razones religiosas la disección de los cadáveres y por consiguiente se ignoraba en gran medida los efectos y las consecuencias de muchas enfermedades, lo que llevó a la aparición de los curanderos.
Tarde se descubrió que bacterias y virus se difundían por vía aérea, que al principio se decía que eran ellos los que expulsaban un aire venenoso
Así que no es hasta entrado el Medievo cuando la Universidad de Bolonia comienza a practicar disecciones y estudiar a fondo la anatomía del cuerpo humano (1200-1300) creándose la primera escuela de medicina.
Para aquel entonces los judeocristianos habían extendido por todo el Sacro Imperio Romano la práctica del exorcismo, como método curativo, atribuyendo al demonio y a los animales la causa de toda enfermedad.
Y a ello también había contribuido Galeno, ya que la medicina se mezclaba con la filosofía y las enfermedades se clasificaban en función del los llamados “Pneumas” que no eran otra cosa que “espíritus”, algo que iba muy bien a la religión.
Así que las enfermedades correspondían a tres almas o espíritus:
El espíritu natural o vegetativo, residente en el hígado.
El espíritu vital residente en el corazón.
Y el espíritu animal, residente en el cerebro.
Una auténtica barbaridad que sigue funcionando en muchas sociedades, y que fue la causa de la tremenda confusión entre el alma y el corazón, tratada en mi anterior artículo. (http://es.globedia.com/alma-corazon-alquimia-confusion)
Luego, no es de extrañar que algunos médicos (a mi juicio, pocos, pero los hay) sigan pensando que Galeno estaba en lo cierto y las enfermedades tienen relación directa con el alma de los individuos, más cuando a esto se le suma, que Jesucristo resucitó después de muerto y que dios obra milagros por doquier.
Por suerte, la ciencia, y la ciencia médica en concreto, cada día está más lejos de esos errores y a salvo del fanatismo creyente, pero…la religión sigue alentando la confusión entre el alma, la vida la muerte y la resurrección de los muertos.
Así que de esos polvos, vienen estos lodos.
@ordosgonzalo
gonzalo alvarez-lago garcia-teixeiro