Hay actrices que son cultura pop andante, y Jane Fonda es una de ellas. La veterana intérprete, que cuenta ya con 83 años, ha recibido el Premio Cecil B. DeMille por toda su carrera en la 78 edición de los Globos de Oro. Luego del vídeo correspondiente listando los grandes hitos de su trayectoria, Fonda ha subido al escenario del Beverly Hilton de Los Ángeles (no demasiado transitado debido a la crisis del coronavirus), para volver a hacer gala de su carisma, y protagonizar con su discurso uno de los grandes momentos de la noche.

Fonda ha tenido una relación muy estrecha con los premios de la Asociación de la Prensa Extranjera desde los albores de su carrera, cuando ganó el Globo de Oro a Mejor nueva estrella allá por 1962. Desde entonces la actriz ha ganado seis premios más y dos Oscar por películas como Julia o El regreso , y todo mientras asentaba su fama gracias a los icónicos vídeos de aerobic y su faceta activista, que ha ganado fuerza en los últimos años. De hecho, Fonda ha sido encarcelada periódicamente por protestar en Washington contra el cambio climático, situación que viene dándose desde 2020 y que al menos no ha impedido a que pueda personarse en la gala.

Una vez allí, y ante el admirado rostro de Gillian Anderson desde casa (nominada a Mejor actriz de reparto por encarnar a Margaret Thatcher en The Crown ), Fonda ha lanzado el inspirador discurso que todo el mundo esperaba. Además de alabar varias de las películas nominadas (y de acordarse de la serie Podría destruirte , cuya ausencia en las nominaciones fue muy criticada), la actriz ha defendido la importancia de la diversidad en el sistema de Hollywood, y el poder que radica en las historias. "Aunque seamos diferentes todos somos seres humanos", defendía la actriz. "Y las historias pueden cambiar a la gente. Debemos hacer un esfuerzo para expandirnos, para que todos se alcen y todos tengan la oportunidad de que su historia sea escuchada".

"Seamos líderes", ha concluido la actriz entre grandes vítores.