Contestación al artículo de José Romero-Losacco, “Maradona, una gambeta para el purismo interseccional” de decolonial wordpress
Pensaba que terminaría este 2020 sin escribir sobre Maradona y su muerte. La única razón que me impulsa a hacerlo es el incisivo artículo de José Romero-Losacco, “Maradona, una gambeta para el purismo interseccional” publicado en el wordpress Decolonial. Y es que mi hiperactividad no puede dejar un escrito tan completo y mordaz sin respuesta. Puesto que la gran porción de verdad que incluye en su texto se entremezcla con algunas falacias que son fundamentales para trenzar unas conclusiones que considero completamente equivocadas.
El texto de Romero-Losacco, señala algunas de las contradicciones que según su punto de vista cae el movimiento “purista” feminista al señalar a Maradona como una figura de la que sería necesario hacer un balance crítico. Viene a señalar la esencia populista de Maradona; un joven “de la villa”, pobre, que “huele a pueblo”; frente a unas feministas histéricas que olvidan su carácter populoso y su influencia entre los perdedores del orden social y geopolítico. Esta crítica viene aderezada (lamentablemente) por algunas falacias de “mujer de paja” burdas y ruidosas que chillan en medio el texto rebajándole mucho la categoría; acusa a la totalidad de la crítica feminista de Maradona a nivel mundial de haberse posicionado a favor del golpe de estado en Bolivia con la chirriante fórmula “muchas de las voces que hoy proclaman (…)”, además de gastar como único espantajo argumental el comodín de “Lennon también era machista” (asesinado en 1980, cuando quienes hoy cuentan 50 años de edad, tenían solo 10) y muchas fórmulas que intentan disculpar esta conducta del “pelusa” por el mecanismo comparativo: “Maradona era machista pero otros también lo eran”, en esta dirección explica que “no es lo mismo ser Maradona que Bill Clinton”. Si se trata de hacer un catálogo de agresores machistas entre los hombres de éxito podríamos escribir enciclopedias, pero el caso es que el cuerpo caliente es el hombre de éxito que nos ocupa; que es quien ha tenido la mala suerte de morir en un día poco afortunado. Circunstancia -el contexto del 25N en el que fallece- que no se menciona ni una sola vez a lo largo del texto.
Por todo esto, Romero-Losacco no es capaz de salir de esta ensalada argumental sin acabar revelando que es lo que realmente molesta de estas críticas a la figura simbólica de Maradona: “es un referente de los buenos y no de los malos”, era de izquierdas, decolonial y antiimperialista, es decir: era de los nuestros. En un último patinazo este artículo señala que algunas feministas en vez de empatizar con el dolor popular “de los nuestros” se intentan aprovechar de la circunstancia para desde el clasismo denigrar la impolutamente socialista figura del pelusa. Es el colmo del gaslighting póstumo: un señor que se aprovechó de su poder socioeconómico en una industria profundamente misógina para agredir a mujeres y niñas anónimas y de un estatus socioeconómico inferior. Y recordar esto en el día dedicado a recordar a todas las mujeres y niñas agredidas es clasismo y feminismo blanco porque resulta que el señor que se aprovechó de su estatus socioeconómico superior para abusar de esas mujeres y niñas era de origen humilde y sureño. Debe ser que agredía y abusaba de mujeres burguesas, imperialistas y oligárquicas, por supuesto.
