Sabemos que España es un país fundamentalmente turístico, una gran parte de nuestros ingresos provienen de este sector, y no sólo los turistas, también los que vivimos y trabajamos aquí nos gastamos lo que podemos, (y lo que no podemos) en ir de restaurantes o de copas.

Teniendo en cuenta estas máximas, debería ser una prioridad mimar y cuidar por encima de todo estos negocios para que no se hundan y sigan dando beneficios y proporcionando puestos de trabajo; pero por lo visto últimamente se ha puesto de moda hacer todo lo contrario, es como si quisieran destruir los pocos sectores donde todavía se puede encontrar empleo.

Nos hemos encontrado con una serie de leyes restrictivas, propias de otros tiempos y no de un país que se define como "libre"; según dicen estas leyes benefician a la mayoría y prácticamente "todo el mundo" está de acuerdo con ellas. Principalmente están la ley antitabaco y la que prohibe los ruídos a partir de según que horas de la noche y obliga a cerrar los bares a una hora determinada.

...ahora que los restaurantes dependen prácticamente de sus pizarras para anunciar el precio de sus menús y combatir la crisis, les obligan a quitarlas bajo amenaza de multas desproporcionadas..

Ya sabemos que es malo para la salud beber, fumar y salir de noche pero, ¿quién no lo hace o lo ha hecho en alguna ocasión?; ¿es que acaso esos vecinos que obligan a cerrar con sus quejas el bar de la esquina arruinando tal vez al propietario y dejando en el paro a los camareros que allí trabajan no han sido nunca jóvenes?. ¿Es que los fumadores pasivos no están respirando a diario los humos de los coches, los aires acondicionados y otros muchos agentes contaminantes y nocivos que pueden perjudicar mucho más su salud que el humo del tabaco?.

Y ahora viene la gota que colma el vaso, ahora que los restaurantes dependen prácticamente de sus pizarras para anunciar el precio de sus menús y combatir la crisis, les obligan a quitarlas bajo amenaza de multas desproporcionadas; la excusa es proteger a las personas con mobilidad reducida; ¡cómo si las calles no estuvieran ya de por sí llenas de obstáculos!.Si es este el motivo que les obliguen a tener las pizarras dentro de un perímetro adecuado, pero no a quitarlas, ¿hasta dónde piensan llegar?.

Independientemente de que parte de España seamos y de la ideología política de cada uno de nosotros: ¿vamos a consentir que acaben con nuestra personalidad, con la cultura del tapeo, la sobremesa con el cigarrillo o el puro, y el poder sentarnos en la terraza de un bar en verano hasta altas horas de la madrugada?

Por nosotros y por los turistas que nos visitan dejándose aquí su dinero no deberíamos consentirlo.