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Desde 1994 en que el subcomandante Marcos se alzó en Chiapas contra el gobierno mexicano hasta su retiro público han pasado 20 años y una nueva generación tomó el relevo. No parece sin embargo el fin sino un nuevo principio
El subcomandante Marcos, emblema del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), anunció hace pocos días que enterraba las armas, enigma que los europeos ni tampoco muchos mexicanos, no terminan de explicarse.
Los periodistas hacen cábalas y las agencias internacionales, incluida la BBC, también. Diasporaweb se ha asomado a los medios mexicanos tratando de resolver el enigma porque en Europa, el irlandés Gerry Adams acaba más o menos de hacer cosa parecida aunque en su caso, días después, fue vencedor con su organización el Sin Feinn, al ganar por amplia mayoría las elecciones al Parlamento Europeo en Irlanda.
Parece que el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), obedece a una postura táctica pública del movimiento frente a la situación actual de México y también y no existe ni cansancio ni abandono de sus compañeros, expresaron algunos expertos en el tema. El EZLN se levantó en armas contra el Estado mexicano el 1 de enero de 1994 en varios municipios de Chiapas. Durante tiempo mantuvo sus enfrentamientos con el Ejército, aunque al final entró en un proceso de negociaciones en San Andrés Larráinzar (Chiapas).
En los años 60 cuando el Che Guevara no se veía nada semejante: un guerrillero latinoamericano que atrajera las miradas del mundo y se convirtiera en un ícono global -con la rapidez que proporcionaban los nacientes medios digitales- Una especie de Robin Hood.
Y eso mismo fue lo que ocurrió en 1994 con el subcomandante Marcos, el líder máximo del naciente Ejército Zapatista de Liberación Nacional, EZLN, de México.
El historiador Enrique Krauze, en su libro "Redentores: ideas y poder en América Latina", lo describe así: "Era como si se precipitara sobre nosotros un meteorito, pero no del espacio sideral sino del pasado".
Aunque algún periodista ha dicho que fueron sólo doce días de combate. La presencia del EZLN con su comandante de cara tapada y pipa ganaba cada día una batalla sin disparar un tiro en la sierra mexicana, lo suficiente para atraer la atención mundial.
En su libro "Redentores", el historiador Enrique Krauze argumenta que al EZLN -al que considera casi desaparecido- hay que analizarlo a través del prisma del perfil e ideas del subcomandante Marcos:
"Porque igual que en muchos otros momentos y períodos de la historia mexicana, el neozapatismo fue también, hasta cierto punto, una proyección social de la historia de sus líderes (caudillos, caciques, presidentes)".
Es algo en lo que no está en de acuerdo Augusto (nombre supuesto), un "adherente" del zapatismo, quien ha seguido el movimiento por años. Dice que al principio pudo verse así, porque era Marcos quien hablaba y llamaba la atención de los medios.
He aquí algunas opiniones sobre la muerte en vida del Comandante Marcos. En entrevista con Carmen Aristegui para CNN, Manuel Camacho Solís, excomisionado para la paz en Chiapas, y el analista político Luis Hernández Navarro manifestaron sus interpretaciones del porqué Marcos ya no será la voz del EZLN.
Para Camacho Solís, el movimiento obedece a una protección frente a cualquier sospecha de que el movimiento indígena actuará con violencia ante los hechos recientes de inestabilidad en la zona donde tienen influencia.
“Los del Ejército Zapatista están mandando un mensaje de que su vía no será la violencia, sino que seguirán dedicados a mejorar las condiciones sociales y económicas de las comunidades autónomas, los caracoles; la otra lectura es en relación a la situación política nacional, ellos ven lo que está ocurriendo con las organizaciones narcos y no quieren que se les vincule con los factores externos”.
Para Camacho Solís, también senador del Partido de la Revolución Democrática (PRD), coincide en la interpretación de que el hecho de que Marcos deje de ‘existir’ “no es el abandono de algo”, sino un intento de consolidar todo lo que han avanzado en su territorio y seguir defendiendo las causas que han abanderado”.
Hernández Navarro maneja cuatro aspectos de la ‘desaparición’ del subcomandante Marcos, que más o menos se pueden resumir así:
- Es un relevo generacional, una nueva generación de jóvenes ha llegado al frente de la lucha zapatista y también un relevo étnico en donde hay un nuevo mando, el subcomandante Moisés. Nadie en el seno del EZLN, quiere una lucha interna y menos con las armas.
