Empezaba la corrida con un minuto de silencio con motivo del XXX Aniversario de la muerte del recordado Francisco Rivera "Paquirri" en aquella trágica tarde de Pozoblanco (Córdoba), donde su vida y su bravura como torero es recordada todos lo años por estas fechas. Y ese minuto de silencio, con algo menos de media plaza (mucha gente refugiada en las gradas por amenaza de lluvia), ha sido quizás lo más sentido de una tarde en la que los toros de García Jiménez - de buena presentación - se han cargado el espectáculo. Descastada, mansa, floja y sin raza que ha provocado que el público pitase en el arrastre a todos los toros, y la indignación y el aburrimiento se apoderase en los aficionados que han tenido el mérito de aguantar toda la corrida. Y es que el cartel tenía sus alicientes y uno de ellos, era ver a una terna, que por diferentes motivos, apetecía verla, y sobre todo al sevillano Pepe Moral, que entraba por méritos propios en la feria por su regular y exitosa temporada. Moral tuvo un toro primero, con cierta nobleza pero descastado, - y quizás el más potable de la tarde - que tuvo su mejor momento en el último tercio. Interpretó varias series al natural que tuvieron cadencia y largura. Sobre todo tuvieron torería. Luego el toro no aguantaba su sosería, y se limitó el palaciego a tirar de efectos encimistas para edulcorar un premio. Quizás si hubiera matado, y no pinchado dos veces, hubiera cortado una oreja, Con el cuarto, un toro astifino y con hechuras por encima de la media, Moral demostró que puede lidiar a un toro manso y descastado, que apenas tuvo clase ni condición para que el torero se luciese. Juan del Álamo, recibió con cierta suavidad a la verónica a otro toro sin clase, y que manseó en los primeros tercios. Buen tercio de quites con Galván. En la muleta tuvo momentos buenos con la derecha, y estuvo muy firme y poderoso con es animal hasta que se agotó y no quiso pelear. Otro de "Matilla" que pidió la muerte en toriles para desesperación del salmantino. Con el quinto se repitió el guión y la historia. Además el toro era un inválido, que como estaba la tarde, era motivo suficiente para que la gente se desconectara de la faena y se limitase a bostezar y pedir la hora al vecino de localidad. Con la espada mal. David Galván tuvo un toro falto de raza y fuerzas que tuvo cierta clase toreando a la verónica. Después del caballo, poco o nada dijo en animal en forma positiva. Anduvo por allí, decoroso y digno con algún detalle torero, ante un toro que no tuvo ni emoción ni ritmo. Con el que cerraba esta primera de San Miguel, un toro manso que tuvo cierto peligro, el gaditano demostró firmeza y disposición en la muleta, aguantando miradas y colocándose entre los pitones para demostrar su valor y generosidad ante un toro que merecía menos sacrificio por parte del torero. Y es que la corrida de la "Casa Matilla" ha desesperado a la afición y se ha cargado las ilusiones de una terna que venía con muchas ganas y con la mente puesta en un triunfo que le sirviese para el año que viene. Los de García Jiménez se han cargado esas ilusiones, y quien sabe, el porvenir de una fiesta por carecer los toros de bravura y emoción.

Foto: Cultoro