Maradona era asquerosamente más rico que la práctica totalidad de las mujeres del planeta. Su patrimonio era la tercera parte del de la hija de Amancio Ortega. Además empezó a amasar esta fortuna muy joven. Ninguna mujer en toda la historia va a conseguir a través del deporte los niveles de prestigio y de dinero que alcanzó Maradona jamás. Ni la mas odiosa feminista blanca de la familia más rica del barrio más pijo, ni la más zarrapastrosa y decolonial de las hijas del tercer mundo. Es más: tanto la decolonial como la blanca del ejemplo muy posiblemente sean des-incentivadas desde la cuna para que dejen el balón en el mejor de los casos. Esto marca una brecha de entrada entre aquel joven villero que luchó por sacar la cabeza y cualquier otra joven villera, todas las mujeres con las que se relacionó a lo largo de su vida y la hija de Amancio Ortega por ejemplo. El, tuvo la posibilidad de servirse del ascensor social para llegar alto. Un ascensor vetado para las mujeres. Parece una provocación misógina sugerir que las feministas de toda clase y condición que señalan a Maradona hoy lo hacen desde el clasismo, partiendo de la consideración de que Diego abandonó pronto ese ambiente humilde y se valió de su superioridad socioeconómica sobre varias mujeres para abusar de ellas de diferentes maneras. Se lo parezca o no al blog Decolonial, si que es lo mismo ser Maradona que Bill Clinton cuando su casa y coche empieza a parecerse a la casa y el coche de Clinton. Lo que no es lo mismo es ser un niño nacido donde Maradona que uno nacido donde Bill Clinton. Y es importante esto porque la violencia que ejercen ambos, como Lennon o Kobe Briant si que es la misma violencia la ejercite Agamenón o su porquero. Y respecto a lo que nos ocupa, tampoco es lo mismo nacer mujer que Maradona o Clinton. Además, este interés por sobredimensionar su origen humilde para disculpar su trayectoria por sus impresionantes logros no pierde la esencia del discurso liberaloide de superación personal del hombre que se hizo a sí mismo con trabajo duro obviando la estructura capitalista que se valió de él para despojar hasta el último rastro de origen humilde de su vida y meterlo de cabeza en el mundo de la farándula desde muy jóven.
Seguramente muriendo el 24 o el 26 de Noviembre estos detalles hubiesen pasado por alto, pero la casualidad lo hizo morir el 25 de Noviembre aunque Romero no lo considere importante. El día internacional por la erradicación de las violencias machistas. El 25 de Noviembre no es un día de vino y rosas en el que se conmemore el té de pastas y ganchillo de una acaudalada sufragista de los barrios ricos de Londres. Es el día de recuerdo a las hermanas Mirabal, asesinadas este 25N hace justo 60 años por la dictadura dominicana, y ya de paso de todas las mujeres agredidas en los países ricos y pobres, blancas y decoloniales, en Wall Street y en el barrio de Maradona. También las mujeres agredidas por Maradona. El 25 de Noviembre era el día en recuerdo a las víctimas de Maradona, Lennon, Macri, Clinton y todos los señores que Romero menciona como hombres de paja que el movimiento feminista no discute según el. El 25 de Noviembre es un símbolo de resistencia de las mujeres contra el mismo imperialismo que combatió Maradona. Pero en vez de patear un balón las hermanas Mirabal dieron su vida por la libertad de las mujeres en toda América Latina y el mundo.
La muerte de Maradona se produjo en este día de recuerdo y una cantidad inmensa de gente en coordenadas progresistas y cercanas a los motivos del 25N, incluidos políticos votados por mujeres maltratadas, presidentes, vicepresidentes, ministros, etc se volcó con este relevante obituario emborronando el peso del 25 de Noviembre y diluyendo la atención a esta jornada porque el más simbólico y anti-imperialista de los agresores machistas había muerto. La voz de las víctimas de esta violencia pasó a un segundo plano detrás del recuerdo edulcorado de uno de los verdugos de esta violencia con unos logros personales y una dimensión social inmensa. Y esto produjo un choque de trenes: por supuesto los machos progres que tienen estima a esa figura (y me cuento entre ellos) tenemos toda la libertad de expresión para tener un recuerdo con Maradona y otorgarle todo el foco de atención. Pero nuestras compañeras, si se me permite, tienen exáctamente la misma libertad de expresión para señalarnos que ese gesto pone a un tótem de la masculinidad tóxica con innegable peso de referente generador de masculinidades por delante del hecho de que cada año mueren decenas de miles de seres humanos a causa de estas masculinidades tóxicas generadas en parte por iconos masculinos como Maradona.
