La gente proactiva pone el foco en lo que yo tengo que hacer para resolver el problema. El “Si soy más… ”, “si hago…” Estas personas comprenden que el problema está dentro de uno mismo
Dice Stephen Covey en su libro “Los 7 hábitos de la gente efectiva” que la gente se divide entre gente reactiva y gente proactiva y que uno de los aspectos en donde se nota la diferencia entre ambos grupos es en “el ser” y en “el tener”. La gente reactiva todo lo basa en “el tener” o mejor dicho en el “si tuviera” de forma que el problema, cualquiera que sea, para este tipo de gente está siempre “allí afuera”. “Si tuviera más tiempo para…”, “si tuviera un jefe que…”, “si tuviera una esposa que…”. Sin embargo la gente proactiva pone el foco en lo que yo tengo que hacer para resolver el problema. El “Si soy más… ”, “si hago…” Estas personas comprenden que el problema está dentro de uno mismo.
Cuando tú piensas que el problema está “allí afuera” y que no está en tu mano la resolución del mismo, está poniendo en otras manos el poder de controlar tu vida, puesto que cualquier cambio en ella, que pueda servir para resolver el problema, debe venir de fuera. Sin embargo, si aceptas que cualquier cambio en tu vida debe ocurrir porque antes has cambiado tú, y de esta manera, al haber cambiado tú, provocarás un cambio en tu vida y en lo que te rodea que resuelva el problema.
Evidentemente para muchas personas esto supone un cambio dramático, puesto que es mucho más fácil culpar a los demás, a los condicionantes externos o a las condiciones de nuestra vida de los problemas que nos encontramos que controlar nuestra propia vida y encauzarla en la dirección que queramos. Si aceptamos que tenemos la capacidad de influir de forma decisiva en nuestras circunstancias vitales, deberemos trabajar en el ser y olvidar el tener.
Si ante un problema me digo a mí mismo que no soy responsable, me estoy convirtiendo a mí mismo en una víctima impotente de la situación
Si ante un problema me digo a mí mismo que no soy responsable, me estoy convirtiendo a mí mismo en una víctima impotente de la situación y estoy anulando mi capacidad de influir en esa misma situación para resolver el problema. Sin embargo, si no rechazó mi propia responsabilidad y trabajo en el único aspecto que puedo tener totalmente controlado, que soy yo mismo, puedo controlar la situación y resolver el problema.
Y donde se nota de una manera más clara la diferencia entre el ser y el tener es cuando decidimos ser felices. La felicidad, como la desdicha, es una elección proactiva, en la que tenemos que trabajar desde dentro de nosotros mismos. Podemos ser felices si aceptamos cómo son las circunstancias que están fuera de nuestro control, sin culparlas de nuestra infelicidad y nos centramos en las cosas que sí podemos controlar y nos pueden ayudar a ser felices.
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