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Once personas murieron en Japón debido a la degradación de sus condiciones de vida tras los dos terremotos que azotaron el suroeste del país la semana pasada, informaron las autoridades.
Según el centro de crisis de la prefectura de Kumamoto (suroeste), la más afectada, estas nuevas víctimas perecieron por problemas circulatorios, falta de sueño o estrés, tras los cambios abruptos que han tenido que soportar debido a los incesantes movimientos telúricos.
Dos fuertes seísmos, acompañados por unas 600 réplicas, sacudieron la prefectura de Kumamoto entre el jueves y este miércoles por la mañana, dejando 47 muertos y más de mil heridos.
Cerca de 100.000 personas viven desde entonces en refugios o en sus vehículos.
Se han registrado casos (incluyendo al menos uno de ellos mortal) de trombosis venosa o flebitis, debido a permanecer en una misma posición de forma prolonga, lo que hace que se estanque sangre en las extremidades inferiores.
Las autoridades locales y ONG distribuyen folletos para informar a la población sobre la conducta que se debe adoptar para minimizar los riesgos.
El miedo que causa cada nueva réplica y la falta de sueño pueden también ser fatales, según las autoridades.
Se habían observado decesos por causas similares, conocidos como "muertes relacionadas con las consecuencias de un desastre", los días, meses y años posteriores a la triple catástrofe del 11 de marzo de 2011 (terremoto, tsunami y accidente nuclear) debido principalmente a las evacuaciones de urgencia y a la angustia prolongada.