¿Quieres recibir una notificación por email cada vez que Perezalarcon escriba una noticia?
Despedíamos la temporada en Sevilla con la lidia en solitario por parte de Lama de Góngora de seis novillos de distintas ganaderías con el propósito de ver a un novillero que tomaba el epilogo, de una temporada, y de su carrera como novillero en la misma plaza donde hace dos años le viese salir por la Puerta del Príncipe, de forma exitosa y muy esperanzadora. Hoy era una dura prueba, y un test de cara a su futuro. Y no es para estar contentos a pesar de cortar dos orejas en los instantes últimos de la tarde, donde no se ha visto al mejor Lama, - con algún desajuste técnico y algo cansado - provocado a veces por el juego del ganado, y otras por el erróneo planteamiento o ejecución de la lidia por parte del novillero sevillano. Y es que para encerrarse en solitario, debe haber fondo, ambición y proyecto. Por no haber no hubo ni quites - solamente uno por chicuelinas en el sexto -, ni suertes variadas con el capote, o muleta, y algún gesto tendente a que la tarde se salvara por algún momento de éxtasis colectivo. ha faltado rotundidad y criterio. Han faltado detalles y destellos para aficionados exigentes. Las reses que han saltado al albero sevillano han tenido una nota en común y es que su presentación ha sido excelente, - el de Daniel Ruiz ha bajado algo - pero no así su juego, que ha sido variado, siendo los mejores el segundo de Fuenteymbro, que en la muleta ha tenido raza y bravura, y quinto y sexto, que sin llegar a explotar han permitido el lucimiento al novillero pero con algún matiz que otro.Lama con el primero de El Parralejo estuvo decidido para irse a chiqueros a recibirlo. En el caballo apretó ante un animal que le costaba embestir con franqueza. En la muleta tomaba mejor el engaño por la derecha pero Lama no estuvo a gusto. Faena sin apreturas ante un novillo que le faltaba tranco y raza. Con el de Fuenteymbro, soso y mansote en los primeros tercios, tuvo fijeza y trasmisión en la muleta. Faena con intensidad variable que tuvo momentos estelares con la mano derecha y que bajo de lucimiento toreando al natural. Un novillo que mereció mejor suerte, ya que lama de Góngora no supo aprovechar las bondades del animal. Tras un pinchazo y una estocada este novilo fue apludido por el aficionado, y se le pidió una oreja que la Presidencia no otorgó al no haber mayoría en los tendidos. Una vuelta al ruedo premió la labor del diestro sevillano. Con el descastado cuarto de Javier Molina poco o nada pudo hacer. Rajado desde los primeros tercios el novillo no ofrecía posibilidad de lucimiento, y Lama lo mejor que hizo fue abreviar e irse a por la espada. El peor novillo del encierro. Con el castaño de El Pilar se gustó toreando a la verónica pero sin terminar de romper el animal y el torero. En el caballo peleó discretamente. En la muleta muchos pases sin corazón, con una pizca de aburrimiento ante una desrazada embestida que desesperó al personal. Y encima con la espada no estuvo atinado. Silenciada su labor. Con el sobrero - el anterior de Daniel Ruiz se rompió un pitón tras un remate en el burladero de la segunda suerte - de Luis Algarra muchos pases sin ninguna definición y con poca alma. Ni el animal era un dechado de bravura ni el torero tenía su día, pero su aferrada voluntad de ofrecer algo de bisutería tuvo su recompensa con la interpretación de un pasodoble del Maestro Tejera, en un faena larga y discreta, que tras una estocada contraria pero bien ejecutada, le valió para cortar la primera oreja de la tarde. El público la pidió con fuerza y la Presidencia no tuvo más remedio que otorgarla.Con el último de la tarde, y de la temporada en Sevilla - el eterno y clásico clarinazo así lo anunció -, Lama realizó un planteamiento similar al anterior, volvió a irse a portagayola a chiqueros, y espero con decisión y firmeza al titular de Luis Algarra. Salió algo abanto el novillo, y tuvo un discreto saludo capotero con más voluntad que acierto en terrenos de sol. Peleó el animal lo justo en el caballo, pero quizás tuvo el motor suficiente para que Lama de Góngora tuviera unos inicios con la mano derecha muy explosivos, - de mano baja y hondos -, quizás los momentos más acoplados de la tarde, pero que tras dos series muy estimables bajaron de intensidad tras coger la mano izquierda, donde esta vez hubo menos acople, perdiendo la faena intensidad y plasticidad. A pesar de eso, los detalles y la bisutería tuvieron su pronta captación en el público, que tras un pinchazo y una estocada algo caída, hizo que el público pidiese una generosa oreja, que al Presidencia otorgó "in extremis", y pusiera el punto y final a una temporada atípica en Sevilla.