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No se cansa nuestro presidente, José Luis Rodríguez Zapatero de repetir, una y otra vez, que no se puede comparar a España con Grecia. De momento, quizás tenga razón. Pero si no corta de raíz los habituales gastos tontos de su Gobierno y cierra tanto sumidero absurdo por donde se le van cantidades ingentes de dinero, no tardaremos en seguir los pasos del país heleno. Grecia está en la UBI y España ha entrado ya en urgencias. Nuestra situación, aunque mejor que la de Grecia, es sumamente preocupante por el peso creciente de nuestra deuda y por su rápida evolución.
La deuda pública española comenzó a dispararse de una manera alarmante en el año 2008 y, desde entonces, no ha parado de crecer de un modo disparatado. Durante el año 2009, nuestra deuda se incrementó nada menos que en un 29, 48%, el porcentaje más alto desde 1993 en que creció un 29, 64% más que en el año anterior. El total de la suma de la deuda pública, contabilizada por el Banco de España hasta el mes de marzo pasado, asciende a la planetaria cifra de 1, 78 billones (con b) de euros. Esta es la pesada herencia que dejamos a las generaciones venideras, con lo que de entrada hipotecamos ya su futuro y les obligamos a pagarla a base de sudor y lágrimas.
La suma de la deuda acumulada por el Gobierno, más la deuda de las empresas y la de los hogares, en relación con el PIB, supera con mucho el nivel de casi todos los países desarrollados. Nuestro nivel de endeudamiento está muy próximo al 350% del PIB, superados únicamente por el Reino Unido y por Japón, países preparados para soportar esa deuda mejor que nosotros. En este año de 2010 habrá que hacer malabarismos para reunir unos 225.000 millones de euros para hacer frente a los vencimientos que se avecinan. A finales del pasado mes de julio vencieron 24.663 millones de euros que el Gobierno colocó en el mercado con grandes dificultades. Y esa cantidad no representaba más que el 18% de todo lo que se tendrá que financiar durante el presente ejercicio. Y el próximo año de 2011 será aún mucho peor.
Para complicar aún más el problema, la prima de riesgo a que ha de hacer frente España no hace más que subir. A esa subida de la prima de riesgo, hay que unir el incremento de la rentabilidad que invariablemente debe aplicar el Estado, cada vez que emite nueva deuda para llamar la atención de los inversores. La elevación constante de la prima de riesgo viene provocada, por un lado, por las bajadas del 'rating' que realizan las agencias de calificación y, por otro, por las emisiones a corto plazo y sobre todo por los ataque continuos de los especuladores que se aprovechan cuando ven a un país con dificultades económicas. Estos cazadores de gangas han llegado incluso hasta hacerse, en gran parte, con los seguros contra el impago de la deuda.
En el ministerio de Economía se enfadan cada vez que alguien duda de la capacidad de España para pagar sus deudas. De ahí que afirmen que "no existen factores de riesgo" de que el Estado no pueda hacer frente a sus pagos. La solvencia del Estado no es tan evidente como quieren hacernos ver. El déficit público disparado y la recuperación económica, cada vez más esquiva, refuerzan la idea de una preocupante debilidad y dan pie a que se dude de las palabras de los responsables del ministerio de Economía. La respuesta que se dé a los elevados vencimientos próximos, nos pondrá en la pista de hasta dónde llega la fiabilidad de España que tanto pregonan la ministra de Economía y todos sus segundos.
Desde el año 2007, que es cuando estallo la crisis actual, el Gobierno comenzó a emitir deuda sin el debido control. Había que financiar todas esas políticas de gastos, cuya intencionalidad electoral era meridianamente clara, como los famosos 400 euros, el 'cheque-bebé' y otros por el estilo. De ahí que desde finales de 2007 y hasta finales de 2009, la deuda circulante en España aumentara en 136.000 millones de euros. Hasta ahora, es cierto, España ha hecho siempre frente a los vencimientos, aunque con relativa frecuencia acudiendo a créditos sindicados por los bancos. Es verdad que el Tesoro no ha tenido problemas para colocar las diferentes emisiones de deuda, sea ésta del tipo que sea. Pero la colocación de la misma cada vez nos sale más cara. Para atraer a los inversores, la colocación de la última deuda emitida nos ha costado un 15, 77% más que en la emisión de abril pasado.
Los bancos españoles, no sé si por echar un cable al Gobierno o porque de algún modo se les obligó, comenzaron a adquirir deuda española a corto plazo. Esto dio lugar a que las entidades bancarias españolas comenzaran a tener verdaderos problemas financieros, llegando incluso, alguna de ellas, a encontrarse en una verdadera situación de emergencia. Como el mercado interbancario se ha cerrado en banda, la banca española no tuvo más remedio que acudir masivamente al Banco Central Europeo (BCE) en busca de financiación. Desde junio de 2009 a junio de 2010, la deuda de las entidades financieras españolas con el BCE se ha disparado en un 78, 6%, alcanzando la cifra de 126.300 millones de euros. De todos los fondos que el Banco Central Europeo puso en circulación, las entidades bancarias españolas suscribieron ellas solas la cuarta parte de los mismos.
Así las cosas, por mucho que Rodríguez Zapatero esté empeñado en hacernos creer que vivimos en una Arcadia feliz y próspera, los problemas económicos serán cada vez más graves y la pobreza se irá generalizando progresivamente. Hay que tener en cuenta que las consecuencias de la crisis continuarán siendo más agudas en España que en el resto de países de nuestro entorno, ya que nuestro modelo productivo es muy intensivo, pero muy poco capitalizado. Por si esto fuera poco, estamos muy endeudados y nunca, ni siquiera en épocas de bonanza económica, hemos sido capaces de absorber a toda la población activa. Preparémonos, pues, para tasas de paro desconocidas hasta ahora y que pueden rondar la preocupante cifra del 30%.
José Luis Valladares Fernández
Criterio Liberal. Diario de opinión Libre.