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Cuando la seguridad vial es parte del botin politico..
Y es que resulta que nuestro querido Director de la Dirección General de Tráfico (que no, que lo de querido no está escrito de forma irónica hombre), Pere Navarro, se acaba de dilapidar un millón de euros para trasladar de nuevo su despacho, en el que llevaba desde el 2007.
Por supuesto, Pere Navarro tiene sus poderosas razones para este importantísimo cambio de ubicación: quería estar más cerca del Secretario General, que es el amo de las perras o dicho de forma menos coloquial, el que controla los presupuestos. Y claro, en épocas de vacas flacas, cuando toca apretarse el cinturón y además está a puntito de acabarse la legislatura, pues es lógico trasladarse unos 500 metros que es la distancia que hay entre el número 44 de la calle Josefa Valcárcel y el 28, que es donde se ha instalado en estos últimos días. Me imagino que estar pegado al Secretario General también ayuda si tienes frío… o miedo.
Bueno, seamos correctos. No sólo se ha instalado él sino que también se ha llevado a su equipo y también al Observatorio de Seguridad Vial, que dirige su amiga Anna Ferrer y las treinta personas que trabajan allí. Bueno, en verdad todos no se han trasladado. Los cuatro más antiguos y que Pere Navarro debe tener atravesados por perteneces, según sus palabras, al antiguo régimen, se han quedado en el número 44. Será para defender el fuerte por si atacan los malos…
Lo más divertido de todo esto, no es el traslado sino lo que comentábamos antes, y es que escasamente cuatro años antes había hecho el camino inverso y por supuesto, le habían montado un despachito nuevecito acorde con sus necesidades. ¿Qué creéis que ha pasado con el mobiliario? Pues lo lógico, se ha quedado donde estaba y ha vuelto a estrenar asiento y mesa. Será que le gusta el olor a nuevo… y los despachos luminosos porque entre las facturas destaca el gasto de 10.000 euros en estores. ¡Diez mil euros! Pero, ¡cuántas ventanas tiene ese despacho! ¡Qué es, una pecera!
En fin, que me acabo de tomar la temperatura y me está subiendo, por lo que antes de que me de un chungo, lanzo unas preguntas al aire a ver si sabéis respondérmelas: ¿cuántos metros de quitamiedos se reformarían con un presupuesto de un millón de euros? ¿Y cuantos kilos de pintura antideslizante se podrían comprar? ¿Y cuántas carreteras con mala señalización se podrían reformar? ¿Cuántos puntos negros (perdón, tramos de concentración de accidentes) reparar y no sólo señalar? Pues ninguno, porque ese dinero ya se lo han fundido en algo parece ser mucho más importante.
Nota: no, el señor de la foto no es Pere Navarro, pero se le parece y al menos a mi me trasmite más Paz y tranquilidad. Tiene más cara de buena persona.