Dicho esto: Maradona es un símbolo imborrable del siglo XX. Es indiscutible que el significado del Diego Armando simbólico es progresista y antiimperialista, que representa las aspiraciones de medio siglo de niños que nacen en la más absoluta de las miserias y que son estructuralmente aplastados por una maquinaria imperialista de alienación y de expolio. Sin embargo, las nuevas generaciones no están condenadas a mantener y respetar los símbolos de sus padres. El espacio simbólico es una discusión colectiva y constante. El artículo citado a lo largo de este y otros en el mismo sentido finalmente no dejan de ser un señalamiento “boomer” en el eje generacional hacia la llamada “generación de cristal”. Puesto que no deja de referir a un fantasma llamado “posmodernidad” incapaz de empatizar con las clases populares argentinas en este caso y con los referentes de la clase obrera en general.
La generación de cristal es un mito que responde a la percepción de un cambio de paradigma relacionado con el eje generacional: se supone que las generaciones más jóvenes tienen unos estándares más elevados y puritanos, sin embargo lo que realmente sucede es que durante muchas décadas los futbolistas, actores, cantantes, periodistas y otros referentes de la cultura, un tipo muy específico de personas entre las que se incluye Maradona, han tenido todo el poder mediático y social para hacer y decir aquello que les venga en gana de forma impune y sin sufrir por ello rechazo o represión. Y a causa de ello podíamos palpar agresiones machistas, lgtbifobas, racistas, etc sin contestación social de ningún tipo en la cotidianidad del espacio cultural. Y la sociedad los acogió como los grandes iconos de la cultura cómodamente sin que nadie se atreviera a cuestionarlos enfrentándose a todo su poder. Lujo, que con las nuevas tecnologías y la globalización se ha democratizado; lo que ha dado entrada a nuevos iconos y nuevas dimensiones de comunicación entre icono y sociedad que ha permitido a las nuevas generaciones el privilegio de ser iconoclastas: a nivel individual y colectivo nos preguntamos si estos Arévalo y Bertín, Sabina, Serrat, Lennon o incluso el dios argentino realmente nos representan. Si realmente explican nuestra historia. Y tan símbolo iconoclasta en este sentido es el 25N de las hermanas Mirabal como el legendario ‘10’ albiceleste.
Y en esa autopregunta nos descubrimos pensando que la reivindicación que arranca en la memoria de estas mujeres dominicanas igual nos interesa más en el diseño de nuestro futuro que rezongar la memoria de un señor que tuvo la desgracia de morir el 25 de Noviembre de 2020 en vez de el 8 de Diciembre de 1980 asesinado por un fan. Aunque en cierta medida quienes hoy lloran con más pena su pérdida deberían admitir para ser honestos que si Lennon murió de esta forma al pelusa lo mataron sus fans también al transformarlo en un mártir del circo.
La histérica generación de cristal es demasiado rigurosa; uno ya no puede agredir a su pareja y justificarlo sin arrepentimiento, agredir sexualmente a mujeres medio siglo menores y correrse juergas con prostitución adolescente sin que le señalen eso ya ni siendo futbolista. Ni siquiera siendo el mejor futbolista. Ni al más “rojo” y campechano señor le pasan una. El clásico -y desacertado- slogan boomer de “tolerancia cero” contra el maltrato es para con los agresores pobres y anónimos a los que ahora parecen representar sus juguetes rotos multimillonarios. Hay que tener manga ancha con “los nuestros”, no con todos, pero al menos con los futbolistas que significan tanto en la lucha cultural contra el status quo. Esta generación de cristal no aguanta ni un par de sopapos “bien merecidos” a un par de mujeres imperialistas ni aunque se los den con la mano de dios. Un auténtico drama que solo podría ser superado si cada año 87.000 futbolistas de origen humilde y decolonial fuesen asesinados en el mundo a manos de “feministas histéricas y resentidas”.
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