El Museu Nacional d'art de Catalunya (MNAC) ha recuperado las acuarelas del pintor orientalista Reus Josep Tapiró en la exposición 'Josep Tapiró pintor de Tánger'. La exposición, que se podrá ver del 17 de abril al 14 de septiembre, se compone de retratos y escenas costumbristas de los árabes de la ciudad magrebí de finales del siglo XIX y principios del XX.

Según ha explicado este martes en rueda de prensa el director del museo, Pepe Serra, Tapiró había sido muy conocido en vida (1836-1913), pero una vez murió "su figura se olvidó", y ha añadido que la última exposición del pintor fue en Reus, donde se encontraba esporádicamente y donde se le pidió que expusiera alguno de sus trabajos.

El comisario de la exposición, Jordi Carbonell, lleva los últimos 15 años investigando la figura del pintor desde Barcelona e incluso desde Tánger --ciudad donde Tapiró vivió más de tres décadas hasta su muerte--, y ha dicho que su figura se olvidó en parte porque producía poco y sus obras se dispersaban, y también porque cuando Marruecos dejó de ser una colonia borró rastros de la existencia del pintor, como una calle en Tánger que llevaba su nombre.

Su investigación ha permitido reunir la información necesaria para localizar los cuadros --que según ha afirmado, aún se cotizan alto en las subastas de arte--, desperdigados por todo el mundo, y ha señalado que a parte de los que configuran fondos museísticos, su obra es muy atractiva para los coleccionistas árabes, así como para personas adineradas de Reus.

La muestra, compuesta por 25 obras del artista, en su mayoría retratos de novias, personajes ilustres y santones del Tánger de la época, incluirá 'El santó Darcagüey', obra comprada por 90.000 euros a un colecionista barcelonés con parte del dinero que el museo ingresó a raíz de la boda de la sobrina del magnate Lakshmi Mittal.

A modo de anécdota, el comisario ha explicado que el artista se mudó a Tánger después de la muerte de su amigo Marià Fortuny, y que vivir en la ciudad le permitía acceder a todas las comodidades del progreso de la época, ya que era un enclave geopolítico y comercial, y también era una ventana al Marruecos exótico pero con la seguridad añadida que en la ciudad no se le atacaría por ser crisitano, a diferencia del resto del país.

Ha añadido que sólo producía unos seis cuadros por año, y que los vendía a las galerías de Londres, donde el orientalismo gustaba, "pero con tintes menos románticos o mitológicos que los que se podían ver en las obras francesas".

OBRA ETNOGRÁFICACarbonell ha explicado que su pintura es casi etnográfica, ya que reflejaba con exactitud las tradiciones de los distintos grupos sociales que habitaban el Túnez de la época, y que a diferencia de sus homólogos orientalistas, "él pintaba la realidad tal y como la veía, no aplicaba clichés".

El comisario ha señalado que el hecho de que los musulmanes se dejaran retratar --cuando en su mayoría son iconoclastas-- prueba que estaba bien integrado en esa sociedad, y que los magrebíes confiaban en él.

Junto con la exposición --cuyo coste total asciende a los 130.000 euros--, el museo ha elaborado una monografía del pintor, que será la primera de las que el MNAC editará para "vindicar artistas y ponerlos en valor", según ha señalado Serra.

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