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El sombrero, ese accesorio que nunca pasa de moda. Además de ser una pieza muy útil también es el complemento perfecto para los atuendos veraniegos y no solo en la playa, sino para todos los días.
Vienen de colores, texturas y formas diferentes y se adaptan a diferentes tipos de rostros y estilos.
El rostro marca el sombrero Un sombrero siempre debe elegirse tomando en cuenta la forma del rostro, pero además tener presente que quede bien a la cabeza, ni muy apretado ni suelto que se caiga. Tampoco puede ser mayor que el ancho de los hombros para no resultar muy exagerado.
Cara redonda: lo ideal es utilizar un sombrero de copa alta pero que a su vez tenga alas anchas. Los estilos fedora o borsalino (siempre con detalles en la base) son los más adecuados, en cambio los sombreros de base redonda, como los campana, no son indicados para este tipo de rostros, porque redondean mucho más la forma circular de la cara.
Cara ovalada: es la ideal para utilizar cualquier sombrero. Y si la cara tiene forma alargada hay que equilibrar su longitud utilizando un gorro con alas anchas y base redonda. Los sombreros de copa alta deben evitarse, ya que hace que la cara parezca aún más larga.
Cara corazón: las alas medianas, como los sombreros borsalino, son las que mejor se quedan a estos rostros con forma de triángulo invertido. Evitar siempre los sombreros de copa alta.
Cara cuadrada: los sombreros con base redonda son una excelente opción y sobre todo las medias ya que contribuyen a suavizar los rasgos faciales. Lo mismo sucede con los sombreros con alas desiguales. Hay que evitar las alas muy anchas.