- Un relevo de clase porque, los que están al frente de la organización, son campesinos pobres no de estilo intelectual o de estudios.
- Hay un relevo conceptual, los campesinos han puesto sobre la mesa un nuevo proyecto que pone el acento en la construcción de la autonomía de los gobiernos indígenas, un proyecto de paz”. Considera el experto en el tema zapatista, Camacho Solís.
A través de un comunicado denominado "En la realidad, Planeta Tierra", el hombre encapuchado manifestó que “el conocido como subcomandante Insurgente Marcos, el "autodenominado subcomandante de acero inoxidable” ya no hablará a voz del EZLN. Sin darse cuenta ya se ha oxidado
Pero, el crítico agrega, el movimiento es esencialmente indígena y aunque Marcos cumplió el importante papel de interlocutor ante la sociedad civil nacional e internacional, ya no es su máximo líder. Y aquí toca un punto incómodo: "tal como yo lo veo, influiría muchísimo que fuera una figura diferente al indígena. Desde la estatura hasta el color de la piel porque si hubiera sido un indígena -ya que entre éstos sí había algunos que hablaban español- no se sabe lo qué hubiera pasado, y el impacto hubiera sido dudoso porque hay que tener en cuenta el desprecio hacia todo lo indígena es enorme. Aquí también existe el racismo".
Se hablaba de su infancia en la ciudad de Tampico, de su radicalización en la universidad -donde estudió Filosofía- sus lecturas de los teóricos franceses (Althusser, Derrida, Foucault), su admiración inconmensurable por el Che Guevara (y se insinúa que de ahí le viene fumar pipa) y sus viajes a Nicaragua y Cuba.
Finalmente, se relatan su entrada en la selva de Chiapas en 1984, con un puñado de correligionarios, que pretendían hacer una revolución como la del Che.
Y surgió la improvisación: según De la Grange y Rico, Marcos cambió su discurso político casi literalmente de un día para otro: desde el primero de enero de 1994. Algo que también ha señalado Enrique Krauze.
Pasó del discurso marxista casi granítico de los primeros comunicados a la variante indigenista que ha caracterizado a los posteriores.
"Sabía cómo llegar a la gente de la ciudad y sabía cómo traducir lo que quiere la gente de las comunidades étnicas".
Finalmente, recuerda que, por ejemplo, los acuerdos de San Andrés no fueron negociados ni acordados con Marcos, sino con los líderes indígenas, que consultaron cada punto con su gente en las comunidades.
En el libro -donde hablan con su padre, profesores, excompañeros de la universidad y de la guerrilla- se hace un recorrido por la vida de quien es popularmente aceptado en México como Marcos, nacido en 1957.
Comités de solidaridad brotaron como hongos por todo el planeta y Chiapas se convirtió en un imán para jóvenes -muchos europeos- en busca de una causa que consideraran justa.
Pero no fue eso algo esporádico: en 1996, en una entrevista con la comandancia del Ejército de Liberación Nacional de Colombia, Nicolás Rodríguez Bautista "Gabino" (luego comandante máximo del ELN) invocó la lucha de los Zapatistas como ejemplo y justificación.
Fue entrevistado por Gabriel García Márquez, saludado por Eduardo Galeano y Noam Chomsk y ponderado por el mejor escritor latinoamericano del momento en temas políticos, Regis Debray, amigo del Che 25 años antes y (antiguo alumno de Louis Althusser; Debray acompañó al Ché en su aventura de Bolivia, antes que los militares con información y ayuda de la CIA lo asesinaran. Regis fue asesor en política internacional del presidente francés François Mitterrand).
En la última entrevista que concedió a un medio de comunicación, publicada en la Revista Gatopardo de México en diciembre de 2007, el subcomandante Marcos se explicó de la siguiente manera a la periodista Laura Castellanos.
La pipa, la cara tapada y una sonrisa fueron la clandestinidad de este guerrillero sui generis que quiso igualar a Che Guevara
"No lo habíamos planeado así, pero eso resultó del alzamiento (...). Se convirtió en un símbolo, pero originalmente el símbolo era el pañuelo rojo atado al cuello. Luego se pasó al pasamontañas. Porque había empezado el tira y afloja de 'que se quiten el pasamontañas los guerrilleros empezando por Marcos y que den la cara'. Y nosotros respondimos: 'bueno, vamos a quitárnoslo en seguida a condición de lo hagan, del ustedes también, o sea los políticos y los corruptos el país entero‘. Y la frase se convirtió en un desafío y las cosas quedaron así".
