Desgraciadamente en España todavía existen “gentes” que tienen la creencia que una democracia seria y moderna, ha de pasar necesariamente por “sus conceptos”; de lo contrario no lo consideran democracia.

¿Y quien son esos irracionales? Me puede preguntar alguien. Son aquellos que no admiten más fundamentos sociales que los que ellos predican, y, preconizan la separación de la sociedad de todo pensamiento o idea contraria a sus deseos. Ejemplos: muchos.

Estos irracionales, creen que en España no existe una verdadera democracia, porque la situación actual proviene de un sistema que les obligó a desaparecer de la vida nacional durante cuarenta años. ¡Y claro! Eso no lo pueden aceptar como irremediable, como un pasaje de la historia que no se puede cambiar. Y ahí es donde reside la irracionalidad de esa gentes: en su pasado.

Las Democracias se fundamentan en el futuro de los pueblos, no en sus pasados. El pasado sólo sirve como referencia histórica, y para no cometer los mismos errores..

Las Democracias se fundamentan en el futuro de los pueblos, no en sus pasados. El pasado sólo sirve como referencia histórica, y para no cometer los mismos errores. Voy a poner otro ejemplo:

Supongamos que esos irracionales son capaces de llegar a la beligerancia para conseguir sus deseos “de democracia”. Se pueden dar dos situaciones, las dos igual de terribles.

Primera: que vuelvan a perder, y lo que surja de los vencedores será otra dictadura.

Segunda: que ganen esta vez, e impongan “su democracia”. Que no es ni más ni menos que otra dictadura donde sólo caben sus conceptos políticos – sociales.

Una verdadera democracia, se sustenta en la aceptación de todas las ideas que se contemplan en las Cartas Magnas, no en saldar cuentas añejas y obsoletas, que sólo conducen a la confrontación. Y eso desgraciadamente ocurrió en España en el primer tercio del siglo XX, y parece que vuelve a ocurrir a principios del siglo XXI.

¡Menos mal! Que somos ciudadanos de una Comunidad libre y moderna, y podremos emigrar a otros países de la misma, en donde se pueda vivir sin odios, resentimientos, y mirando hacia atrás sin ira.