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El exsecretario de Defensa de Estados Unidos, Donald Rumsfeld, no muestra arrepentimiento por la manera de conducir la invasión estadunidense a Irak en su autobiografía de próxima publicación, señaló hoy el periódico The Washington Post. “Rumsfeld permanece, en su mayor parte, sin pedir disculpas sobre su manejo del conflicto en Irak y concluye que han valido la pena los costos de la guerra”, señaló el diario que obtuvo una copia de las memorias del ex funcionario antes de su publicación, el próximo 8 de febrero. The Washington Post añadió que el exsecretario de Defensa se conserva “característicamente duro y desafiante” a lo largo de las 800 páginas de su autobiografía titulada “Conocido y Desconocido”. Indicó que Rumsfeld no muestra arrepentimiento en temas como las técnicas de interrogatorio que aprobó durante la guerra en Irak ni por el manejo de la prisión en Guantánamo o la creación de comisiones militares. Una de las mayores controversias de la guerra en Irak fue el hacerse públicas las técnicas de interrogatorio empleadas por el ejército estadunidense conocidas como ahogamientos simulados que la Convención de Ginebra prohibe por considerarse prácticas de tortura. Siendo secretario de Defensa durante seis de los ocho años del gobierno del expresidente George W. Bush, Rumsfeld estuvo al frente de la invasión estadunidense a Irak en marzo de 2003. Así como de las políticas para el manejo de prisioneros de guerra hasta que, ”enfrentando la pérdida de los republicanos en el Congreso, Bush decidió dejarlo ir”. La reseña de Bradley Graham apunta que el exsecretario de Defensa, “maestro del comentario ácido y sarcástico, ahora ‘concede’ que fue muy lejos en algunas de sus observaciones”. Apuntó que Rumsfeld lamentó haber dicho “las cosas pasan” después de los saqueos ocurridos tras el inicio de la guerra en Irak o haberse referido a Alemania y Francia como “la vieja Europa” por no apoyar a Estados Unidos en el uso de la fuerza en Irak. Sin embargo, Rumsfeld refuerza reportes previos de “un disfuncional” Consejo de Seguridad Nacional en la administración Bush resultado de tensiones entre el Pentágono y Departamento de Estado, entonces encabezado por el general Colin Powell. Explicó que las fallas en la estrategia militar en Irak tiene sus orígenes en la decisión de cómo manejar la transición de poder al término de la guerra. Mientras el Pentágono a su cargo creía que el poder debería transferirse rápidamente a una autoridad interina liderada por iraquíes en el exilio, el Departamento de Estado favorecía una transición más lenta que permitiría la emergencia de nuevos líderes dentro del país. “Esas diferencias clave nunca fueron clara o firmemente resueltas en el NSC” (Consejo de Seguridad Nacional), subrayó Rumsfeld en su libro. Rumsfeld lamentó no haber renunciado a su cargo en mayo de 2004 tras el escándalo surgido por el tratamiento de prisioneros de guerra en la prisión de Abu Ghraib y señaló que Bush le rechazó dos cartas de renuncia presentadas con cinco días de diferencia. Reconoció que el gobierno pudo haber actuado de manera diferente respecto a la política para detenciones en tiempo de guerra. Enfatizó que el gobierno se equivocó al enfocarse en la prevalencia de los poderes presidenciales en lugar de negociar una política para los prisioneros de guerra con el Congreso. “Un proponente principal de esta estrategia –Rumsfeld anota- fue el ex vicepresidente Dick Cheney, un amigo de mucho tiempo”, puntualizo The Washington Post.