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12 de octubre, 2016: Nada que celebrar

12/10/2016 11:30 0 Comentarios Lectura: ( palabras)

Incluso la Declaración Universal de la ONU sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas es una forma disimulada de conmemorar sin reconocer que hubo el “genocidio más grande que pueda registrar la historia del mundo” cuyos efectos, aún continuan

Ni Descubrimiento de América, Ni Día de la Raza, Ni Encuentro de Dos Mundos. La historia oficial siempre ha disimulado y minimizado con diversos subterfugios del genocidio quizás más grande de la historia.

Si se revisa bien, la Declaración Universal de las Naciones Unidas sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas, no es otra cosa que una forma disimulada de conmemorar sin reconocer que hubo el “genocidio más grande que pueda registrar la historia del mundo” cuyos efectos, 524 años después, continúan sistemáticamente explotando y oprimiendo a los ancestros originales del continente americano: los indígenas.

El 12 de octubre marca la irrupción violenta de la avidez europea (capitalista) en el mundo, llevándose por delante –mediante religión católica– toda forma de resistencia que se le opusiera, y haciendo de su cultura la única válida y legítima, la presunta “civilización”. Lo demás fue condenado al estatuto de barbarie.

El grito proferido por Rodrigo de Triana la madrugada de un 12 de octubre desde su puesto de vigía en el palo mayor de la Pinta informando de la tierra avistada, cambiaría radicalmente el curso de la historia. Sus repercusiones siguen estando presentes: son, sin más, el cimiento de nuestro mundo actual. Puede decirse con rigor que el amanecer de ese día comenzó el verdadero proceso de globalización, completado hace unas décadas con la caída del campo socialista con su grito triunfal de “terminó la historia”, siendo al mismo tiempo el ocaso de las civilizaciones americanas originarias.

Pero al margen de cualquier declaración y por más que la poderosa minoría burguesía criolla y blanca del continente pretenda hacer creer lo contrario, las condiciones de vida de los pueblos originarios de la actual América Latina no han mejorado sustancialmente. Al respecto, México es un claro ejemplo de las racistas visiones euro céntricas que en pleno 2016 todavía dominan la percepción del mundo ante las tendencias homogenizadoras de una globalización que excluye, discrimina y promueve una guerra de exterminio de baja pero permanente intensidad contra sus pueblos autóctonos.

Al respecto el doctor en estudios latinoamericanos Alfredo Velarde, dice que “cada 12 de octubre, las proclamas y pronunciamientos de afirmación reivindicativa alusivos a los derechos indios se generalizan y, en rigor, no pasa nada que verdaderamente denote un efecto revulsivo que contribuya a transformar, de raíz, las asimétricas realidades de un mundo donde los indígenas, invariablemente, siguen siendo los de abajo constreñidos permanentemente”.

Por eso, más que redundar sobre las polémicas en derredor del “descubrimiento de 1492” (que, en realidad, se había realizado hace más de 20.000  años por diversos pueblos asiáticos que colonizaron el continente), de lo que debiera tratarse, ahora, es de desencubrir lo que se ha encubierto alrededor del “descubrimiento” y todo el  drama genocida que vino después como un desagravio histórico aún pendiente de resolución, remata el Dr. Velarde.

Es importante no olvidar que algunos elementos de la declaración indígena de la ONU, fueron vetados en México por el gobierno de Fecal-IP. Son los derechos trascendentales para la supervivencia de los pueblos indígenas mexicanos: los concernientes al derecho de autonomía, libre determinación, autogobierno, territorio y recursos naturales.

Lo mismo ha sucedido en otras latitudes en donde prevalece la fascistoide mentalidad de la supremacía blanca, por ejemplo en Estados Unidos, Canadá, Australia y Nueva Zelanda países que objetaron las disposiciones sobre territorios y recursos de los pueblos. Idéntica psique es la de los muy blancos de la Clase A de América Latina.

Las condiciones de vida de los pueblos originarios de la actual América Latina no han cambiado sustancial y comparativamente  en estos cuatrocientos y pico años. Y menos la actitud de los misioneros de las muchas órdenes religiosas que nos mandaron los Católicos Reyes.

Frente a los festejos bicentenarios oficiales de burdel y los centenarios de oropel, el movimiento indio resiste y persiste, no con la ayuda del Estado ni sin ella, sino a pesar y en contra de los gobiernos. En ese sentido son, han sido y serán las propias comunidades indígenas las que con su lucha han logrado algunas conquistas de sus justos reclamos en materia de autonomía y autodeterminación, así como en el reconocimiento al derecho sobre sus territorios y de los recursos naturales que en ellos se encuentren, pues no serán jamás las grandes corporaciones nacionales ni transnacionales  las que los reconocen por voluntad propia. A todos nos corresponde apoyar a los indígenas porque nosotros también somos ellos.

