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Se fue Mubarak: ¡que viva Lisbeth Salander!

12/02/2011 03:00 0 Comentarios Lectura: ( palabras)

¿Qué tiene que ver la caída de Mubarak en Egipto con Lisbeth Salander, la mujer que luchaba contra los hombres que no amaban a las mujeres?

El caudal de informaciones que circula libremente a través de Internet, fuera del tutelaje y la censura de los medios tradicionales, y los medios de comunicación que las redes sociales han puesto en las manos de la gente, están haciendo tambalear, con mayor intensidad cada vez, a todos los totalitarismos.

Lisbeth Salander, la heroína de los libros de Stieg Larsson, es una metáfora muy pertinente en ese contexto. Armada sólo con su coraje y su ordenador es capaz de infiltrarse en las redes de todo tipo de poderes y evidenciar sus verdaderas intenciones. Faltaría ahora que fuera capaz de sacarle una buena tajada a los 70.000 millones de dólares en que se calcula la fortuna de Mubarak, sin dejar ningún rastro en ninguna parte. El secreto y la censura son cada vez más difíciles en la era de Wikileads.

Los que veían, veíamos, con cierto escepticismo, los posibles usos de las redes sociales en temas tan serios como las transformaciones sociales a gran escala, ya sabemos que la cosa va en serio. Los poderes y sus maquinaciones van dejando huellas en el espacio virtual y esas huellas se pueden seguir. Y frente a esos poderes, iniciativas que quizá nazcan en los rincones más íntimos de un ser humano, pueden esparcirse casi instantáneamente hasta los cuatro rincones del planeta, y pueden ir sumando voluntades de formas completamente impredecibles.

Es asombrosa la definición que el diccionario de la Lengua Española le da a la palabra virtual: «con propiedad para producir un efecto aunque no lo produzca». Si eso no es poesía, qué es entonces poesía. Es decir, cualquier cosa que en sí misma no produzca ningún efecto, resulta que puede terminar produciendo cosas tan serias como una revolución. Y es en ésa era que vivimos. Estamos casi más a merced de lo virtual que de lo real, pero las consecuencias de esa dependencia son mucho más reales de lo que nos podemos imaginar.

Los poderes y sus maquinaciones van dejando huellas en el espacio virtual y esas huellas se pueden seguir

El más realista hoy tiene que hacerse experto en manipular los efectos «poéticos» de lo virtual porque ése es el camino más eficaz para llegar a la realidad y transformarla. O sea que la poesía, que pretendió ser expulsada de la lógica matemática y científica que ha generado todas estas posibilidades, se infiltró en la Red desde el principio y ahora empieza su revancha. No somos nosotros quienes hacemos la poesía, es la poesía la que nos hace a nosotros.

Y para seguir por ahí, también dan escalofrío los títulos de las Novelas que le dan vida a Lisbeth Salander: «Los hombres que no amaban a las mujeres», «La chica que soñaba con una cerilla y un bidón de gasolina», y «La reina en el palacio de las corrientes de aire». Hay algo de femenino en todo este asunto de La Red.

Posible hipótesis: Un totalitario es alguien que no ama a las mujeres porque la única manera de amar a las mujeres es siendo lo menos totalitario posible. Cuando no se ama a las mujeres se construye una realidad que en cualquier momento será alcanzada por una chica con una cerilla y un bidón de gasolina. Y el medio que hará posible eso a una escala global, esa red social, está gobernado por una mujer que reina en un palacio de corrientes de aire.


Sobre esta noticia

Autor:
Ángel Alejandro David (10 noticias)
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