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El presidente Zapatero ya no sabe qué va a decir para confundirnos
Ya no entiendo nada. No hace falta. A la gente de a pie, como nosotros, como yo, no nos hace maldita falta escuchar las argucias del Gobierno que, con descaro, nos rompe la cara, se ríe y, encima, argumenta. o sigue argumentando en su desesperación, que todo está bajo control y que, además, tiene menos planes, o nos da nuevas recetas, para ponernos a la cabeza de Europa (será sobre el flequillo de Angela Merkel). Lo que sí debemos tener claro los currantes, los que curran, de los pocos que van quedando, es que cuando no tengamos nada y nos muramos compungidos y mirando hacia ese piso que nos han quitado o hacia ese subsidio que ya no nos pertenece, no tendremos que preocuparnos de nada más.
Zapatero, nuestro presidente del Gobierno, agobiado al fin por todo cuanto se le viene encima, no sólo nos da lecciones de historia, quizá contadas por su abuelo, ni solamente nos recita y nos da recetas acerca de la memoria histórica, que parece ser su personal memoria, sino que también, después de tiempo sin poner soluciones sobre la mesa, sin poner el dedo en la llaga, sin erigirse en presidente, lo que es, y dar el do de pecho, pretende, una vez más, calentarnos la cabeza con su nuevo recetario de la Ley de Economía Sostenible que, por cierto, nadie sabe cómo es, ni él, pero nos alimenta en sus mítines con esa payasada sacada de la chistera de un mago que no sabe hacer magia.
El insigne Zapatero, adalid de todo y precursor de sus propios horrores y errores, debería explicarnos por qué desde hace años dejó de existir una placa de inauguración en la nueva residencia del embajador de España en Washington (EEUU), residencia que se inauguró durante una visita de Aznar en 2004 al país norteamericano para despedirse de Bush y para abrir el nuevo hogar de nuestra embajada en Foxball Road, lejos de la peligrosa zona anterior. El entonces presidente del Gobierno, como es habitual, pronunció unas palabras de inauguración y se colocó una simple placa que rezaba así: "Bajo el reinado de SSMM los Reyes, Don Juan Carlos y Doña Sofía, el presidente del Gobierno, José María Aznar, inauguró la resdiencia, siendo ministra de Asuntos Exteriores, Ana Palacios, y el embajador de España en EEUU, Javier Rupérez".
Hasta ahí, presidente, todo correcto, si no fuera porque la placa lleva varios años desaparecida en combate, aunque nosotros no combatimos nunca, sólo vamos en misiones humanitarias a los sitios de guerra. ¿Por qué se quitó la placa? ¿Qué daño hacía? ¿Pretende ser el abanderado del cambio climático, de la alianza de civilizaciones, de la economía sotenible, de cambiar cuando sea presidente el rumbo de la UE, de permitir que ministras del Gobierno infrinjan, supueastamente, la Ley empadronándose ilícitamente donde no tiene fijada su residencia habitual, de pretender cambiar la historia con su memoria histórica? Déjese un tiempo para arreglar nuestros problemas, presidente, que no son pcoos... los demás arreglan los suyos mientras usted pretende, o está convencido de que cuando ellos los arreglen también se arreglarán los nuestros por efecto rebote.
Usted manifiesta en sus mítines particulares que se le apoye en la Ley, que todavía no sabe cómo será porque tiene agotadas sus pocas y maltrechas ideas, de economía sostenible porque es necesario crear empleo para salir de la crisis. ¡Pero qué risa! ¿Se está dando cuenta ahora? "Plan de Acción Global hasta el 2020", dice usted sin que se le estiren las cejas, se le planchen como nos quedamos planchados los ciudadanos gracias a usted.
Entonces, para entonces, , ¿dónde "andará" él? ¿Y dónde nosotros? Todavía no ha visto, o no se ha dado cuenta, los siete meses consecutivos, y no lo digo yo, de caida del empleo, ni los seis trimestres en recesión, en picado. Pero bueno, usted vendrá y nos reflotará con su invento de la economía sostenible. ¿Sabe ya qué es eso? No es un dolor de muelas, pero lo parece. No se preocupe, lo aprenderemos nuevamente con dolor y sangre. Siga pensando, entretanto, que saldremos de este pozo arrastrados por los buenos datos que empiezan a tener los demás paises europeas, que sí se esfuerzan y ponen soluciones. ¡Cállate, y vete!