Enrique Cisneros, coordinador del alternativo Festival Internacional Cervantino Callejero de Cleta que se celebra en el mes de octubre, hace una denuncia que sacude: “al pueblo mexicano lo han acostumbrado a perder y lo que es peor, a festejar y conmemorar sus derrotas. Durante siglos en México se conmemoró el 12 de octubre como el ‘Día de la Raza’, argumentando que el 12 de octubre de 1492 el día en que Cristóbal Colón descubrió América, fecha que marcó el inicio de algo nuevo, un mundo nuevo. Pero lo cierto es que es la fiesta de la consolidación capitalista a partir de un proceso brutal de acumulación de capital y el negocio de la venta de esclavos, a veces junto con esclavos africanos que se importaban de Africa”.

Y lloramos nuestros triunfos: “También en la historia que nos imponen se llama ‘La Noche Triste’ a la derrota sufrida por las huestes de Hernán Cortés a manos de los guerreros mexicas, la noche del 30 de junio de 1520... Esa sí fue una victoria pero para hacernos perdedores nos la revierten y lo que deberíamos de recordar como la ‘Noche Alegre’ nos la enseñan como triste porque lloró el enemigo ¿Alguien recordó acaso que el pasado 30 de junio se cumplieron 495 años de esa gesta heroica de nuestros antepasados?” cuestiona Cisneros.

En 1992 el mundo se preparaba para festejar los 500 años de la llegada de los españoles y ante el rechazo generalizado de los pueblos latinoamericanos a ese evento los gobiernos capitalistas le cambiaron el nombre a la celebración inventando el “Aniversario del Encuentro de Dos Mundos”, pero eso no cambió en absoluto el hecho histórico de que esa fue la fecha en que se inició uno de los genocidios más grandes de la historia, la eliminación de millones de seres humanos,   con el pretexto de que eran salvajes. Por eso fueron asesinados, las mujeres violadas y todos los nativos despojados de su tierra, sus recursos naturales y sus riquezas.

El eufemísticamente llamado “encuentro de dos mundos”– (más que encuentro, fue “encontronazo”)–, o lo que con más precisión podemos llamar “el inicio del mundo moderno capitalista”, es un hecho de una trascendencia sin par en la historia de la Humanidad: inaugura un escenario novedoso que sienta las bases para la universalización de la cultura del imperio dominante, ya a escala planetaria en aquel entonces, mucho más solidificado en la actualidad, cinco siglos después, con la entrada triunfal de las tecnologías de la comunicación e información que vuelven al planeta una verdadera aldea global. El imperio dominante del siglo XVI era el incipiente –pero ya avasallador– capitalismo europeo (representado en ese momento por la España imperial y la Gran Bretaña que se empezaba a industrializar). “Modo de vida occidental”, podría llamarse ahora, o libre empresa, o economía de mercado. La llegada de los europeos a tierra americana y su posterior conquista fue la savia vital que alimentó la expansión del capitalismo.

Estas circunstancias de la historia colocan ese encuentro de civilizaciones en la perspectiva de una relación absoluta y radicalmente desigual; en términos estrictos fue más que un “encuentro”: fue el sojuzgamiento (sanguinario) de una sobre otra. Fue, en principio, una invasión militar, seguida luego de un avasallamiento cultural. Hubo vencedores y vencidos, sin lugar a dudas, por lo que la idea de “encuentro” es demasiado débil, ingenua en el mejor de los casos. ¡O hipócrita!

Lo que se produce en ese lejano 1492 es, con más exactitud, un encontronazo monumental, sangriento, despiadado. Por cierto, salen mejores parados del mismo los que detentaban la más desarrollada tecnología militar. Y para el caso, fueron los españoles. Al día de hoy, esa relación no ha cambiado en lo fundamental, y de la espada y la cruz pasamos a la dependencia tecnológica y a las impagables deudas externas de nuestros países.

Han pasado 524 años desde aquel grito proferido por Rodrigo de Triana, y ningún habitante originario del continente americano se siente “descubierto”. En realidad no hay nada que festejar el 12 de octubre, no hay “día de la raza” o “día de la hispanidad” que venga a cuento. Hay una historia forjada a sangre y fuego, sigue habiendo una herida abierta, y fundamentalmente hay una deuda no saldada. ¿Quién la va a pagar? ¿Es posible pagarla?

