Estamos rayando en límite de la cordura y en ese límite se mueven los pícaros, los sinvergüenzas y los oportunistas, son los "trileros" de la política, aquellos que "dicen" conocer la solución de casi todo y están dispuestos a todo.

Lo primero que habría que distinguir es en que terreno se juega el partido, en un campo de futbol o en  una cancha de baloncesto; es decir en el terreno de la política o en el terreno del Poder Judicial.

Los que se mueven en el terreno de lo judicial, "escondidos" en las denuncias, de no se sabe muy bien que asociaciones o "sindicatos" como "Manos Limpias", por poner sólo un ejemplo, son aquellos que jamás alcanzarían el Poder por la vía del voto.

Y no alcanzarían el Poder, porque nadie les elegiría, es más, porque ya lo han intentado y han sufrido la amargura del rechazo por parte de la sociedad.

De ahí que estos individuos, recurran al concurso de otros en igual situación, para componer una "asociación" o "sindicato" para el combate de la corrupción política, dedicando su vida a la caza del "corrupto", cual vengador justiciero.

Con precedentes históricos en la literatura universal, que van desde Julio Cesar a nuestros días, pasando por "Los Miserables" de Víctor Hugo, estos individuos no dan la cara, se sirven de terceros, generalmente menos conocidos, para emprender sus denuncias y demandas judiciales ofreciéndoles como pago la corona de laureles que le será entregada cuando invictos lleguen al Poder, donde ya estarán saldadas las cuentas con el adversario destronado.

Es cierto que habría que poner nombres y apellidos a algunos de estos individuos, pero no es esa mi intención, que como siempre se limita a la reflexión y el análisis de lo que acontece.

La judicialización de la política es una diversión para pervertidos

Pero a buen seguro, muchos de mis lectores ya han identificado a más de una persona y a estas alturas habrán caído en cuenta que no es afán de justicia ni ejercicio de honradez  lo que las mueve, sino más bien, afán de venganza, odio y envidia.

La política es el combate de las ideas y se ejerce con argumentos, proposiciones  y planteamientos, que parten de los principios, de los conceptos de la ideología, no de la marrullería, barriobajera y el navajazo.

El que quiera acabar definitiva y realmente con la corrupción, tendrá que barrer del mapa a toda la sociedad, porque ella es inherente a la sociedad en sí misma, a su esencia de ser.

Otra cosa bien distinta es combatirla, controlarla y contar con mecanismos efectivos para minimizarla e impedirla y eso sólo se logra con una educación adecuada y correcta, que comienza en casa, en la familia y en las escuelas.

Ser honesto, ser respetuoso, ser culto o ser educado, es la consecuencia de un proceso educativo no de una sentencia judicial.

El que esté libre de culpas que tire la primera piedra, pero que no le diga a su vecino que lo haga, mientras se divierte asomado a la ventana.

Esa es la peor clase de cobardes que puebla la vida pública, los que ponen el ventilador para escapar o disimular su propia hediondez.

En los próximos meses, acudiremos a la representación de numerosas farsas malolientes, no se dejen engañar, no todos son iguales, los hay mejores y los hay peores…pero en general son mediocres, salvo contadas excepciones.

@ordosgonzalo

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