El artículo que voy a redactar a continuación es el reflejo de lo que siento sobre ciertas decisiones políticas.

Bien, escrita esta entrada, tengo que decir que me parece increíble cómo hemos llegado a la situación que vamos a vivir.

Tenemos a un PSOE, que digan lo que digan, está dividido, que lleva mucho tiempo así y la verdad es que no me extraña. Están aquellos que aún creen firmemente que el PSOE es de izquierdas y que sigue apoyando al pueblo, y después están los que prefieren favorecer un gobierno de Rajoy.

¿Quién se iba a imaginar que algo así pudiera llegar a ocurrir en este país?

Hace pensar que la maravillosa “transición” fue un espectáculo con un público fervoroso. El empleo de las consignas y símbolos socialistas, atraerían a una gran parte de la población que antes de la dictadura, votaba a partidos de izquierdas, pero para que esto funcionara, tenían que emplear un partido conocido y fuerte, para que la gente creyera en esa transición y supuesta democracia, así sería mucho más fácil poderlos engañar.

Durante muchos años se han ido turnando en el poder el PSOE y el PP, con lo cual, cada uno iba a tener su trozo de pastel y podrían beneficiarse sin problema cuando les tocara. Pero había que convencer a la ciudadanía que eran los dos diferentes. Sin embargo, cuando realmente se necesitaba una oposición fuerte y firme, ambos se pusieron de acuerdo y en ese punto fue cuando comenzó la crisis financiera y política.

Hasta el 2011 se creía que ambos eran partidos diferentes, que el PSOE jamás dejaría a la ciudadanía en la estacada, que lucharían para reivindicar los derechos que fueron desapareciendo, etc. Pero el punto de inflexión lo tenemos con la modificación del Art. 135 de la constitución. Todos sabemos lo que es, todos sabemos lo que se ha conseguido con ello. Por mucho que se luche por la sanidad y escuela públicas, las pensiones, los derechos laborales, etc, si se ha acordado que lo que prevalece es pagar la deuda antes que avalar los derechos constitucionales básicos de los ciudadanos, la oposición de la izquierda deja de existir.

Puñalada a los militantes

Después de un año y dos votaciones generales, el país seguía sin tener gobierno hasta que el PSOE se bajó los pantalones. Tras la primera votación, se podría haber formado un gobierno en coalición con varios grupos de izquierdas, pero el PSOE no estaba por la labor. Su razón, para rechazar esta propuesta, me crispa cada vez que lo escribo pero para que se vea por dónde iban los tiros; dijeron que no se podrían juntar con grupos nacionalistas porque España es una y no se puede dividir. Bien, estas palabras las decía en su día el dictador Francisco Franco.

Así que primero comenzaron con el cambio de la constitución e incrementando los recortes, después en hacer una asamblea cuya pantalla mostraba una bandera rojigualda de dimensiones desproporcionadas, más adelante, se mostraron reacios a formar gobierno con grupos de izquierdas y ahora, ya para rematar, le dan el gobierno al partido más corrupto de toda Europa. Políticamente hablando, es una puñalada a los militantes, pero es que históricamente es una aberración descomunal lo que han hecho.

Acabo con algo de lo que me he acordado y me ha hecho gracia por la hipocresía que conlleva.

Hace tiempo vi un vídeo en el que Zapatero y Cía habían ido a la tumba de Pablo Iglesias, el fundador del PSOE, en su aniversario de muerte y se habían puesto a cantar “La Internacional”. Se me ocurrió escribir estas palabras en su momento:

“Con traje y corbata levantan el puño y me cantan, me alaban, me recuerdan, pero después se les olvida quién fui, lo que construí y suben a sus coches de lujo para ir a ver a nuestro enemigo, a quién me mató y por el que mis compañeros están olvidados en fosas comunes. ¿Qué sentido tiene que hagan esto cuándo se les ha olvidado de dónde vienen? Entonan “La Internacional”, pero cantan el “Cara al sol”

Finalizo ya el artículo. Dejen de engañarse y dejen de pensar que la gente es estúpida. Este último acto, el darle el gobierno a Rajoy, ha sido la gota que ha colmado el vaso y va a tener graves consecuencias. Se han hecho la cama y ahora les toca dormir en ella.

Y al final son iguales