En su libro "Marcos, la genial impostura" los periodistas Bertrand de la Grange y Maite Rico argumentan que la improvisación fue mucho más allá.
Luego vino, el diálogo. Y entonces emergió con poder la figura de Marcos. El pasamontañas, la pipa, su humor mordaz y finalmente su prosa lo convirtieron en un favorito de la prensa.
¿Y qué hace el gobierno mexicano?
¿Cuál ha sido la postura del gobierno mexicano frente al EZLN? Hace 20 años, tras doce días de combate, la administración del presidente Carlos Salinas de Gortari fue la de ordenar el cese el fuego unilateral.
Luego vendría el proceso de diálogo, que continuaría en el gobierno de Ernesto Zedillo, sin embargo los acuerdos alcanzados nunca se cumplieron.
Este mes, la revista mexicana "Emeequis" publicó un artículo en el que, citando documentos secretos de la Secretaría de Gobernación, se revela que la estrategia de Zedillo y su círculo era "administrar el conflicto", alargarlo y "contener y desgastar" a los zapatistas.
El Congreso aprobó una reforma distinta a lo que estaba establecido en esos acuerdos, algunos más light, en especial de autonomía política indígena. Tal vez lo más grave es que, con esa decepción, van a la Suprema Corte de Justicia de la Nación, que se lava por completo las manos".
Repliegue zapatista.
Después de eso llegó un período de repliegue y silencio, tanto de los zapatistas como de Marcos. En cambio, el EZLN y sus simpatizantes iniciaron "La Otra Campaña". Según lo explica el profesor de la Flacso a BBC Mundo:
"Su lógica es 'nosotros no tenemos que pensar a la izquierda desde arriba, sino desde abajo'. Y desde ese 'abajo y a la izquierda' -nuevo lema- su objetivo es dar a conocer movimientos muy locales que pueden tener los mismos problemas políticos pero que no están interconectados. Es la misma apuesta de los Caracoles, que son, en México, las regiones organizativas de las comunidades autónomas zapatistas. Fueron creados en el 2003 para reemplazar la anterior forma de organización, los Aguascalientes, tras un período de extensa discusión sobre la necesidad de cambiar la relación entre las comunidades, de las comunidades con el EZLN y de las comunidades con el mundo exterior.
Las Juntas de Buen Gobierno (JBG) se forman con representantes de los Municipios Autónomos Zapatistas de las comunidades que forman parte de cada Caracol, sus miembros son rotativos y reemplazables en todo momento. Entre sus tareas está la de coordinar la ayuda y apoyo entre comunidades y distribuir de manera más adecuada la ayuda exterior.".
Se presenta entonces la última salida pública de Marcos: adopta el apelativo de "Delegado Zero" y durante un año recorre los 31 estados de México, más el Distrito Federal, reuniéndose con representantes de esos movimientos.
Luego regresa a Chiapas y no vuelve a salir de las montañas. Al menos de manera visible.
"Invisibilización mediática" A la periodista Laura Castellanos, Marcos le pareció "un hombre muy ocurrente e inteligente. Sobre todo lo que me llamó la atención fue su proceso de autocrítica. Porque una cosa es ser autocrítico cuando estás en la cima, pero cuando estás en un momento de invisibilización mediática, de cuestionamiento, de crítica, no es fácil", declara a BBC Mundo.
La entrevista, publicada como libro en 2008 bajo el nombre de "Corte de caja", es esclarecedora. En ella Marcos hace un balance de todo ese período. Cómo él, su movimiento había pasado de moda. Según su versión, la izquierda tradicional mexicana los apoyaba mientras se quedaran en Chiapas: "había una especie de división del trabajo: 'ustedes hablen allá y escriban poemas (...) y nosotros nos encargamos de la política de los grandes'".
También habló de algunos grupos de solidaridad europeos: "No se atreven a decirlo abiertamente, pero expresaban que el zapatismo ya había pasado de moda, “ya no es como antes, aunque si ya no tiene la atención de los medios, ¿para qué lo apoyamos? (...)”.
Entre lo más interesante de esa entrevista se encuentra su mirada sobre su propio fenómeno. Marcos el ícono. "El atractivo reside en el símbolo, no en uno... porque el misterio, la máscara, atraen todo eso que también fue cultivado por los medios".
