La emoción ha comenzado. ¡Las playas abrirán el lunes! Esta es la costa del Golfo de Florida y será mayo antes de que podamos poner nuestros pies legítimamente en la arena. Los lugareños son impacientes y hacen planes. No es que hayamos sido totalmente solitarios. A medida que las noticias se volvieron menos graves, muchos floridanos se dedicaron a caminar y andar en bicicleta, andar en kayak y pasear en bote en mayor número, todos socialmente saludables, con muchos de nosotros al menos en máscaras. 

 Las puestas de sol a lo largo del Golfo de México son gloriosas y un antídoto perfecto para esa sensación de leve claustrofobia o hastío. A medida que el mundo vuelve a la interacción física, y estamos fuera de casa, incluso si no podemos tocar mucho, el ajetreo comenzará a regresar. 

Volveremos al ritmo más impulsivo de transportar nuestros cuerpos de un lugar a otro, apiñados, presionados y vestidos para las ocasiones. Reanudaremos los viajes en grupo y creará milagros temporales al llevar a tres niños a tres actividades diferentes en tres partes diferentes de la ciudad después de la escuela los miércoles.

¿Esto realmente está creando el futuro que nosotros, como seres humanos, realmente queremos? Tal vez una calidad de vida con solo un poco más de tiempo para respirar y ser tonto, y cantar entre ellos a través de distancias en persona y por los cables, se debe mantener alejada de esta experiencia del encierro del Coronavirus.

 “La verdadera alegría y felicidad son valiosas. Si no sobrevivimos, no podemos lograr alegría y felicidad.” L. Ronald Hubbard. @waytohappinesstampa www.elcaminoalafelicidad.mx