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Rajastán, la región dorada de los marajás

08/09/2009 21:50 0 Comentarios Lectura: ( palabras)

Templos, palacios, bazares, coloridas calles, 'ghats' y amplias sonrisas se esconden entre las misteriosas y estrechas calles del oeste de la India

Jaipur, una de las ciudades más importantes de Rajastán en el que la pobreza de sus calles convive en perfecta armonía con los edificios históricos del City Palace. Este complejo de varios edificios alberga siglos de historia representados por trajes, telas, manuscritos, armas y otros objetos entre los que destacan las urnas de plata situadas en el Diwa-i-Khas que sirvieron a Madho Siggh II, a principios del siglo XX, para transportar agua del Ganges a Londres. Enfrente se sitúa la entrada al patio de los amantes, cuya decoración evoca a la vez romanticismo y erotismo. Por desgracia el palacio en sí, el Chadra Mahal, se encuentra cerrado al público.

Fuera de este recinto y a pocos metros se levantan las espectaculares instrumentos de astronomía en elJantar Mantar. Existen cinco observatorios por la India, no obstante este es el más grande. Construido en la primera mitad del siglo XVIII, los 16 elementos que se encuentran en el interior sorprenden por sus dimensiones, sobre todo, el Samrat Yantra, de 23 metros de alto.

Fuera del caso histórico, en la zona de Badi Chauparse alza en plan calle uno de los monumentos más emblemáticos de la ciudad, el Hawa Mahal o Palacio de los Vientos. Merece la pena fotografiarlo desde fuera, no tanto pagar la entrada para ver su interior. En esa misma calle se extienden un curioso bazar textil y de joyas en los que empezar a regatear.

Otros puntos de interés a las afueras de la ciudad son el Jal Mahal, un palacio que parece flotar sobre las aguas; el Amber Fort, una inmensa ciudadela coronada en una montaña cuyo interior sorprende por su majestuosidad y las vistas que ofrece la zona.

Una ciudad teñida de azul

Con empinadas y estrechas calles, Jodhpur conserva los aires de una ciudad que fue parte de la ruta comercial de Asia. Para observar la ciudad, nada mejor que dirigirse Mehrangarh Fort, que data del siglo XV, donde el azul de sus casas parece desplegarse como un manto. Además, en su interior se pueden visitar varias salas del palacio como el Takhat Mahal, donde el marajá se retiraba con sus 30 reinas y sus numerosas concubinas; la dorada sala de recepciones, Phool ; o la sala de audiencias privadas llena de espejos en el techo, Moti .

Otro de los palacios a visitar, a pesar de que parte de él haya sido convertido en un lujoso hotel, es el Umaid Bawhan. Aparte de un museo con una gran muestra de armas, una parte sigue siendo la residencia del nieto del marajá que lo ordenó construir. Imprescindible también una visita al Maha Mandir. Este templo de mármol está decorado con figuras que representan distintas posturas de Yoga.

Plata, especias, títeres, camellos y tatuajes de henna forman parte del bullicioso Sardar Bazar en torno a la Torre del Reloj. En uno de los lados se encuentra una zona en la que los habitantes de la ciudad compran sus alimentos. Pocos turistas se adentran pero es un lugar perfecto para comprar los mejores productos y tés a precios de risa.

Entre lo espiritual y lo comercial

La vida transcurre pacíficamente en los ghats que rodean el lago de Pushkar mientras que al salir de ellos el ruidoso ir y venir de las bicicletas y comerciantes despierta al viajero. Y es que en esta localidad la actividad social se mueve con la religiosa. Por ello, al salir por cualquiera de las puertas sagradas y templos que rodean el lago, la calle se llena de luces de los bazares, restaurantes callejeros y gente en la calle tomando un chai-te.

Templos, palacios, bazares, coloridas calles, 'ghats' y amplias sonrisas se esconden entre las misteriosas y estrechas calles del oeste de la India

Monos, vacas, personas bañándose y religiosos que realizan rituales. Sin embargo, la calma reina alrededor de la verdosa agua y de sus blancas escaleras desde las que se observan los numerosos templos. Y es que Pushkar es uno de los puntos de peregrinación en el que se alzan varios como el de Brahma (deidad creadora en el hinduismo) que atrae a turistas y devotos, así como el de la esposa del mismo, Savitri situado en una colina detrás.

Las doradas havelis

Situada en pleno desierto del Thar, Jaisalmer conserva su pasado como ciudad de oro gracias a las conocidas havelis (viviendas típicas de Rajastán) como la de Salim Sighs, Nathmalji y Pawton cuyas fachadas de piedra dorada se encuentran decorados finamente como si se tratase de encaje.

También Fuerte de de la ciudad alberga en su interior grandes ejemplos de arquitectura como los templos jainistas, cuya decoración interior están llenas de azulejos y pinturas florales, y en el exterior, la plaza presidida por un trono de mármol.

Jaisalmer ofrece a los más aventureros la oportunidad de hacer una ruta por el desierto en camello, así como una degustación de alimentos a base de un derivado de la marihuana, el Bhang-legalizada sólo en este formato y en esta ciudad- como los que venden en el Bhang Shop (Gopa Chowk): lassi, una especie de yogur líquido natural o de frutas, zumos, galletas y tartas.

Rodeado de verdes colinas

Ranakpur, una pequeña localidad situada en un apartado valle de los montes Aravali es el lugar idóneo para relajarse del caos típico de las ciudades. En plena naturaleza se levanta uno de los templos sagrados más importantes del jainismo, el Adinath. Con una extensa decoración interior -más de 1400 pilares con decoraciones florales y figuras de nichos diferentes- y una fachada exterior sencilla, este templo se alza frente a unos cuidados jardines en los que, tras el recorrido inicial, destaca el verde de su vegetación. Y es que este lugar es ejemplo de la religión que profesa la insignificancia de la apariencia externa frente a la importancia de una rica vida interior.

Aguas de mármol blanco

Udaipur, una ciudad donde tradición y modernidad se encuentran en cada rincón, destaca por los majestuosos palacios de mármol que parecen flotar como el de Jag Nivas o Jag Mandir en Pichola. Muy cerca se halla en la orilla el City Palace en el que se combinan el estilo militar rajput y la decoración mongol. Murallas, balcones, cúpulas y torreones conforman el palacio más grande de Rajastán.

En este último punto de la ruta por Rajastán se encuentra el templo de Jagdish Mandir por cuyas escaleras se asientan decenas de Shadus (ascetas hindúes o monjes que siguen el camino de la penitencia y la austeridad para obtener la iluminación).

En unas estrechas callejuelas muy próximas al templo se abren paso los bazares de Bapu y Baraen los que se pueden comprar juguetes de madera, joyas, marionetas típicas, y diversos tejidos.

Un 'shadu' en el templo Jagdish Mandir, UdaipurEl Hawa Mahal en Jaipur

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Fidelam (4708 noticias)
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Nota de prensa
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