También acepta que su figura, magnificada por la prensa, se convirtió en el símbolo del EZLN, sobre todo en los inicios del levantamiento: "sí se dio una sobrevaloración de lo que se podía conseguir usando los medios de comunicación, fue en el 94, cuando el movimiento sí salió a la luz de los medios de comunicación de todo el mundo y ese año transcurrió prácticamente de entrevista en entrevista".
Agrega que si pudiera cambiar algo, sería esa parte mediática. "Hacer un esfuerzo para que se concentrara menos la atención en la figura de Marcos, precisamente en los primeros años. Porque más tarde quisimos remediarlo y ya no se podía".
Escuela zapatista en el Caracol de Oventic, en Chiapas.
Después de esa entrevista, Marcos trató de remediarlo. Se sumió en el silencio mediático. Empezaron entonces los rumores: que estaba gravemente enfermo. Que había muerto, que vivía en Ciudad de México, más exactamente en la acomodada Colonia Roma.
Pero de vez en cuando da señales de vida: a través de cuentos en la Revista Rebeldía o de algunos comunicados. Uno de los últimos, en 2007 o 2008 se titula "Rebobinar 2: de la muerte y otras coartadas" (además de las múltiples posdatas, vuelve sobre asuntos que le son caros, como la muerte. Y regresa al tema de la identidad, del rostro tras el pasamontañas.
"Esto de tomar otro nombre y ocultar el rostro, ¿es para escondernos del enemigo o para desafiar su escalafón de mausoleo, su nomenclatura jerárquica, sus ofertas de compra-venta así sea disfrazadas de puestos burocráticos, premios, loas y alabanzas, clubes grandes o pequeños de seguidores?".
Por lo que pueden verse en el largo comunicado, desde las sombras, la pluma del subcomandante Marcos sigue siendo, sino tan popular y seguida, sí igual de mordaz y lírica
Desde 2003 volvieron a la escena pública con su propuesta de los Caracoles y el buen gobierno: asociaciones de "municipios autónomos zapatistas" (son 29 municipios y cinco caracoles) que, desde entonces, le han dado la espalda al Estado mexicano (a quien llaman el "mal gobierno") y se han dedicado a construir una estructura autosuficiente a todo nivel: económico, de salud, justicia y educación.
Luis Daniel Vázquez, profesor e investigador de la Flacso, cree que para el gobierno federal de entonces actuó -e incluso el anterior- "como si el zapatismo no fuera un problema relevante".
"El zapatismo, por ejemplo, no formaba parte de todo lo que mueve a las policías comunitarias (o autodefensas, muchas de ellas de origen indígena)".
Por su parte, la periodista Laura Castellanos opina que "lo que yo he observado es que la actitud del gobierno siempre ha sido la misma de lo que se considera una contrainsurgencia de baja intensidad".
"Tu no vas a lanzar a los tanques o al ejército a combatir cuerpo a cuerpo o a arrasar comunidades. Pero el Estado, así como lo ha hecho en otras ocasiones, recurre a diversas herramientas para sofocar, dividir, y una de ellas es a través de los programas sociales".
En 2007 la escritora Laura Castellanos también tuvo un encuentro en las montañas con Marcos. Mucha agua había pasado bajo el molino desde 1994.
En 2001, Marcos había tenido lo que algunos consideran su momento culminante, cuando viajó de Chiapas a Ciudad de México en lo que se conoció como la Marcha del Color de la Tierra, con la que buscaban exigir el cumplimiento de los Acuerdos de San Andrés, un documento firmado en 1996 entre el EZLN y el gobierno, que se comprometía a realizar cambios en la Constitución para consagrar los derechos indígenas.
"La última de los enseñanzas de más impacto que tuvo el zapatismo fue la marcha del Color de la Tierra, donde de nuevo salieron, con la transición democrática, del presidente Vicente Fox. Intentan llegar al Congreso de la Unión para pasar los acuerdos de San Andrés y plasmarlos en el acuerdo constitucional correspondiente".
Centenares de extranjeros acompañaron al subcomandante y a sus compañeros en el recorrido de la célebre marcha. Más de un millón de personas los aclamaron en El Zócalo del DF. Allí estaban esperándolo, entre otros, José Saramago, Danielle Miterrand, Manuel Vázquez Montalbán y Alain Touraine.