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El artista plástico peruano Pedro Alonso Amaya presentó en el Centro Cultural de Cali, en Colombia, la muestra “Reflexiones”, que es el resultado de más de 30 años de experiencia vivida, estudios, investigación y talento combinados
•Por Juan Ramiro Torres
Qué placentero resulta, sobre todo para el público que asiste a una muestra de arte, encontrarse con obras que hablan por sí mismas. Tal es el caso de las pinturas que Pedro Alonso Amaya presentó recientemente en el Centro Cultural de Cali, en Colombia, bajo el título de “Reflexiones” que es el resultado de más de 30 años de experiencia vivida, estudios, investigación y talento combinados.
Pedro Amaya nació en Lima, Perú, egresó de la Escuela de Bellas Artes en 1988 y actualmente reside en Colombia con su familia.
Su paso por la Escuela de Bellas Artes de Lima dejó una huella que se hace evidente en cada una de sus obras donde se funden lo clásico y lo contemporáneo para dar como resultado una obra fresca y jovial. Llenas de color y vida, con optimismo y compromiso.
Su propuesta es su homenaje a la mujer y la tierra, a las que aprecia de manera especial, “La mujer da vida y la Tierra también”, dice el artista, y, a través de su obra, rechaza que se les maltrate.
Sus calmos personajes habitan escenarios de colorida abstracción, algunas veces cargadas de simbología urbana. Pero el sosiego de sus personajes no disminuye el impacto de su mensaje, llevándonos, como el título de su muestra nos sugiere, a la reflexión.
Con títulos como “La Tierra no nos necesita… nosotros necesitamos de ella”, “No te rindas”, y “¿Dónde están las flores?, Amaya nos exhorta a “respetar a nuestro planeta y sembrar en nuestras conciencias más valores de respeto para con la madre Tierra”. Detrás de cada obra hay un discurso crítico sobre cómo estamos viviendo, pero no permite que se desvanezcan las esperanzas y nos anima a procurar un futuro mejor.
La lectura es una temática recurrente en sus trabajos. Por un lado nos invita a reflexionar sobre “el mal uso de las tecnologías”, mientras que por el otro nos invita a recurrir al uso del clásico, pero no obsoleto, libro físico.
A pesar de sus más de 20 años fuera de su país natal, Amaya no puede negar su influencia cultural y ello se aprecia claramente en muchas de sus obras.