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A todos nos sucede a lo largo de la vida pasar por períodos de sufrimiento particular vinculados a un momento específico de crisis o al peso de viejos problemas que ya no podemos soportar solos
Tales situaciones pueden convertirse en una fuente de considerable estrés y preocupación y pueden tomar, en nuestra percepción, dimensiones aún mayores que las reales, haciéndonos sentir impotentes, inadecuados, desorientados o asustados, frente a obstáculos aparentemente insuperables.
Un primer apoyo válido sin duda puede provenir de amigos, familiares o compañeros de trabajo, a los que acudimos en busca de apoyo o de consejo. Sin embargo, nuestros seres queridos pueden ayudarnos hasta cierto punto: no tienen la formación clínica adecuada y los conocimientos técnicos de un profesional cualificado para una intervención especializada, basada en la formación científica y la competencia.
Decidir contactar al psicólogo puede ser entonces una posibilidad de comprender cómo nuestros estados de ánimo, pensamientos y emociones están conectados con situaciones reales que estamos viviendo y sobre las cuales es posible intervenir activamente para mejorar significativamente la calidad de nuestra vida. En general, consultar a un psicólogo puede ser importante en cualquier situación en la que exista un sufrimiento que dificulte la realización de nuestros proyectos y nos impida mirar al futuro con serenidad y conciencia de nuestros medios.
Sin embargo, pedir ayuda a un profesional calificado es a veces una de las circunstancias más difíciles de lograr. El miedo sin sentido a ser juzgados y nuestro instinto de manejarlo solos nos llevan a no pedir ayuda incluso cuando sentimos la necesidad.
Además, en el pensamiento común, la figura del psicólogo suele asociarse a una concepción errónea de la " enfermedad mental " y al estigma social que de ella se deriva.
De hecho, existen algunas creencias falsas que en ocasiones dificultan la elección de acudir a un terapeuta, lo que da lugar a fuertes prejuicios, como: “La gente pensará que estoy loco si voy a un psicólogo”, “el psicólogo cuesta demasiado”., no me lo puedo permitir”, “las reuniones con la psicóloga se alargarán durante años”.
El psicólogo psicoterapeuta tiene un título en psicología (maestría) calificado para la profesión a través del examen estatal y, después de graduarse, ha completado un curso de especialización en psicoterapia de cuatro años . Estudió un total de 10 años para graduarse en psicología y luego especializarse en psicoterapia .
Está inscrito en la Orden de Psicólogos de la región a la que pertenece con anotación en el Registro como psicoterapeuta .
El psicólogo psicoterapeuta puede realizar todas las actividades del psicólogo y además practicar la psicoterapia . No es médico y, por lo tanto, no prescribe medicamentos.
Aprovechar los consejos de un psicoterapeuta no es un gesto descabellado ni un lujo que no se pueda permitir sino la solución más razonable ante situaciones de malestar psicológico.
En cuanto a los costes, hay que considerar que trastornos como el estrés o la ansiedad tienen un efecto negativo inmediato sobre la salud física, la productividad laboral y la calidad de las relaciones afectivas.
El gasto afrontado por el asesoramiento de un psicoterapeuta debe ser considerado como una inversión en uno mismo que tiene implicaciones operativas que pueden ser concretamente utilizadas en la mejora de la vida afectiva, de pareja, familiar, social y laboral. Haz clic aquí en Psicología infantil Sevilla