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Corín Tellado, la reina de la caca rosa, se ha mudado al otro barrio
Vaya por delante que yo no tengo -ni tuve nunca- nada en contra de esta mujer (es más, a mí personalmente me causa indiferencia), pero la noticia de su reciente muerte -primicia telediario de Antena 3- no deja de producir en mi cabeza numerosos interrogantes.
¿Cómo es posible que esta mujer lograra afianzarse en el oficio de escritora a base de ametrallar al público lector con montañas y montañas de infumables y soporíferos bodrios? Sin duda porque la gente las leía, es decir, porque esta mujer, escribiera como escribiera, tenía su público. Y eso es algo que va mucho más allá del mérito, teniéndose en cuenta la calidad del producto ofrecido. Yo diría que casi roza la gesta, que se trata de una auténtica hazaña.
Y claro, todo ello me lleva a una conclusión infinitamente más terrible y angustiosa. ¿Será, entonces, que al público mayoritario le gusta ese tipo de "literatura"? ¿Que la gente, que ya de por sí lee con arduo trabajo las esquelas de los grandes periódicos, considera interesantes excrementos mentales al uso de los que vomitaba esta mujer casi a diario? ¿La peña se traga un infame mojón de sobremesa y piensa que así es -o debería ser- el amor?
Con historias como ésta entiendo por qué tantos y tan grandes genios se pudrieron en la puta miseria sin más reconocimiento en vida que el hambre y la soledad. Van Gogh, Kafka, Baudelaire... y tantos, tantísimos otros.
Es el precio a pagar por lo que crees.