Por otro lado: ¿qué “raza”? La historia la escriben los que ganan, por lo que ese encontronazo de civilizaciones fue contado por los vencedores –los españoles, para el caso, luego los anglosajones en relación a América del Norte– en la forma de “hazaña”, de “gesta gloriosa”. Los pueblos americanos no tienen la misma versión. No digamos la población negra de África, que más tarde fue transplantada al continente “descubierto” en calidad de mano de obra esclava. ¿Cuál es la proeza que festejar? Si a alguien benefició todo esto, seguro que no fue ni a los africanos ni a los nativos americanos.

Poco a poco la verdad triunfa, y, con excepción de hispanistas militantes, la conclusión es que se impone la resistencia indigenista

Pero hay algo bien importante: el triunfo de la conquista fue muy grande, y los latinoamericanos siguen sufriendo hoy “complejo de inferioridad”. No es infrecuente ver en cualquier ciudad latinoamericana, o incluso en sus regiones rurales, a algún ciudadano (hombre o mujer) de aspecto aindiado, moreno, en definitiva: no-blanco desde el punto de vista fenotípico, con el cabello teñido de rubio. En esta sufrida región del mundo, para ambientar un programa cultural radial o televisivo, en principio a cualquiera se le podría ocurrir usar música llamada “clásica” (música académica europea de los siglos XVII, XVIII o XIX) y no, seguramente, cumbia o ranchera. Y si se trata de organizar una cena de lujo muy probablemente cualquier habitante latinoamericano pensaría en ofrecer langosta, algún plato con un complicado nombre en francés –aunque no se sepa bien qué es–, lasagna quizá… pero seguro que no arepa, humita ni indio viejo. Y por supuesto, para ir “bien” vestido, un varón debe llevar saco y corbata y una mujer tacones altos con joyas y mucho perfume; sería de “mal gusto” presentarse en güipil o con chaqueta de colores típicos como el actual presidente de Bolivia, Evo Morales.

Los palacios gubernamentales, aún rodeados de palmeras y bajo abrasadores soles tropicales, deben tener muchas columnas jónicas y dóricas con amplias escalinatas de mármol como los de los “hombres blancos” del norte, y la juventud “chic” canta en inglés. ¡¿Cómo habría de tararear una canción en guaraní o en mapuche?! Y en diciembre, ¡por supuesto!, los malls (también se puede decir shopping centers) se llenan de pinos plásticos y nieve artificial con un viejo barbudo vestido con trajes de piel (que nunca se sabe de qué se ríe…) y que viaja en trineo (¿trineo para la nieve en nuestros países?). Y si pensamos en pirámides fabulosas, pensamos en las de Egipto, olvidando que en Mesoamérica hay otras tan fantásticas como aquéllas (la más grande del mundo, por cierto, está en Guatemala: El Mirador). Dato marginal: la civilización maya llegó al concepto de número cero hace más de mil años, cuando en Europa se perseguían brujas por herejía. ¿Por qué lo latinoamericano no es “civilizado”? ¿Maldición de Malinche? Ah, por cierto: la ”civilizada” Europa aún mantiene reyes. Sí, sí: monarcas, majestades, ¡que viven lujosamente sin trabajar! ¿Civilización?

En este 2016 es pertinente decir que no es siquiera fiesta de nuestra Independencia, ni de ninguna Revolución y ni Liberación. Son éstas tareas aún pendientes. Si podemos afirmar que este 12 de octubre puede y debe celebrarse como el Día de la Resistencia de los Pueblos Originarios de América.

El presidente boliviano, Evo Morales tambien opina que la "invasión europea" hace más de 500 años trajo a América "genocidio" y "egoísmo", al declarar el 12 de octubre como el "Día de la Descolonización".

"El 12 de octubre de 1492 ¿qué ha traído al continente-antes llamado Abya Yala, ahora llamado América-? Nos ha traído egoísmo, individualismo, sectarismo, hasta regionalismo".

Según Morales, la "invasión europea" también trajo "genocidio, etnocidio, pero sobre todo economicidio", porque, a su juicio, los europeos intentaron "terminar con los pueblos indígenas" y acabar con la economía del continente mediante "el saqueo permanente" de los recursos naturales.

A un acto, al que asistieron productores de hoja de coca, campesinos, mineros, indígenas aimaras y empleados estatales, Evo Morales presentó un decreto que declara el 12 de octubre "Día de la Descolonización en el Estado plurinacional de Bolivia".

Según la agencia estatal ABI, el Viceministro de Descolonización, Félix Cárdenas, señaló que esta norma apunta a defender y profundizar el "proceso de cambio" impulsado por Morales.

