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Las desgracias diarias
¿Porque siempre se me acaba el papel higiénico, a mí?
Capítulo I
En busca del papel higiénico
¿os habeís parado a pensar alguna vez, que tristes fatalidades nos depara el destino?.
Cuantas veces os ha pasado, que llegamos a casa corriendo, porque la comida ha sido copiosa y pesada, con unas ganas terribles de ir al baño.
Abrimos la puerta nerviosos y casi no nos da tiempo ni a cerrar y emprendemos la carrera, que seguro que ganaríamos si hubiesen carreras de 7 metros pasillo, con choricillo asomando.
Nos sentamos en el trono y respiramos aliviados cuando descargamos todo el tesoro que nuestras tripas almacenaban.
Y justo cuando damos media vuelta, nos damos cuenta de que colgando del tubito de cartón que el porta rrollos ensarta, solamente queda un pedazito tan minúsculo, que apenas cubre nuestro dedo índice.
y es entonces, cuando de verdad nos angustiamos y nos entran los temblores y empezamos a deambular por el cuarto de baño, andando como los pingüinos, con el pantalón y calzoncillo por los tobillos, buscando el paquete de pañuelos de papel, que dejamos abandonado en el fondo del cajón, el año pasado.
Empezamos a pensar que somos idiotas por almacenar tanto trasto inutil dentro de los cajones del mueble del baño, y pensamos para nosotros, ¿para que narices compro maquinillas desechables si al final acaban todas dentro del cajón y no las desecho.
aparecen unos cascos, que compré en el hospital en una máquina expendedora, para poder oir la televisión sin molestar, y detrás, arrastrados por el cable lleno de nudos, empiezan a aparecer la más varipinta colección de antiguedades, que para sí quisieran muchas alhóndigas del mundo.
una maquina de cortar el pelo, con los dientes rotos, que menos mal que no la he utilizado, puesto que podría haber salido a la calle y codearme con varias tribus urbanas.
Un secador con la trasera llena de pelusilla, que solo funciona drante 1 minuto y lugo se para porque no calienta, lexatín, ibuprofeno, aspirinas, cuya fecha de caducidad, sería motivo de estudio para los del C.S.I, e incluso entre los multiples peines, cepillos, tubos gastados de cosmética barata, me parece observar algun movimiento extraño y pienso, ¡coño!, tengo okupas de 6 patas y no me he enterado.
Así que siempre con la ropa por los tobillos y mi parte trasera solicitando un repaso, me acerco hasta la cocina a buscar el matabichos, para rociar el cajón.
Y vuelta a empezar.
Cepillos de dientes del año catapún gastados, 5 desatascadores de lo chinos, un bote de limpiamuebles, un bote de lavavajillas, uno de limpiagrasa, un spray para la vitro.... y pienso, a ver si por un casual, aperece entre tanta mierda un bote para limpiar culos, pero no, ni el matabichos ni papel ni los pañuelos ni siquiera un triste periódico.
Vuelvo al cuarto de baño y dirigiéndome al cajón digo en voz alta,
"hoy ha sido tu día de suerte pequeño, pero preparate mañana.
Entoces al girar la vista, miro con deseo y tristeza a la toallita pequeña del juego de idems., y despues de despedirme y de pensar "Joder, papel higiénico a 4 euros", ese triste trapito, que la verdad es que nunca he sabido para que servía, cumple de sustituto, pero en vez de cobrar, acaba en cubo de la basura, por supuesto, metido dentro de otra bolsa, porque todavía son las cinco de la tarde.
Y después del solemne funeral por el paño, escribo en mi agenda, comprar una pizarra, para anotar, que cosas me faltan en casa.
Sed valientes y decidme si no habeís vivido nunca un episodio parecido.