De uno, tan reciente su despedida, se ha dicho casi todo. Nunca todo, que la palabra última del escritor la pronuncian sus obras, cada uno de sus escritos. Del otro, también, ahora que hubiera cumplido un siglo si la muerte, desproporcionada e impuntual como tantas veces, no se lo hubiera llevado por delante a los 32, en la madrugada del 28 de marzo de 1942.

Miguel Delibes-Miguel Hernández, difícil decir algo no dicho. Imposible, además, cuando ese es el último empeño de estas líneas que no pretenden otra cosa que tributar, también desde aquí, reconocimiento, redoblar eco, aportar otro minúsculo grano a la montaña de respeto que ambos merecen.

Unidos por la dignidad y la palabra

Miguel Hernández-Miguel Delibes... les une la dignidad y la palabra en su forma distinta de entender la creación, de transmitirla, de hacernos volar a través de formatos también diferentes.

Para quien los ha leído es buena hora para releerlos, la mejor para quien hasta ahora no lo haya hecho. Háganlo. Hagámoslo. No perdamos más tiempo.

Miguel Delibes-Miguel Hernández. Vida larga en uno; muerte larga la del otro. Literatura eterna gracias a los dos.

Sobran las palabras.