El mandatario ha condenado en otras ocasiones lo que considera la invasión europea de 1492, en alusión a la llegada de Cristóbal Colón a América el 12 de octubre de ese año.

Morales también dijo que el proceso que lideran los pueblos para liberarse no comenzó en diciembre de 2005, cuando ganó por primera vez las elecciones generales, sino "el 12 de octubre de 1492, cuando el continente Abya Yala ha sido invadido por los europeos".

"¿Cuánta gente llegó en 1492? La historia cuenta que eran apenas 180 personas para dividirnos, enfrentarnos y dominarnos. Siento que nuevamente algunos quieren dividirnos para dominarnos", terminó.

El genocidio, 524 años después está vigente en el trato que se les da hoy a los pueblos originarios a ambos lados del Atlántico.

Historia del día de la "raza".En 1918 la fiesta española del 12 de octubre adquirió el nombre de “el Día de la Raza”, nombre que se usaba en América Latina y que era fiesta nacional en algunos países del continente en que la historia ni existía. A partir de 1935 se empezó a usar el nombre de Día de la Hispanidad a propuesta del hispanista a ultranza Ramiro De Maeztu, denominación que fue extendiéndose y conviviendo con el día de la raza.

El día de la hispanidad: la denominación franquista. La celebración de 1943 fue uno de los momentos históricos en los que el día de la hispanidad fue usado como arma política de los vencedores contra los vencidos. El 12 de octubre de 1943 se inauguró la reconstruida ciudad universitaria que quedó derruida por el ataque de las tropas Franquistas durante la Guerra Civil en su intento por entrar en Madrid, y avasallar al grito de ¡No pasarán! de las fuerzas republicanas. La portada de ABC de ese día era explícita sobre lo señalado del día, en el que unía la conquista de América con la reconstrucción de un símbolo de la conquista nacional en la Guerra Civil.

Ciudad universitaria ABC. No sólo los recuerdos a la guerra, también el hecho de que coincida con la festividad de la Virgen del Pilar, patrona de la Guardia Civil, ha convertido esta fiesta en un recordatorio de las fuerzas vivas que durante los 40 años del franquismo dominaron la vida pública con mano de hierro.

Fue en 1958 cuando mediante un decreto de presidencia del gobierno el 12 de octubre se declaró Día de la Hispanidad y pasó a ser fiesta nacional. El día de la Hispanidad fue refrendado como fiesta nacional en 1982. Pero esa denominación franquista desapareció como tal el 7 de octubre de 1987 mediante la Ley 18/1987. En ella se establece el 12 de octubre como fiesta nacional y elimina la denominación día de la Hispanidad. Así pues el día de la Hispanidad es una denominación franquista que por otro lado, el decreto- ley exponía los motivos por los que declaraba este día fiesta de todos los españoles, obligatoria, como en el caso reciente de Badalona.

“En 1958 se hablaba de que simbolizaba la efeméride histórica en la que España, ahora "a partir de nuestra pluralidad cultural y política, y la integración de los reinos de España en una misma monarquía, iniciaba un período de proyección lingüística y cultural más allá de los límites europeos”.

En América Latina existia y existe un sentimiento anticolonialista hacia esta fecha. Por ello en países como Santo Domingo o Nicaragua se celebra “El Día de la Resistencia Indígena”. En el año 2003 durante la marcha de los partidarios de un gobierno democrático celebrando el 12 de octubre llegaron a destruir una estatua de Cristobal Colón.

El hecho de que en España se halla celebrado un proceso histórico cruel e inhumano, que provocó por ejemplo el genocidio del pueblo antillano en La Dominicana, no acaba de ser bien visto en los pueblos de América Latina. Eduardo Galeano relata en su obra cumbre “Las Venas Abiertas de América Latina” cómo el pueblo antillano era usado por los conquistadores españoles para la extracción de oro. Los indígenas tenían que introducirse hasta el pecho en los lavaderos para cribar las arenas auríferas, estas tareas o la rotura del terreno con las pesadas herramientas de trabajo que les proporcionaban los conquistadores españoles acabaron prácticamente con la población autóctona. Los habitantes de La Dominicana, para no soportar este régimen de esclavitud, llegaban a suicidarse después, como relata el cronista Fernández de Oviedo y recoge Galeano.

Es difícil comprender cómo un proceso histórico que provocó tanta muerto y sufrimiento pueda ser motivo de orgullo y celebración, en cambio sí es fácil entender que muchos ciudadanos de este país y otros allende los mares no se sientan concernidos por el “Día de la Fiesta Nacional de España”. Que no hispanidad sino "El Día de la Resistencia Indígena".


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