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• Gigantes como Facebook, Apple o Samsung, tras la pandemia, han visto una oportunidad de mercado
Como un internet tridimensional, se podría catalogar al Metaverso, ya que ofrece dos vertientes, una interior a través de la realidad virtual, y otra exterior que con ayuda de la realidad aumentada brinda la posibilidad de conectar la vida física con el nuevo entorno digital.
La interoperabilidad es un aspecto clave para el éxito, que permite a cada usuario disponer de su propia identidad en el metaverso, así como una alta capacidad de exploración y de experimentación.
Hace años, como en Art Futura de Sevilla, ya existían las experiencias de realidad virtual y hasta sensorial, pero esto va mucho más allá, porque se produce una confluencia de fuerzas que nunca habían coincidido. Es el caso del edge computing, el IoT, el 5G, la robótica, los gemelos digitales y especialmente la inteligencia artificial, con conceptos que están asociados a estos mundos. También participa la computación gráfica, ya que uno de los grandes retos serán los metaversos hiperrealistas.
Las grandes marcas como Facebook, Apple o Samsung, tras la pandemia, han dejado de considerarlo como algo de nicho para extenderlo a todo el mundo. Los gigantes han visto una oportunidad de mercado.
La economía y el blockchain en el metaverso
Especialistas de Foster Swiss, consideran que el blockchain intenta eliminar el poder de la web tradicional, sin embargo, todo consiste en saber si el usuario apuesta por esa descentralización, aunque pueda resultar poco eficiente desde diversos puntos de vista. Existirá economía real y, como en el gaming, se podrán comprar créditos con euros o dólares.
El metaverso puede ser público o privado, pero siempre debe ofrecer una economía. Pueden ser criptomonedas, con monederos criptográficos basados en blockchain, tiene que tener su propia economía, algo que ya se está viendo en los videojuegos, donde el 50% de los ingresos se genera en el interior del juego. Sin embargo, son una barrera de entrada para esa economía metaversa. Cualquiera que haya pagado gas en las redes de Ethereum o haya intentado cambiarlo y comprar algo, por el camino ha perdido un alto coste en transacciones, no resulta sencillo para la mayoría de las personas.