El maravilloso mundo del tarot y también el de la videncia nos abren la puerta del mundo al que deberíamos entrar sin temores ni demoras. Atravesándolo, seríamos capaces de ver que nuestra realidad está hecha de momentos de pasión y sin ese ímpetu que sólo el descubrimiento de las emociones que se desprenden de él es como vivir a media luz. Porque la pasión es la antesala del amor y cuando se unen estos dos sentimientos siempre se percatan las cartas del tarot, y es entonces cuando se produce la armonía parecida a una danza que no queremos que se acabe, porque la pasión es mucho más que una emoción, más que un sentimiento: es la pura y única realidad en medio de un austero paisaje.

Las cartas del tarot y la videncia nos hablan, nos ponen a prueba y nos proponen la aventura irrepetible de saborear la pasión cuando la sintamos cerca; el reto hay que vivirlo puesto que el ser humano no está hecho para vivir con los brazos abiertos y los ojos cerrados, sino para estar alerta ante los acontecimientos que el destino nos depara.

Si la pasión resiste la prueba no cabrá duda de que la semilla del amor dará sus frutos, porque el amor y la pasión están íntimamente relacionados. Son muchas las consultas del tarot y videncia donde se evidencia el temor a la pasión y desde siempre las cartas del tarot han sido y seguirán siendo un medio donde se pone de manifiesto el despertar de los impulsos de atracción, que dan lugar a situaciones irracionales que tienen como objetivo vibrar en la misma sintonía que la otra persona.

La pasión, cuanto más fuerte sea más ingredientes se aportarán al enriquecimiento de la pareja y sólo con una gran dosis de confianza en sí mismos apoyada en la sabiduría del conocimiento esotérico como las tiradas de cartas del tarot y la videncia, nos podrán descifrar si lo que estamos viviendo dará paso a esa gran esperanza que es el futuro.

Berta de la Torre

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