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Discurría el primer tiempo del partido de fútbol de Champions entre el Barcelona y el Olimpiacos en el estadio barcelonés del Campo Nuevo. Gerardo Piqué recibe una asistencia cuando estaba solo delante de la portería del Olimpiacos que transforma en gol... con la mano!!
Discurría el primer tiempo del partido de fútbol de Champions entre el Barcelona y el Olimpiacos en el estadio barcelonés del Campo Nuevo. Gerardo Piqué recibe una asistencia cuando estaba solo delante de la portería del Olimpiacos que transforma en gol... con la mano!! lo que le vale la Tarjeta Roja y la expulsión. El árbitro y el asistente lo vieron claro. También los españoles. No así los aficionados que llenaban el estadio y que lanzaron una atronadora pitada contra la decisión. De seguro que hubieran jurado sobre la estelada y el Estatut que era un gol válido.
Basta con que los escépticos vean la repetición de la jugada, pese a que sería innecesario. La asistencia le pilla un poco adelantado y la pelota se dirige hacia su costado o espalda. Solución: la recojo con el brazo, la impulso dentro de la portería y, Gooooooooool !!! (2-0).
Verlo desencajado defendiendo la mentira produce vergüenza ajena
No pasaría de un mero intento de que el árbitro no lo hubiera visto, si no fuera por su doble reacción al ser anulado el gol y, momentos después, cuando ve la Tarjeta Roja. Es patético y produce vergüenza ajena, ver a todo un Gerardo Piqué airado y desencajado dirigirse al árbitro, gritando y haciendo con su dedo índice con un Noooo... !!
¿Como se puede tener ese morro Papá? Me pregunta mi hija menor. Es un intento a ver si cuela, le digo. Si vale, pero no se puede defender la mentira con esa vehemencia y ese rostro. Es Gerard Piqué, hija. No puede reaccionar de otro modo. Le va en su genética: España nos roba! El árbitro nos roba!..., sentencio, y seguimos disfrutando del partido.
Piqué miente como un bellaco
AscoHastaLaNáusea