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El ministro de Asuntos Exteriores rumano, Titus Corlatean, "muy preocupado" por la crisis en su vecino ucraniano, dado que su país se encuentra "en primera línea", presionó el jueves a la OTAN para que refuerce su capacidad militar en el este, en una entrevista con la AFP.
"Rumanía, como frontera oriental de la Unión Europea y de la OTAN, se encuentra en primera línea y estamos muy preocupados por las evoluciones en Ucrania, que tienen serias implicaciones sobre la seguridad internacional", declaró el ministro en esta entrevista.
Unos grupos de separatistas prorrusos ocupan desde el domingo edificios administrativos en el este de Ucrania. EEUU acusó a Moscú de "querer crear el caos" para justificar luego una intervención militar como la de Crimea. "Rumanía pide de forma muy clara y muy firme que Rusia se comprometa de forma más profunda en un proceso de diálogo y evite la escalada", insistió Corlatean.
Antiguo país del bloque comunista que entró en la OTAN hace diez años y en la UE en 2007, Rumanía teme un "contagio" de los acontecimientos de Crimea a toda la región del mar Negro, que podría provocar un acercamiento de Rusia a sus fronteras.
"Rumanía pide de forma muy concreta una redistribución y un desplazamiento hacia el este de la capacidad militar de la OTAN (...) tanto en los ámbitos marítimos, aéreos y terrestres", añadió. Rumanía acogerá a partir de 2015 elementos del escudo antimisiles de la Alianza Atlántica, un dispositivo que provoca la ira de Moscú.
El ministro no quiso desvelar qué posible distribución del despliegue de la OTAN se está negociando actualmente, pero celebró entre otros la llegada de seis F-6 estadounidenses que realizan ejercicios con el Ejército rumano.
"Hemos encontrado un eco favorable ante la UE y la OTAN para que nuestra postura sea muy firme, para detener todo riesgo de contagio hacia Odesa (sur de Ucrania) y más lejos, hacia Transnistria", añadió.
Transnistria, una pequeña franja de tierra de 550.000 habitantes, se declaró independiente en 1990, cuando la URSS se estaba tambaleando, para escapar a lo que percibía como un riesgo de "rumanización" de Moldavia, país vecino de Rumanía. Moldavia había tratado de recuperar Transnistria, pero sin éxito. Una corta guerra que finalizó en 1992 dejó cientos de muertos. A finales de marzo, el presidente moldavo dijo temer una historia idéntica al de Crimea en Transnistria, donde están desplegados soldados rusos.
"Esperamos que el diálogo político prevalezca", indicó Corlatean, quien estimó que Rusia podría dar una prueba concreta de su buena voluntad al participar en una nueva ronda de negociaciones previstas en abril sobre el conflicto en Transnistria. "Es muy importante que estas conversaciones se celebren, incluso con retraso, esto demostraría la existencia o no de una mayor apertura por parte de Moscú", dijo.
Lamentando que el discurso público pusiera principalmente el acento en la dependencia de Europa frente al gas ruso, Corlatean recordó que "la realidad es más compleja porque Rusia también depende del mercado europeo" para vender su producción de gas. "Dirigirse hacia otros mercados no es simple, es un proceso complejo, que implica costes y está en el interés de Rusia prestar atención a las expectativas y exigencias de la UE", añadió.
A diferencia de otros países de la UE, Rumanía es poco dependiente -entre el 10 y el 20%, según los años- del gas ruso para sus necesidades energéticas.
Si bien entiende la prudencia de algunos Estados más dependientes de Moscú para su suministro en gas, Corlatean subrayó que "los grandes principios y los valores fundamentales del derecho internacional no se pueden negociar (...) por motivos económicos". "No hay interés en una confrontación entre Rusia y Europa", pero si Moscú opta por la escalada, "la opción de sanciones económicas por parte de la UE es válida", advirtió.