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La barbadense más famosa vacía las tabernas de Arganda
85.000 personas, según la organización, han seguido esta noche el concierto de Rihanna en el Rock in Río 2010 que se está celebrando en la madrileña localidad de Arganda del Rey -mucho parece sobre un aforo máximo de 100.000 personas-, con "trucos debajo de la manga", entregando a su publico (y al de Shakira) lo justito de un repertorio superproducido y cargado de sonidos y voces de procedencia invisible. Escenografía gloriosa, brillos, riesgo estético, alpiste y algunos monstruos zancudos sacados directamente de recursos casi olvidados como "El cristal oscuro", que a penas se desenvolvieron en el calor de la noche madrileña. Se ha atrevido, la intrépida, a sacar una guitarra y hacer como si la tocase; se ha sentado en la batería para hacer un paripé con no se sabe qué intención, más allá de emular algo que ya se haya hecho antes o que sus asesores hayan visto hacer antes. Aunque estos guiños gratuitos funcionan sobre masas entregadas, y si algo ha destacado esta noche ha sido la entrega de un público con ganas de música y mitos saltando en las tablas. Con esas piernas todos opinan que podría haber desarrollado más energía.
Con una selección de los hits de sus cuatro álbumes, algunos pasados por la batidora de la última remezcla recién editada, no ha destacado entre ellos, si cabe, su "Russian Rulet" que sus fans de Toledo, España en general, Colombia, Venezuela, Ecuador, Bélgica o Guinea habrán echado mucho de menos. Con estas omisiones no ha cumplido del todo el repertorio que tenía anunciado en lo que ha dado en llamar su personal "The last girl on the earth tour". Sin embargo las rubias de la carpa VIP estaban más bien cenando fruta y esperando a Shakira, con sus sonrisas a punto de quebrar en llanto; una maravilla, vamos.
Lo más de lo más, un popurrí final con el "Numa Numa Yei" de Ozone (2005), en el que sólo ha faltado la versión Vanilla Sky de su "Umbrella", un giro que hubiera sido un fabuloso imposible y que en su versión "original" ha cantando sobre un karaoke de su propia canción, bastante afinada por cierto, como debe de estar acostumbrada por sus ya múltiples recitales, treinta desde que empezó en Abril, casi todos en Europa. A las 00:36 del domingo 6 de junio, Rihanna abandonaba la escena del Rock in Río 2010 montada en un carrito de transporte interior, eléctrico supongo.
Mañana Hanna Montana, que ya se salió triunfal en Lisboa, de la mano de su padre Billy Ray Cirus ("Achy breaky heart" y otras joyas de similar calado); francamente, si esto es lo que entiende la organización de Rock in Río por un festival de música moderna, apaga y vámonos.