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Aparentemente, jugar al fútbol con 5 defensas parece del más puro estilo clementiano, poco menos que el anticristo del deporte, un atentado al espectáculo. Pero hagamos como Antonio Conte. Disfrazemos a los carrileros de centrocampistas, llamémoslos interiores en lugar de carrileros, pasemos a llamarlo ‘3-5-2″ y nos convertimos en el innovador del fútbol italiano y europeo. En una mala época para optar por no tener la posesión del balón, donde quién juega directo y/o a la contra es un terrorista balompédico, ‘La vecchia signora’ y su entrenador dan un golpe sobre la mesa, y realzan la esencia del fútbol italiano en este muy entrecomillado ‘Catenaccio 2.0″.
Esto no es ni mucho menos una crítica a Conte o a la Juve, todo lo contrario. El técnico del conjunto transalpino ha logrado convencer a Europa de que esta formación, tan criticada en nuestro país, es una de las más eficientes que existen.
Pero el mérito no es sólo de Conte, es de todo el equipo. La habilidad para convertirse en un 3-5-2 cuando atacan, creando gran superioridad en el centro del campo, y el rápido repliegue defensivo donde los carrileros actuán de laterales en un 5-3-2 bastante sólido, es algo muy extendido en Italia, pero que pocos equipos lo ponen tan bien en práctica como los bianconeri.
Tiembla Europa, la Juve ha vuelto.